Hace más de 15 años Osvaldo Bayer ayudó a niños a crear un libro y hoy esa escuela lleva su nombre: "Se la jugó por nosotros"

Desde marzo de este año, la secundaria 47 del barrio Carcova lleva el nombre del escritor, que ayudó a la comunidad educativa para evitar el derrumbe de la institución en 2008. Su impulso para que los chicos escribieran un libro fue clave. 25 años después, ellos sentían que tenían que demostrarle su cariño. mientras en Río Gallegos derrumbaban su monumento. 

03 de diciembre, 2025 | 06.00

La secundaria 47 del barrio Carcova del partido de San Martin pasó este año a llamarse “Osvaldo Bayer”, en agradecimiento al escritor y periodista argentino que hace 15 años hizo el prólogo del libro “Carcoveando: Cuentos de la villa”, un compilado de historias de los estudiantes de esa institución que les permitió sortear el riesgo de demolición del edificio en 2008. 

Esta historia puede tener muchos comienzos, imágenes y climas. Puede comenzar con techos que se caen en una escuela de San Martin a principios de siglo. O puede empezar con el monumento a Osvaldo Bayer derribado en marzo del 2025. Puede empezar también en una feria del libro, en los glaciares, en una asamblea barrial o en el patio de un colegio con riesgo de derrumbe

Néstor Pastorini es el director de la escuela 47 (Hoy Osvaldo Bayer) desde 2011. Fue quien llevó adelante el acto de “imposición de nombre”, el 19 de julio de 2025, junto a las máximas autoridades educativas provinciales pero también con Esteban Bayer, el hijo del autor de “la Patagonia Rebelde”. “En cada uno de estos chicos y chicas veo la rebeldía y los ideales del viejo. Su espíritu está rondando más que nunca en esos adolescentes que no lo conocieron, pero ven en su legado un espíritu de lucha, tan necesario en estos tiempos”, explica inundado en emoción Esteban en charla con El Destape.

Pero, ¿por qué una escuela del conurbano toma el nombre de un referente de la literatura nacional e internacional que no estudió ahi, ni era de la zona y conoció su historia  recién en el final de su vida?

La respuesta tiene su raiz en algo que pasaba a 2.500 km de ahi, en la ciudad de Rio Gallegos, cuando el 25 de marzo del 2025 se quiso derribar el monumento a Osvaldo Bayer como quien quiere derribar la memoria a mazasos. “Cuando tiran el monumento de quien nos había ayudado a que tengamos voz y de quien puso su talento y su cuerpo por los pibes de Carcova, todos sentimos que teníamos que hacer algo. Había que devolverle eso que él nos dio cuando nos dijo: `Muchachos, ustedes pueden hablar´", asegura a este medio Víctor Herrera, ex alumno de la escuela y referente barrial.

Y profundiza: “proponer que nuestra escuela se identifique con su nombre fue nuestra manera de demostrarle ese cariño que le tenemos y que, cuando nos pregunten a qué escuela fuimos todos, digamos: `fuimos a la Bayer´.

“La historia del nombre de la escuela es, antes que nada, la historia de una lucha”

Pastorini comienza a contar una historia que inició hace 20 años: “La historia del nombre de la escuela es, antes que nada, la historia de una lucha”, dice. Y bajo esa premisa comienza, en retrospectiva, a desandar ese camino. “Entre 2002 y 2005, la escuela estaba como estaba el barrio: muy mal. Problemas edilicios de todo tipo: gas, electricidad, agua y paredes. Todo parecía venirse abajo”.

Miriam Abálsamo lleva más de 20 años en la institución y junto a la profe de literatura Claudia Szelubsky trajo la idea de la antología. Sus palabras acompañan al director en la génesis del asunto “Como dice Néstor, la escuela estaba destruida y había serio riesgo de derrumbe, así que empezamos a hacer asambleas y reuniones con un desafío: Había que convencer a los vecinos del barrio, que tenían sus casas en las mismas condiciones que las aulas, que el lugar donde aprendían sus hijos tenía que estar bien”.

Miriam se emociona cuando rememora aquella “dignidad del barrio, que puso como bandera su escuela” y que entendió enseguida la seriedad del asunto. Sin embargo, a pesar de diferentes reclamos y pedidos, no llegaban noticias y las obras no empezaban, así que la lucha se fue incrementando. “Llegamos hasta tomar el Consejo Escolar en busca de respuestas”, recuerda.

En esas jornadas de tomas y asambleas de comienzos de los 2000, los pibes y pibas que estaban por ahí dando vueltas escuchando a sus padres y sus docentes tenían cosas que decir, y muchas.

Los docentes sabían que, como decía el sociólogo francés Pierre Bordieau, “El que nomina domina” y poner en palabras escritas el amor por el barrio y su escuela de los chicos podía ser un paso importante para conseguir una escuela en condiciones. “Los chicos tenían una herramienta: la palabra. Y esas palabras estaban impregnadas por la idea de la dignidad de estar mejor. Por eso es que con la docente de literatura, pensamos en un trabajo: ellos iban a hacer sus cuentos, con un solo requisito: Que lo que pase, pase en su barrio, en Carcova”, desmenuza la docente.

El trabajo fue tan potente, que se compilaron los mejores y se pensó en transformarlo en un libro. Pero conseguir quien lo publique no iba a ser fácil. “Muchas editoriales nos decían que estaba hermoso, pero pedían un encuadre pedagógico y nosotros no queríamos un encuadre que diga `miren como los chicos humildes escriben´. El libro valía la pena en sí y eso lo queríamos demostrar

“Hagan hablar su silencio ante la incompresión”

Ahí es cuando aparece la magia de Osvaldo Bayer, que ya andaba asomándose a los 80 años, pero con un espíritu de lucha igual al de sus nuevos colegas literarios adolescentes. “Alguien consiguió su mail y cuando le dijimos si podía hacer el prólogo, entendió todo al instante. Fue mágico, no hubo que decir dos veces nada”, cuenta la docente, hoy preceptora.

“Hagan hablar su silencio ante la incompresión”, dice maravillosamente Osvaldo en el tercer párrafo de su escrito. De ese modo, lleno de talento y rebeldía, le habla no solo a los que escriben esos cuentos, sino a quienes los leen.

Nunca más dejar que el silencio cubra una injustica, nunca más quedarse callados, nunca más aceptar inmóvil o esperar que otros vengan a hablar por ellos, eso es lo que Osvaldo quería dejarles a los chicos como enseñanza.

El libro, impulsado por un referente como Bayer, fue un éxito y la masificación de la causa ayudo a apresurar las obras. El compilado fue presentando en la feria del libro de CABA en 2008, fue declarado de interés legislativo por el consejo deliberante de San Martin y hasta viajaron 6 estudiantes a Rio Gallegos no sólo a presentarlo en la feria local, sino a conocer los glaciares.

Pero las mejores noticias llegaron cuando se terminaron las obras y, en abril del 2008, se inauguró la nueva escuela con la obvia presencia de Osvaldo Bayer y su compañera de vida María Luisa.

“Para Carcova fue una fiesta, no sólo por las obras, sino por tener a quien se había trasformado en referente y puente con la fuerza de su palabra”, cuenta la docente.

“Nosotros, los pibes del barrio, no teníamos la palabra. Siempre nos dijeron que tenía que venir uno de afuera a poder hablar con nosotros y de nosotros. Y nos acostumbraron y nos enseñaron que eso es lo que estaba bien. Y Osvaldo vino a romper eso. Fue un antes y después”, retoma Víctor.

"Reaccionar ante la destrucción de la estatua fue una respuesta para cuidar la micro esperanza"

Quince años después de aquella mañana llegan las noticias que habían destruido el monumento al historiador, con la excusa de un pedido de Vialidad Nacional.

“En estos momentos tan duros para la Nación -agrega Miriam- reaccionar ante la destrucción de la estatua fue una respuesta para cuidar la micro esperanza. Cuando tiraron la imagen, los chicos entendieron que no podían quedarse quietos, que había que devolverle la voz a quien se las había dado”

Resume Herrera: “Fue nuestra forma de decir: acá estamos muchachos, no olvidamos y vamos a agradecer siempre a quien se la jugó por nosotros”. “Fue un proyecto muy potente. Es un legado para hacerse de por vida. No fue impuesto: Fue logrado, fue construido y está en movimiento”, define.

“Más allá del orgullo que me da toda la obra de mi viejo, lo que me quedo de esto es que las soluciones vienen siempre desde abajo. Desde las asambleas, desde las reuniones de los pueblos, del compromiso. No vienen desde una vanguardia política o de un grupo de iluminados. Por eso es que Osvaldo se entusiasmó con esto, porque es en lo que siempre creyó, en la voz de los silenciados por la historia”.