Un allanamiento en el Barrio Alto Comedero de Jujuy reveló una historia de terror y una trama de violencia asesina después de que la Justicia empezara a investigar la desaparición de Jorge Anachuri, de 68 años, de quien nada se sabía desde el 25 de julio pasado. Mientras analizaban los pocos indicios que había sobre este hombre desaparecido, el fiscal Guillermo Beller llegó a un video donde se veía al hombre buscado subir a un taxi junto al ahora detenido y sindicado como el asesino serial de Jujuy, Matías Jurado. El hombre de 37 años era un viejo conocido de los investigadores porque había estado preso 3 veces, una siendo menor, una en 2017 por robo agravado y una causa más en 2018 por amenazas con armas de fuego. En 2021 recibió salidas bajo libertad condicional y se mudó a la casa de su padre en el popular barrio jujeño, donde también se había mudado un primo, que terminó siendo el principal testigo del horror.
Cuando la policía allanó la casa donde vivía Jurado se encontró con indicios clave. Manchas de sangre seca, huesos y restos de piel estaban dispersos en una de las habitaciones y allí detuvieron tanto a Matías Jurado como a su primo, un adolescente menor de edad, quien reveló la macabra historia a los investigadores. Según su relato, Jurado tiene problemas con las drogas y el alcohol, es una persona muy violenta que había diseñado un plan para llevar adelante su furia asesina. El chico le contó a la policía jujeña, y luego relató en Cámara Gesell, que lo habían mandado a vivir con su abuelo porque su mamá, adicta a las drogas, estaba en situación de calle. Cuando llegó a la casa vio cómo su abuelo también se iba cada tanto por problemas con el alcohol y el trataba de “no estar los viernes porque eran los días que pasaban cosas feas”.
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El adolescente explicó que los viernes su tío, apodado “El Gringo”, salía a cazar indigentes y personas en situación de calle para luego llevarlos a la casa. Tenía dos lugares de búsqueda que era donde el asesino se sentía cómodo, la antigua estación terminal y el barrio Mariano Moreno. Allí, según reconstruyeron los investigadores, Jurado convencía a sus víctimas que tenía un trabajo para ellos que consistía en bajar bolsos en la Estación Terminal. Una vez que caían en la trampa, los invitaba a tomar alcohol y los llevaba a la casa donde los asesinaba, descuartizaba y hacía desaparecer sus restos. Según los investigadores, el detenido usaba un machete para desmembrar los cuerpos y luego los trasladaba a un baldío donde quemaba y ocultaba los restos. Con estos datos, hubo un operativo en el baldío señalado por el adolescente y encontraron varios restos humanos en bolsas y restos quemados y semienterrados, lo que hizo ampliar la investigación a las desapariciones en la zona.
Una vez detenido Jurado, una mujer de la familia se presentó a la Justicia y relató otro ataque del joven detenido, el cual no había relatado antes por miedo. Así fue como contó el accionar del asesino el 1 de enero pasado que también fue corroborado por cámaras de seguridad de la ciudad. Con estos datos y los restos encontrados, desde la fiscalía elaboraron una lista de hombres desaparecidos que concuerdan con las descripciones de los denunciantes y con la zona de cacería donde actuaba Jurado. Así establecieron que Jorge Omar Anachuri no era el único. El hombre que medía alrededor de 1,50 metros y 68 años fue quien llevó la pista hasta el homicida detenido pero le sumaron a la investigación los nombre de Juan José Ponce, de 51 años, desaparecido en abril; Juan Carlos González, de 60 años, desaparecido en junio; Miguel Ángel Quispe, de 60 años, también desaparecido en junio y Sergio Alejandro Sosa, de 25 años, desaparecido en julio.
Mientras la investigación avanza y ubica a Jurado en varios de estos casos, los testimonios de la causa alarman a los investigadores ya que los testigos aseguran que este tipo de ataques llevan más de un año y creen que el horror superaría las 6 víctimas como cree la Justicia. Además, los investigadores esperan el testimonio de otro familiar del joven detenido que podría sumar datos clave a la investigación. Por su parte, fuentes judiciales aseguran que seguirán trabajando en el predio donde encontraron los restos y van a sumar a un equipo de antropología forense para trabajar con pericias de ADN que permitan identificar fehacientemente a las víctimas. Además hacen pericias en la ropa secuestrada en la casa allanada ya que algunas prendas coinciden con las que señalaron que usaban los hombres que están desaparecidos.
Ahora, los investigadores creen que podrían estar frente a uno de los asesinos seriales más importantes de los últimos años en la historia criminal argentina. Sospechan que con el avance de la investigación podrían aparecer más víctimas y planifican varios trabajos y excavaciones en la casa del horror para saber quiénes y cuántas fueron en total las víctimas de “El Gringo”.