Descubren que bacterias intestinales se comunican directo con las neuronas

Un estudio pionero revela que bacterias intestinales pueden interactuar físicamente con neuronas, abriendo la puerta a terapias innovadoras para la salud cerebral. 

22 de septiembre, 2025 | 16.56

Un equipo de la Universidad Complutense de Madrid, junto con la Universidad de Turín, dio un giro inesperado a la investigación biomédica al demostrar que las bacterias del intestino pueden establecer un contacto físico directo con las neuronas. Este hallazgo, publicado en Scientific Reports, desafía la idea tradicional de que la microbiota influye en el cerebro solo a través de vías indirectas como el sistema inmunológico o el flujo sanguíneo.

La investigadora principal, Celia Herrera-Rincón, aclaró que “hasta ahora, se pensaba que las bacterias influían en el cerebro como alguien que envía un mensaje a través de intermediarios, sin poder 'hablar' directamente con las neuronas”. Sin embargo, este estudio revela que la comunicación puede ser mucho más directa y compleja.

Para llegar a esta conclusión, los científicos crearon en laboratorio un “minicerebro” a partir de neuronas extraídas del cerebro de una rata, que se desarrollaron durante dos semanas para formar una red neuronal funcional similar a la del tejido cerebral real. Sobre esta estructura, aplicaron la bacteria Lactiplantibacillus plantarum, común en la microbiota humana y en alimentos fermentados como yogur y pickles.

Mediante microscopía avanzada y análisis genético, observaron que estas bacterias se adhieren firmemente a la superficie de las neuronas sin invadirlas. Este simple contacto alteró la actividad eléctrica y la expresión genética de las células nerviosas, como si tocar la pantalla de un dispositivo activara nuevas funciones en el sistema. Estos cambios están relacionados con procesos esenciales como la plasticidad neuronal, la inflamación y enfermedades del sistema nervioso.

¿Qué dijo uno delos autores del estudio?

Juan Lombardo Hernández, primer autor del estudio, destacó que “es fascinante pensar que neuronas y bacterias, aunque pertenezcan a reinos biológicos distintos, podrían compartir un lenguaje bioeléctrico común basado en canales iónicos y potenciales de membrana”. Esto sugiere la existencia de un código molecular que facilita el diálogo directo entre organismos diferentes.

Este descubrimiento tiene un impacto enorme, considerando que el intestino humano alberga alrededor de 100 billones de bacterias, muchas más que las estrellas en la Vía Láctea. Factores como antibióticos, dieta o infecciones pueden alterar este ecosistema y, por ende, la forma en que estas bacterias interactúan con el cerebro y el sistema inmunitario.

Entender cómo las bacterias transmiten información a las neuronas abre la posibilidad de diseñar terapias neuroactivas innovadoras que modulen la actividad cerebral con precisión, usando bacterias vivas o inactivadas. Este enfoque podría transformar el tratamiento de trastornos neurológicos e inmunológicos, trascendiendo el ámbito digestivo.