En Noruega, los inviernos largos y las condiciones climáticas con lluvias frecuentes y temperaturas bajas hacen que secar la ropa al aire libre sea casi imposible durante buena parte del año. La constante humedad y los días nublados complican esta tarea cotidiana en muchas casas. Para resolver este problema sin depender del tradicional tender, que suele ocupar espacio y molestar en los ambientes, los noruegos implementaron un truco práctico.
Muchas viviendas en ese país cuentan con sistemas de calefacción por zócalo o piso radiante, que mantienen una temperatura constante sin necesidad de radiadores grandes ni aparatos ruidosos. Aprovechando esto, colocan estructuras plegables o bajas, similares a secadores de toalla, justo sobre los zócalos calefaccionados o cerca del suelo, donde el calor se concentra naturalmente.
De esta manera, la ropa se seca de forma lenta pero segura, sin riesgo de dañar las telas ni gastar energía extra. Además, para evitar la humedad excesiva y el mal olor que a veces queda en la ropa mal secada, suelen ventilar los ambientes brevemente pero con frecuencia, abriendo las ventanas por unos minutos para renovar el aire sin enfriar demasiado la casa.
Este truco resulta especialmente útil en departamentos pequeños o espacios compartidos, ya que no requiere secadora ni ocupa espacio central con un tender incómodo. Así, los noruegos optimizan el uso del espacio y mantienen la ropa seca con un método eficiente y simple.