Dolor en el folklore: murió una de las figuras que más hizo sonar al chamamé en el mundo

Se conoció la triste noticia del fallecimiento de uno de los máximos referentes del chamamé. 

04 de agosto, 2025 | 17.42

El folklore argentino está de luto. El pasado sábado se conoció la triste noticia del fallecimiento de un incansable difusor de la música litoraleña, un productor discográfico que marcó un antes y un después en la historia del chamamé y en la vida de miles de artistas del nordeste argentino: Abraham Helú. Su partida deja un vacío imposible de llenar, pero también una huella imborrable en la cultura popular.

Desde principios de los años ‘90, con una productora familiar que nació como un sueño y terminó siendo un motor fundamental para la proyección artística de la región, este pionero logró lo que parecía impensado: poner al chamamé en oídos que antes lo rechazaban, hacerlo sonar en rincones donde antes se lo ignoraba o incluso despreciaba. Con nobleza y convicción, abrió caminos donde otros veían barreras.

Falleció Abraham Helú, uno de los mayores influyentes de la cultura.

Cómo fue la carrera de Abraham Helú en el folklore nacional 

Su sello discográfico, con base en una esquina inolvidable de Pellegrini y Jujuy, fue más que un espacio de trabajo: era un refugio para músicos consagrados y emergentes por igual. Allí, entre portadas de discos y fotografías entrañables junto a figuras como Isaco Abitbol, Antonio Tarragó Ros o Rosendo y Ofelia, se respiraba folklore puro. Desde vinilos hasta CDs, pasando por los cassettes, miles de obras encontraron su forma gracias a su impulso generoso y su visión cultural.

A lo largo de su trayectoria, supo acompañar tanto a leyendas como Ernesto Montiel o Mario Bofill, como a jóvenes conjuntos que apenas soñaban con grabar su primer material. Su generosidad era conocida en toda la región: no había artista que no tuviera una historia de gratitud para contar.

En tiempos en que el chamamé aún era considerado “música de descarte”, él luchó por su legitimidad, por su reconocimiento como un bien cultural del país. Fue un verdadero embajador del género, llevándolo más allá de las fronteras físicas y simbólicas, haciendo que el chamamé se escuche, se respete y se valore.

Produjo cientos de discos, no solo de Corrientes, sino también de provincias vecinas como Chaco, Formosa, Santa Fe, Misiones, Entre Ríos y Buenos Aires. Y lo hizo contra todo pronóstico tecnológico, sosteniendo una producción que se mantuvo vigente incluso en la era digital.