Es sabido que ninguna especie es eterna, ni siquiera la humana. Dada esta premisa, un científico se puso a estudiar qué animal podría reemplazar al humano o al menos llegar a ocupar un lugar similar al que la humanidad llegó a lo largo de los años.
Si bien aún no hay indicios de un fin de la especie humana inminente, las consecuencias del cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la alteración de ecosistemas recuerdan que las personas no son eternas. En ese contexto, el profesor de biología Tim Coulson indica en su libro The Universal History of Us que el pulpo es el animal que podría reemplazar al ser humano tras su desaparición.
Las características de los pulpos que Coulson encontró para argumentar que podrían ser los próximos humanos en la Tierra son que tienen un sistema nervioso descentralizado y altamente desarrollado, capacidad para resolver problemas complejos, comunicación visual sofisticada, curiosidad activa y uso de herramientas.
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En el fondo del mar y con la ausencia de la contaminación -ya que el ser humano estaría extinto- los pulpos podrían liderar el mundo marino con estructuras sociales complejas. Estudios sobre esta especie ya evidencian una gran inteligencia en estos seres, capaces de reconocer personas, abrir frascos y navegas laberintos.
Qué son los pulpos
Los pulpos son animales marinos invertebrados que se distinguen por tener ocho brazos cubiertos de ventosas, que utilizan para moverse, explorar y atrapar a sus presas. Poseen un cuerpo blando y flexible, lo que les permite esconderse en pequeños rincones del fondo del mar. Son muy inteligentes, capaces de aprender, resolver problemas y camuflarse cambiando el color y la textura de su piel para protegerse de depredadores.
La revelación en la Patagonia que cambia la historia de los cocodrilos
Un equipo internacional de paleontólogos de Argentina y Japón, liderado por el explorador de National Geographic Diego Pol, halló restos fósiles de un cocodrilo hasta ahora desconocido para la ciencia. Se estima que esta especie vivió hace unos 70 millones de años, en los últimos períodos de la era de los dinosaurios., y este descubrimiento representa un avance significativo para comprender la historia evolutiva de estos reptiles.
La nueva especie de cocodrilo, llamada Kostensuchus atrox, habitó tanto en América del Sur como en África durante el período Cretácico. Sus restos fueron hallados en las cercanías de El Calafate, en la provincia de Santa Cruz, un área que en los últimos años se consolidó como un verdadero reservorio de fósiles. En esta región de la Patagonia se han encontrado desde grandes dinosaurios como Maip macrothorax, Nullotitan glaciaris e Isasicursor santacrucensis, hasta vestigios de peces, anfibios, reptiles marinos, insectos, plantas y pequeños mamíferos.