Soledad Pastorutti, una de las voces más representativas del folklore argentino, decidió mantener a su ciudad natal, Arequito, en la provincia de Santa Fe, como su residencia fija. A pesar de ser una figura de renombre nacional, la cantante no perdió sus raíces y eligió vivir lejos de la capital, en un hogar que se transformó en todo un emblema de tranquilidad, naturaleza y familia.
La casa de La Sole se encuentra en un amplio terreno que parece sacado de un sueño, en el que la naturaleza y el contacto con los animales son protagonistas. La artista logró crear un verdadero refugio, donde la paz y la cercanía con el campo se combinan con el confort de su hogar. Los fanáticos que pasan por Arequito a menudo no pueden evitar hacer sonar la bocina al ver su casa, lo que muestra el cariño que despierta la cantante en su comunidad.
En cuanto a su historia de vida, Soledad contó en varias entrevistas que vivió un tiempo en Buenos Aires, pero que siempre regresaba a Arequito los fines de semana, donde se sentía más cerca de sus raíces. "Viví casi dos años en Buenos Aires en la semana y los fines de semana volvía al pueblo. Como los estudiantes", explicó. A pesar de la distancia, nunca consideró que vivir a 400 kilómetros de la capital fuera un impedimento para desarrollar su carrera. De hecho, le gusta la vida en la ruta, y en los últimos tiempos es su marido, Jeremías, quien toma el volante.
Cómo es la casa de Soledad Pastorutti en Arequito
El terreno que rodea la casa de Soledad es tan amplio que permitió a su familia construir un pequeño "barrio propio". Primero, los padres de la cantante levantaron su hogar, luego ella construyó el suyo y, más tarde, su hermana Natalia también eligió seguir la tradición familiar y edificar su propia casa en el terreno. Este espacio tiene todo lo necesario para disfrutar de largas horas al aire libre: caballos, cabras, perros, gansos y hasta una tortuga, son solo algunos de los animales que comparten el día a día de la familia.
Uno de los lugares más queridos de la casa es la pileta, que en verano se convierte en el centro de reuniones familiares, junto al quincho, donde se celebran encuentros inolvidables con seres queridos. Por las noches, es habitual que todos los integrantes de la familia se reúnan a cenar, para luego retirarse a sus respectivos hogares.
Además, la cantante logró crear una huerta en su hogar, donde cosecha diariamente los vegetales frescos que utiliza para preparar sus platos. Como si fuera poco, recientemente sumó un fogón de campo, donde disfruta de una buena parrillada en compañía de su familia y amigos.
Lo cierto es que, por el momento, la cantante planea continuar con su vida habitual, lejos de la ciudad y en compañía de su familia. El futuro dirá si en algún momento regresará a vivir en la Capital Federal, tal vez cuando sus hijas sean más grandes.