El sistema de salud moderno generalmente separa lo físico de lo emocional, tratando el cuerpo por un lado y la mente por otro, pero, de acuerdo a lo expuesto el doctor Harold Paz, esta división "no es del todo precisa". Para el profesional, reconocer la interrelación entre esas dimensiones da lugar al abordaje de patologías de forma más efectiva, ya sean enfermedades cardíacas agravadas por el estrés o trastornos mentales afectados por desequilibrios biológicos
El doctor Paz señaló que "tratar las causas físicas y los síntomas es solo la mitad del trabajo", ya que los pacientes también necesitan soporte emocional para lidiar con el peso de su enfermedad. Inversamente, en patologías como la depresión o la adicción -que tienen componentes físicos y emocionales- explicó que "un plan de tratamiento exitoso aborda tanto los factores físicos como los elementos emocionales", por lo que demostró que un enfoque holístico no suma solo a la salud física, sino a la recuperación emocional y mental.
Desde los años sesenta, los médicos aprendieron a ver la salud mental por separado de la física. Sin embargo, Paz reflexionó sobre cómo esta visión lo impactó trabajando como neumonólogo. Por ejemplo, preguntó cómo se sentía un paciente con fibrosis pulmonar al moverse siempre con un tanque de oxígeno. La distancia entre especialidades realzó la urgencia de "un sistema que trate a la persona como un todo".
"Mientras más nos concentremos en comprender la interacción de la salud física y la salud emocional, mejor nos anticiparemos a los problemas complejos y podremos tratarlos", precisó. "Puede ayudarse usted mismo y a su médico contándole los desafíos emocionales que atraviesa. Juntos podemos crear un nuevo modelo de atención de salud que trate a la persona como un todo, no solamente como si solo fuera un cerebro y un cuerpo", sentenció.
Lo dijo la ciencia: cuáles son las dos edades en las que el cuerpo envejece más rápido
Los investigadores identificaron que a los 44 y a los 60 años se producen transformaciones moleculares significativas que repercuten en el organismo. Esta conclusión surgió tras analizar durante varios años las moléculas y el microbioma de un centenar de personas. Los resultados mostraron que, alrededor de los 44 años, se generan cambios importantes en el metabolismo del alcohol, la cafeína y las grasas, lo que puede favorecer la aparición de enfermedades cardiovasculares y afectar la salud de la piel y los músculos.
En tanto, hacia los 60 años, los signos del envejecimiento se vuelven más marcados, especialmente en la forma en que el cuerpo procesa los carbohidratos y la cafeína. En esta etapa también se observa un debilitamiento del sistema inmune y un incremento en los trastornos renales y neurodegenerativos. Las causas de que el organismo se deteriore aún más en estas dos fases de la vida estarían vinculadas al estrés, que tiende a ser más elevado y puede impulsar hábitos poco saludables.
