Aprender a hacer tu propia masa de tarta salada casera con esta receta es fácil y rápido y le gana por goleada a la tapa de pascualina del super. Lo mejor es que podés preparar una buena cantidad, freezarla en bollitos y tenerla lista para emergencias culinarias, convirtiéndote en el héroe de cualquier almuerzo o cena improvisada.
Esta receta es una verdadera campeona de la cocina práctica. Una vez que la pruebes, no vas a querer volver a comprar masa nunca más. Además, al ser casera, podés personalizarla añadiendo especias como orégano, pimentón o tomillo para que combine perfectamente con tu relleno favorito.
¿Por qué esta masa de tarta salada es tan especial?
La clave de esta masa está en su textura crocante y mantecosa, que se logra con una técnica sencilla y ingredientes fríos. A diferencia de las versiones industriales, no lleva polvos de hornear ni levadura, logrando una cocción pareja y una base firme que no se empapa. Otro punto a favor es que, al llevar suficiente manteca en su preparación, no es necesario enmantecar el molde, ahorrándote un paso tedioso y facilitando el desmoldado.
Ingredientes para 2 tapas de tarta redondas (aprox. 24 cm)
Necesitás ingredientes simples que seguramente ya tenés en tu alacena:
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300 gramos de harina común (000)
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150 gramos de manteca (¡importante que esté bien fría!)
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1 cucharadita de sal fina
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½ vaso de agua helada (aprox. 120 ml)
Equipo útil: Un bol, papel film y palo de amasar. También podés usar dos cuchillos o un "cortapasta" para el primer paso.
Paso a paso para la masa de tarta perfecta
Seguí estos pasos con cuidado, especialmente el manejo de la temperatura, para garantizar el éxito.
1. El arenado (el paso más importante):
En un bol, mezclá la harina con la sal. Agregá la manteca fría, cortada en cubitos pequeños. Con la punta de los dedos, desmenuzá la manteca con la harina hasta obtener una textura similar a arena mojada con grumos. Trabajá rápido para que el calor de tus manos no derrita la manteca. Este método es el secreto para la textura escamosa y crocante.
2. Unión con agua helada:
Agregá el agua helada de a poco, en chorritos. Integrá con movimientos suaves hasta que la masa empiece a unirse. No la amases en exceso. El objetivo es justo formar un bollo homogéneo sin sobre-trabajar la masa, ya que eso desarrollaría el gluten y la endurecería.
3. Reposo (imprescindible):
Envolvé el bollo de masa en papel film y llevalo a la heladera. Dejalo reposar como mínimo 30 minutos. Este reposo permite que la masa se relaje, la manteca se enfríe de nuevo y la hidratación se distribuya, lo que la hará más fácil de estirar y evitará que se encoja en el horno.
4. Estirado y uso:
Espolvoreá la mesada con un poco de harina. Sacá la masa de la heladera y estirala con el palo de amasar desde el centro hacia los bordes, girándola para conseguir un círculo uniforme. Es una masa elástica y muy dócil. Ya está lista para forrar tu molde, rellenar y cocinar según la receta de tu tarta salada favorita.
Tips y Trucos Infalibles
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Freezado: Podés freezar los bollos de masa cruda, envueltos individualmente en film. Descongelalos en la heladera la noche anterior a usarlos.
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Duración en heladera: La masa cruda se conserva bien en la heladera hasta una semana, siempre que esté bien envuelta.
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Masa sobrante: No la tires. Estirala, cortala en formas, espolvoreála con sal y hornealas para hacer deliciosas galletitas saladas o "scratchings".
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Para un extra de sabor: En el primer paso, podés agregar a la harina 1 cucharadita de las especias deseadas (pimentón ahumado, orégano seco, hierbas provenzales).
