Las historias de tres corazones que volvieron a latir gracias al Garrahan y hoy piden que no cierren el hospital

Tres testimonios clave que reflejan el trabajo a lo largo de los años dentro del Hospital Garrahan y resalta la tarea diaria del equipo de salud del centro pediátrico público de alta complejidad más grande de la Argentina. Las historias de vida de familiares y trasplantados que temen por el futuro del lugar que les devolvió la vida y piden que no cierren el hospital.

20 de junio, 2025 | 00.05

“El sinónimo del Garrahan es hogar”, “el hospital es familia”, “nos devolvió la vida", me dio una razón para vivir”, en eso coincidieron la mamá de Noah, el nene de 8 años que recibió el trasplante de corazón número 100 del Hospital; Josefa Gonzaléz, una adolescente trasplantada de corazón cuando tenía solo 8 años; y el papá de Dominique Lescano, la primera niña con un corazón artificial en la Argentina que recibió dos trasplantes de este órgano vital. Hoy estos niños y familias temen por el futuro del centro pediátrico público de alta complejidad más grande de la Argentina gracias al que sus corazones volvieron a latir de la manos de los profesionales de la salud. Los médicos y el equipo de salud enfrentan uno de los conflictos más graves de su historia con un gobierno nacional que los acusó de ñoquis ante el reclamo que expuso que la institución está al borde del colapso operativo y sanitario "si no se toman medidas para recomponer los salarios, cubrir vacantes y frenar el vaciamiento". Las historias de vida de familiares y trasplantados que piden que no cierren el hospital que les devolvió la vida.

Con los ojos llenos de lágrimas, Roxana Millozzi, mamá de Noah, se pregunta ante la cámara de El Destape qué pasará con su hijo y cientos de niños sí el hospital Garrahan cierra sus puertas. Noah fue intervenido el 3 de mayo de 2024 y se convirtió en el niño número cien en recibir un trasplante cardíaco infantil. Roxana contó que llegó a la guardia del hospital pensando que su hijo tenía un problema en su hígado pero a las 48 horas les dieron el diagnóstico de miocardia dilatada. Ante la gravedad del caso, quedó en la lista del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai) a la espera de un donante hasta que llegó y "tuvo un nuevo corazón".

Roxana se mostró preocupada por el futuro del hospital que le salvó la vida a su hijo y cientos de niños, niñas y adolescentes. "El Garrahan es la familia y vos no lo vas a sentir así hasta que no pasás por una guardia o no atravesás una internación y que tu hijo se debate entre la vida y la muerte, porque ahí entendés lo que es esta institución, lo que es este hospital, lo que son estos médicos. Por eso, a mí como mamá me entristece un montón la situación en la que está hoy, porque está vacío el hospital, no solo de niños sino de médicos", expresó.

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La historia de tres corazones que volvieron a latir gracias al Garrahan y hoy piden que no cierren el hospital

La mamá de Noah admitió que tiene mucha incertidumbre y tristeza al ver al equipo de salud que "después de una consulta, con el rostro devastado, le diga que no saben si van a poder seguir atendiéndolo". "Es indigno verlos tristes y que se estén rebajando por pedir un sueldo digno porque son los que día a día están salvando vidas de verdad. Porque lo dan todo. Yo le debo la vida y voy a estar eternamente agradecida y el Garrahan no se toca, no se toca porque es familia", expresó.

El Garrahan me dio la vida y un sentido por el qué vivir

Años atrás, Josefa llegaba con tan solo tres años al Garrahan desde Mendoza con un cuatro reservado. Corría 2008 y la familia González tuvo que trasladarse a Buenos Aires para iniciar el tratamiento y esperar un corazón para su hija. En diálogo con este medio, la joven contó que "en ese momento no existían los trasplantes para niños en Mendoza, entonces la derivaron directo al Garrahan". "Yo tenía una miocardiopatía dilatada idiopática, o sea, que no sabemos de dónde viene. Y la única respuesta era el trasplante, ese era el diagnóstico". Así que en el 2008 llegó a Capital Federal empezó a tratarse en el Garrahan, primero con medicación, después logró entrar en la lista de espera y esperó su órgano ambulatoriamente durante 2 años y medio. Finalmente en agosto del 2010 logró trasplantarse. Actualmente debió someterse a una nueva intervención y continúa su vida normalmente.

La joven actriz coincidió que lo que le dio el Garrahan fue una casa. "Para mí el Garrahan es sinónimo de eso, es un hogar. Porque no tratan la salud de una manera orgánica nada más, sino con una mirada integral, porque se ocupan del paciente en su totalidad y eso es muy valioso y eso no lo tienen todos los nosocomios".

La historia de tres corazones que volvieron a latir gracias al Garrahan y hoy piden que no cierren el hospital

"Se encargaron muy bien de sostenerme a mí, de sostener a mi familia y de brindarme todas esas herramientas para yo tener un proceso mucho más ameno con mi patología. Dentro de la complejidad del caso, de estar enfermo, de que no son cosas lindas, tenía esta oportunidad de decir, 'Bueno, se puede, Se puede'", expresó.

Jose reconoció que el hospital no sólo le devolvió la vida sino le dio una razón de vivir desde lo artístico que descubrió allí adentro. "Estuvo muy presente en la parte artística, por ejemplo, que es lo que también me desarrollo y me hace bien, desde ese lugar hubo mucho acompañamiento. En ese momento estaban los payamédicos y eso me dio mucha vida y me empujó y me abrió un montón de puertas y posibilidades a un mundo que desconocía, pero que me dieron ganas de explorar. Entonces no sólo me dio vida, sino también me dio razón de vivirla", cerró emocionada.

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En esos mismos pasillos, Dominique se convertía en la primera niña con un corazón artificial en la Argentina que recibió dos trasplantes de corazón. Justamente Jose y Domi se hicieron amigas durante la internación y el tratamiento de rehabilitación dentro del hospital al que no querían dejar de ir, según su kinesiologa Bettina Ureta.

Dominique fue diagnosticada con una miocardiopatía congénita en 2004, cuando tenía sólo cuatro años. Inmediatamente ingresó a la lista del Incucai, a la espera de un corazón que salvara su vida. Según los diarios de la época, "estuvo allí 1.015 días, 264 de los cuales estuvo en emergencia nacional y conectada a un órgano artificial" hasta que 16 de mayo de 2007 recibió el trasplante. Dominique fue un milagro viviente y el fruto del amor, la ciencia, la solidaridad para que pueda llevar una vida normal.

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Dominique Lescano vivió hasta los 16 años cuando recibió un segundo trasplante de corazón pero no resistió. La adolescente estaba internada en el hospital, donde fue retrasplantada en 2018. Su padre Conrado Lescano habló con El Destape y resaltó la tarea del Garrahan que le dio una vida de calidad a su hija. "No había preferencia por nadie ni por nada, a todos nos trataban igual, esa mezcla de de ciencia y familiaridad es única, yo no no no no sé si existe en otro lado", remarcó. Recordó la confianza que tenía su hija con los médicos y todo el personal de salud del Hospital durante todos sus años de internación y tratamientos tras el primer trasplante. "Ella tenía más confianza a ojos cerrados con el hospital", confesó.

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Todos coincidieron en la urgencia de proteger el Garrahan y evitar su vaciamiento ante el ajuste del Gobierno de Javier Milei. "Vamos a poner nuestro granito de arena para que no se cierre", enfatizó Conrado. Bettina Ureta, quien fue kinesiologa de su hija y Josefa enfatizó que por casos como estos debemos defender el Hospital. Los profesionales atienden a unas 600.000 consultas y realizan cerca de 10.000 cirugías al año pero actualmente atraviesan “una situación salarial crítica e insostenible” que pone en riesgo la institución fundada en 1987.

"El hospital hay que defenderlo primero porque es un hospital único en el país en alta complejidad, de acceso universal, gratuito y de calidad, dedicado a la atención de niños, niñas, adolescentes que tienen enfermedades que requieren tratamientos específicos complejos de alto costo, que sería imposible para las familias acceder a los mismos si debieran pagarlos", remarcó la profesional de la salud 

Y agregó: "Después porque es interdisciplinario, se tiene en cuenta los pacientes de una manera transversal desde todas las especialidades intervinientes según el caso con el acompañamiento y sostén en todo sentido, es una atención integral. No es solo la alta complejidad, sino que es una atención también humana, se acompaña y se sostiene a los pacientes y a sus familias. Además porque tiene una función que es muy importante en toda la red de atención pediátrica del país, porque es formador de profesionales, residentes y becarios que son provenientes de todo el país y que después vuelven en muchos casos a sus provincias y quedan interconectados con el hospital. Sería realmente retroceder en el tiempo, perder el Garrahan".

Tres historias de vida del Garrahan que reflejan la historia del hospital pediátrico público de alta complejidad más prestigioso de la Argentina. Para las familias y los trasplantados el hospital es su casa y el equipo de salud su familia.