La transmisión del fondo del mar en el Cañón Mar del Plata causó un nuevo furor en los espectadores con un descubrimiento al que ni los científicos supieron ponerle nombre. Se trata de una especie de batata o pepino con un gran cuerno en uno de sus extremos, que llamó mucho la atención de los expertos a cargo del streaming en ese momento.
Eran las 4 y media de la madrugada en Argentina cuando los científicos presentes en la transmisión impulsada por el Conicet descubrieron un organismo poco común, que hasta el momento no habían visto en la expedición marítima. "¿Qué es eso? Ahí me dijeron una batata tres, puede ser. ¿O la Colombia? Puede ser que esté por ahí", soltó en primera instancia la experta a cargo del streaming.
"¡No! Es un rinoceronte (risas). Tengo que filmar la cara de Mariano (otro de los científicos presente, que estudia este tipo de especies). Gente, no. Miren lo que es ese pepino, es algo increíble. ¿Qué tiene arriba? Tiene como un hisópodo. Es Godzilla, otra vez. No, no, ¿vieron eso? Es increíble, hermoso, me hace acordar a un manatí. Esto es algo extremadamente raro, Mariano está fuera de sí", continuó la científica.
Luego, la científica siguió con su búsqueda de nomenclaturas para esta especie que no pudo catalogar de manera oficial: "pepino rinoceronte", "rino batata" y "pepino unicornio" fueron otros de los nombres que surgieron desde el chat. "Eso fue algo muy inesperado, muy", cerró la experta después de que recogieran a esa especie para estudiarla.
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El descubrimiento que sorprendió en la expedición bajo el mar
En la transmisión encontraron un pez trípode, especie que llamó la atención de todos los espectadores por su morfología. Se trata de un animal perteneciente al género Bathypterois y a la familia Ipnopidae, que destaca por su peculiar forma de desplazarse y descansar en el fondo del océano. Su nombre proviene de sus tres aletas alargadas que le permiten apoyarse sobre el lecho marino, imitando la estructura de un trípode.
En lugar de cazar activamente, el pez trípode adopta una estrategia más pasiva: se queda inmóvil sobre el fondo marino, apoyado en sus largas aletas, y espera a que la corriente le acerque pequeños organismos, como crustáceos o restos orgánicos, que captura al paso. Su cuerpo es delgado y alargado, adaptado al entorno profundo. Aunque no es un pez grande, la longitud de sus aletas puede hacer que alcance más de 30 o incluso 40 centímetros de punta a punta.