Existe una manualidad que podés hacer con tus sábanas viejas para crear un elemento que combate el frío, ideal para que pongas manos a la obra estas vacaciones de invierno 2025. Las vacaciones son un momento ideal para hacer todas esas cosas del hogar que siempre querés, pero que nunca tenés tiempo. Si tenés la oportunidad de tener algunas horas libres de tu día, y además, tenés sábanas viejas que ya no utilizás, este truco te va a encantar. Se trata de crear, a partir de sábanas que no usás, un elemento clave para combatir el frío.
Se trata de crear un burlete térmico casero. Estas tiras en forma de lombriz, que seguramente viste alguna vez, se colocan justo debajo de las puertas para evitar que pase el frío. Aunque no lo creas, puede marcar una gran diferencia con la temperatura de tu hogar en invierno, evitando los chifletes que entran. Lo mejor de todo es que para hacerlas solamente necesitás una sábana vieja o algún retazo de tela que no uses, material para el erlleno, una tijera, hilo y aguja, una cinta métrica y, si tenés, máquina de coser.
Cómo crear un burlete térmico casero con sábanas viejas
Materiales que vas a necesitar
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1 sábana vieja (o un buen retazo de tela)
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Algo para rellenar (trapos, medias viejas enrolladas, esponjas usadas, restos de polar o tela de toalla, arroz o bolitas de telgopor, bolsas, papel, goma espuma, arroz, o lo que se te ocurra)
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Tijera
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Hilo y aguja
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Opcional: máquina de coser
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Cinta métrica
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Paso a paso
Paso a paso
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Tomá la medida del ancho de la puerta o ventana que querés aislar. Sumale 5 cm extra para las costuras.
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Cortá la tela elegida en forma de rectángulo: entre 12 y 18 cm de ancho por el largo que mediste.
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Doblá la tela a lo largo, con la parte estampada hacia adentro. Cosé los bordes largos y uno de los extremos (podés usar una máquina de coser o coser a mano).
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Da vuelta la funda para que la costura quede adentro.
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Rellená el tubo con los materiales reciclados que tengas a mano. Si usás arroz o bolitas de telgopor, podés meterlas dentro de una bolsa de tela o media para evitar que se dispersen.
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Probá el burlete en la puerta o ventana antes de cerrarlo, para asegurarte de que quede bien compacto.
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Cerrá el extremo abierto con hilo, con una abrochadora, o incluso con un pedazo de velcro o cinta autoadhesiva para poder reabrirlo si necesitás lavar la funda.
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Ubicalo donde entre corriente.
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¡Listo! Ya vas a poder aislar el frío sin gastar dinero y reutilizando materiales.