Pampita abrió su corazón y contó cuál es el trastorno que padece: "Tengo"

En una charla relajada, Pampita reveló que convive con dislexia, déficit atencional y daltonismo, y relató cómo esas condiciones influyeron en su vida escolar y cotidiana. 

18 de noviembre, 2025 | 17.31

La visita de Pampita al ciclo Sería Increíble (OLGA) dejó una confesión inesperada que tomó por sorpresa a todos en el estudio. Entre risas y complicidades, la modelo detalló tres condiciones que la acompañan desde que tiene memoria y que, según contó, moldearon su forma de aprender y de vincularse con el mundo. “Soy disléxica, tengo déficit atencional y, aparte, soy daltónica”, enumeró con total naturalidad, ante una Nati Jota que no podía ocultar su asombro.

Lejos de reducirlo a una anécdota puntual, Pampita explicó que el daltonismo le juega malas pasadas más seguido de lo que muchos imaginan. “Hay muchos colores que me confundo”, admitió, generando la intervención humorística de Damián Betular, quien le señaló que con esa dificultad navegar cualquier deporte de equipo sería un caos. Y justamente ese comentario la llevó a abrir una ventana a su infancia: la escuela y la educación física fueron, para ella, un terreno complicado.

“Nunca pude jugar ni al básquet, ni al tenis, ni al pádel, ni al vóley”, confesó. Mientras sus compañeros salían a la cancha, ella solía quedarse al margen haciendo otras actividades, simplemente porque diferenciar pelotas, límites o equipos se volvía imposible. Con el tiempo, aprendió a convivir con esas limitaciones sin dramatizar.

Cómo elige Pampita su ropa siendo daltónica

El tema del vestuario también le trajo varios dolores de cabeza. Ante la pregunta de Nati Jota sobre si alguna vez erró un look por confundir colores, Pampita no tuvo necesidad de pensarlo: “Mil veces”. Por eso adoptó una estrategia práctica: reducir su placard a tonos neutros para evitar errores. Aun así, hay combinaciones que siguen siendo un desafío para ella: “Celeste y verde a veces me cuesta”.

La anécdota más divertida llegó cuando recordó un episodio familiar que se volvió inolvidable: “Una vez les compré unas zapatillas afuera, carísimas, y cuando llegué me dijeron: ‘Mamá, son rosas’. ¡Y para mí eran grises!”, contó entre carcajadas. Una escena que, según dijo, se repite más de lo que le gustaría admitir.