A lo Esperando la carroza: un joven de 22 años interrumpió su propio velorio en Tucumán al grito de "estoy vivo"

El joven explicó que había estado algunos días afuera y su familia desconocía el paradero. El cuerpo sigue sin ser identificado.

23 de septiembre, 2025 | 12.43

Un caso digno de película se dio en los últimos días en Villa Carmela, en el departamento de Tucumán, Yerba Buena. Un joven de 22 años asistió a su propio velorio, que su familia estaba desarrollando en la casa.

“¡Estoy vivo!”, gritó conmocionado el joven al llegar a la casa y descubrir lo que estaba pasando. Las y los familiares presentes no lo podían creer. Algunos corrieron a abrazarlo, otros lloraron de alegría y su madre lo abrazó en estado de shock.

El insólito hecho se explica por una confusión de las fuerzas de seguridad intervinientes en la identificación del cuerpo. Los padres del joven estaba velando un cuerpo que no era el de su hijo.

"¿A dónde está mi amiga?"

Como en Esperando la Carroza, el error en la identificación del cuerpo llevó a velar a una persona que no era. Después de que la noticia se viralizara en medios de comunicación locales y, sobre todo, en redes sociales, la Justicia intervino para aclarar lo que pasó.

Así fue como descubrieron el error. El pasado jueves 18 de septiembre, un joven murió atropellado por un camión cerca del Puente Negro, en Alderetes. Al día siguiente, una mujer de Villa Carmela reconoció el cuerpo como el de su hijo, por presuntamente identificar su ropa y algunos rasgos físicos.

Por este testimonio, la Justicia autorizó la entrega del cuerpo sin realizar pruebas de ADN ni cotejo de huellas dactilares. Fue entonces que la familia empezó a hacer los preparativos para ofrecer el funeral en su casa. Más tarde y en pleno velorio, apareció el supuesto fallecido.

La versión del muerto que no fue

El fiscal que quedó a cargo de la investigación, Carlos Sale, entrevistó al joven que dieron por muerto, quien contó lo que había pasado realmente. Según su testimonio, él estaba consumiendo drogas en Alderetes, a unos 23 kilómetros de su casa, en los últimos días y su familia desconocía su paradero.

Él no supo antes de volver que lo habían dado por muerto y llegó en el mismo momento en que su familia lo despedía. “Fue un milagro y una pesadilla”, como lo resumieron sus allegados en diálogo con medios locales.

El verdadero fallecido, sigue sin ser identificado. El cuerpo fue trasladado nuevamente a la Morgue Judicial, donde se harán pericias para finalmente determinar su identidad. La historia continúa abierta y bajo investigación judicial.