Zulma Lobato es uno de los personajes del espectáculo argentino más fantásticos de los 2000, pero su paso por los medios siempre estuvo marcado por la violencia mediática que ejercieron sobre ella. Tras su pico de popularidad en la televisión y el teatro argentinos, han sido pocas sus apariciones públicas y su vida se convirtió en un misterio, más allá de la merecida reivindicación de las nuevas generaciones (y unos pocos comunicadores) hacia su figura.
En un mano a mano con El Destape, Zulma repasa las alegrías y amarguras que le dio la televisión, cuenta secretos de su relación con Anabela Ascar y se refiere por primera vez a las complicaciones de salud y económicas que la están aquejando en la actualidad.
Cuando hablé con Lautaro, tu representante, me comentó que estás atravesando una situación económica muy difícil.
- Estoy al borde del desalojo. La abogada que está haciendo el trámite me dijo que es muy posible que en un año me quede en la calle. Vivo con mi perrita caniche toy, que tiene 12 años y a la que quiero como mi hija, y estoy muy triste. Siento que la única manera de poder pasar este momento de mi vida es con una pareja, un señor de más o menos 40 años que me ayude económicamente para que tanto con su trabajo como con el mío podamos solventar todos los gastos. No es solamente pagar el alquiler: es la luz, el gas, el agua, viene todo carísimo. Yo sola no puedo.
¿Cuánto tenés que pagar de alquiler?
- Ahora el dueño de donde estoy quiere cobrarme $400.000 y yo cobro $358.000. Y tengo $35.000 fijos de gastos en impuestos. Es imposible.
¿Pagás medicamentos?
- Algunos sí y otros me los dan sin cargo. Ahora, uno de mis problemas principales es que estoy casi ciega del ojo derecho y me tengo que operar para poder recuperar la visión. El año pasado un chorro me agarró a la salida de un cajero a las 11.30 de la noche y después de que me robó toda la plata, me tiró gas pimienta en el ojo derecho. Perdí toda la visión de ese ojo.
Yo ya hice todos los trámites para la operación y me hice todos los estudios, pero esa cirugía me sale 5 millones de pesos, es muchísima plata. Si tan solo 1.000 personas me ayudan con $5.000 podría costear esa operación.
¿No hay nadie de tu familia que también pueda ayudarte?, ¿hermanos, sobrinos?
- Éramos cinco hermanos, pero lamentablemente los varones eran como Cacho Castaña y se bajaban tres paquetes de cigarrillos por día: uno terminó muriendo en el Hospital Fernández a los 65 años y el otro a los 75, cuando la mujer lo fue a despertar de la cama estaba muerto. Me quedaron nada más que dos hermanas.
Tengo sobrinos, pero solo me dejaron verlos cuando tenían 3 o 4 años y ahora ya son todos grandes, tienen más de 30 años. No tengo contacto con ellos. Sé que hay dos que son abogados y la verdad es que me podrían haber dado una mano con este tema del desalojo, pero nunca me llaman, ni siquiera para preguntarme cómo estoy o si necesito algo.
¿Y a qué creés que se debe ese destrato de ellos hacía vos?
- A una de mis hermanas, que no quiere que sus hijos sepan cómo estoy viviendo. Es más, cuando me hice famosa ella no me quería ver en la televisión porque decía que lo que hacía era todo "un escándalo". Era el momento de Crónica, cuando pude llegar a que me conozca todo el país e incluso en España, donde también tuve repercusión.
MÁS INFO
La canción de protesta que le dedicó a Baby Etchecopar y su relación con Anabela Ascar
"Yo fui lo que mi mamá quiso ser y nunca pudo: artista. Crecí en Flores, en un departamento de dos ambientes donde vivía con mis hermanos y mi mamá. A mi papá nunca lo conocí, mamá se separó porque era alcohólico y golpeador… ella llegó al estado de no soportar las palizas que le daba. Éramos pobres y recuerdo que tuve que trabajar desde chica para ayudar a llegar a fin de mes: trabajé en verdulerías, casas de turismo, en la Casa de la Provincia de Buenos Aires y en empresas de limpieza", cuenta Zulma al referirse a su infancia, la primera de muchas luchas que libró para perseguir sus sueños.
¿Tu mamá quiso ser actriz?
- Sí, ella amaba a Libertad Lamarque. Tal es así que miraba todas las películas de Libertad y anhelaba, alguna vez, poder ser una artista. Pero en esa época si decías que querías ser actriz te trataban de prostituta y sus padres siempre se lo negaron. Mi mamá jamás pudo verme en un escenario, se murió antes, pero yo creo que estaría muy orgullosa de mi camino.
¿Cuál fue tu primer trabajo como artista?
- Extra de cine a los 17 años. Hice unas 40 películas como extra y también algunas apariciones en todos los canales de televisión. Ahí sentí que había encontrado mi vocación. Trabajé en Nazareno Cruz y el lobo, con Leonardo Favio; con Eliseo Subiela; con Leopoldo Torre Nilsson, con María Luisa Bemberg en Yo, la peor de todas -ahí hice de arzobispo-; y con tantísimos más. Mi último trabajo como extra fue en Furia en la isla, que se filmó en 1975, junto a Libertad Leblanc, una de las actrices más grandes de Argentina. Esa experiencia fue muy emocionante para mí. Pero mi carrera creció cuando fui a Crónica por primera vez.
¿Cómo fue tu primera aparición en Crónica?
- Fui a contar una historia que fue verdadera y que nunca pensé que iba a generar tanto interés en la gente, hasta que me enteré que Héctor Ricardo García le dijo a Anabela Ascar que yo había medido muchísimo y que me tenían que poner fija en el programa (NdeR: hace referencia a Hechos y protagonistas). Yo fui un miércoles y el viernes ya estaba nuevamente al aire. En esa última hora que me daban en el programa pude cantar, hacer sketches, cambiar de vestuario. Así estuve trabajando durante medio año.
¿Cuál fue tu primera impresión de Anabela Ascar?
- Conmigo era un amor de persona. Mucha gente dice que ella es mala, yo no puedo decir lo mismo. Anabela me regalaba ropa y dejaba que me maquillaran en la oficina de García, a la que únicamente ella tenía acceso. Lo que es cierto es que después de esos meses de trabajo juntas no pude comunicarme nunca más con ella, pedí varias veces su teléfono pero jamás me lo quisieron dar.
¿Hay algo que te gustaría decirle?
- Sí. Me gustaría decirle que si alguna vez vuelve a la tele, que por favor me convoque porque yo la quiero muchísimo. Para mí fue como una hermana.
¿Qué opinión tenés de quienes marcan que Anabela Ascar se reía de los invitados a su programa?
- Eso me pone mal porque fue un invento de Baby Etchecopar, señor que trabaja en Radio Rivadavia y que dijo que en Crónica me tenían para que la gente se matara de risa. También dijo que me usaban y que yo no tengo ningún talento. Eso me dio y me da mucha bronca, porque yo nunca hablé mal de él. De ese enojo salió No te lo voy a permitir, una de las canciones de mi disco que todavía se consigue por Mercado Libre a $1500, y de eso ya hace 15 años. Si no hubiese tenido talento, la gente no hubiera seguido comprando el disco.
El final de tu paso por Crónica no estuvo bueno. Me refiero al día que tuviste un ACV, en 2011, y lo transmitieron en vivo.
- Fue terrible. Ese día me agarró un ataque y perdí el habla. Por esa situación atravesé una internación muy larga y cuando me recuperé, no volvieron a llamarme de Crónica. La única llamada que recibí después de mi salida del hospital fue de Anabela, para avisar que iba a ir al canal y decir que yo le había dado permiso para que pasara eso al aire. ¿Cómo la iba a autorizar a que pasara una nota tan espantosa? Eso lo tendrían que haber cortado.
¿Y qué terminó haciendo Anabela con esa grabación?
- Sacó el cassette y se lo puso en la cartera.
Ella fue a visitarme al Sanatorio Güemes para pedirme que fuera al canal y dijera que yo le había dado permiso para pasar esa nota… Cuando me desmayé tendrían que haber cortado todo. En cambio, decidieron hacer una cobertura del llamado a la ambulancia, de mi sufrimiento y de cómo me trasladaban al hospital. No se hace eso, está mal lucrar con una persona que se descompone. Te voy a contar algo más que pasó ese día y que no lo conté nunca.
Te escucho.
- El día del ataque yo le había dicho a la maquilladora que, por favor, llamara a la productora porque me sentía mal, pero apareció Anabela y dijo: “No, hay que vender, hay que vender”. Me llevó al piso y pasó lo que pasó.
Chica de la revista, tarjeta roja para Tinelli y el recuerdo de Cris Miró
En la canción Yo soy Zulma remarcás: “hasta Tinelli y el Maipo no paro”. En una entrevista con el periodista Franco Torchia deslizaste que tu contacto con Marcelo Tinelli no fue el mejor. ¿Qué pasó ahí?
- Tinelli me llamó una vez y no me pagaron, eso pasó. Me hicieron quedar todo un día y no percibí nada de dinero. Además, ¿cómo se llamaba esa que me imitaba, la rubia?
¿Gladys Florimonte?
- Sí, esa. Se hacía pasar por mí y lucraba en espectáculos con imitaciones de Zulma Lobato y a mí nunca me dieron un peso por eso. Que Dios la ayude… de todas maneras ahora no la veo en ninguna parte. No sé si está trabajando actualmente.
En paralelo a tu trabajo en televisión, hiciste teatro. ¿Qué recordás de tu primera vez arriba de un escenario?
- La primera vez fue en el 2009, cuando actué en el Teatro La Campana con la primera revista de una chica trans que se hizo en Mar del Plata y que se llamó Zulma Lobato y con esta los mato. Al principio estaba muy tímida, me costaba enfrentar al público. Después de la primera semana ya estaba más canchera.
¿Quién era tu actriz referente de la revista?
- Cris Miró. A ella la fui a ver al Maipo en los ‘90, era una maravilla. Estaba Cecilia Narova como primera figura, pero el aplauso final siempre era para Cris Miró. Tal es así que al poco tiempo la pusieron a Cris como primera figura y Narova renunció a la revista bajo el argumento de que “nunca iba a estar debajo de un travesti”. Esa revista de Lino Patalano fue un éxito total, a pesar de que él tenía miedo de contratar a Cris.
Cuando Cris terminó esa temporada la llamaron para Más pinas que las gallutas y al poco tiempo se enfermó y murió. Fue muy triste y lamentablemente quien la reemplazó fue Florencia de la V, una chica que no conocía nadie, que trabajaba en un sótano y tenía solamente un vestido y un par de zapatos. Florencia se hizo famosa gracias a Cris Miró.
Vuelvo al 2009 y a tu debut en el teatro de revista. ¿La pasaste bien en esa experiencia?
- Al principio sí, porque tuve la posibilidad de ser una vedette con plumas y tetero, y yo nunca pensé que iba a llegar a eso. Me acuerdo que había tipos que me gritaban desde la platea: “sos una potra, sos una potra”. Se re calentaban.
Lo que no fue lindo fue que el hombre que me había contratado, Jorge Kirovsky, se comportó como un sinvergüenza. Yo tenía un contrato desde el 2 de enero hasta el 20 de marzo y él, el 15 de febrero, me traicionó. Primero, me llamó por teléfono al lugar donde estaba viviendo en Mar del Plata para avisarme que me habían llamado de Canal 9, para hacer Almorzando con Zulma Lobato, y que por ese programa la revista no se iba a hacer más. Yo me lo creí y cuando volví a mi casa (en Buenos Aires) me encontré con la caja fuerte vacía. Tenía un montón de plata y dólares, y estuve un año para reponerme de esa estafa.
¿Vos pensás que fue él quien efectuó el robo?
- Sí. Lo peor es que al poco tiempo me llamó para decirme si reponíamos la obra en Buenos Aires. ¡No lo podía creer! Le dije que con él no volvería a trabajar nunca más.
Ese año estuve muy mal anímicamente. En esa época vivía en Floresta y no recibía llamados de nadie, ni siquiera de mis hermanas. Tampoco podía recurrir a la televisión porque me tenían prohibida, como pasaba en la época de los militares.
MÁS INFO
"Cristina me ayudó a ser Zulma Nélida Lobato"
¿Sos peronista?
- Soy peronista y de Cristina. Durante los dos gobiernos de Cristina yo vivía muy bien, tenía trabajo, me llamaban de los canales, podía pagar el alquiler y tenía muchos amigos. Ahora resulta ser que estoy pasando un mal momento y se borraron todos. Es como el dicho de Mirtha Legrand: “Como te ven, te tratan. Si te ven mal, te maltratan. Si te ven bien, te contratan”.
Hablemos del día en que hiciste el cambio de DNI.
- Fue uno de los días más felices de mi vida. Me emocioné mucho. Cristina me ayudó a ser Zulma Nélida Lobato, gracias a la Ley de Identidad de Género. Mi nombre es un homenaje a las actrices Zulma Faiad y Nélida Lobato, quienes protagonizaron Escándalos, una revista muy importante que llenaba siempre. Yo la conocí a Nélida Lobato y era un monumento, un encanto de persona. A Zulma Faiad también, una mujer despampanante.
¿Sentís que hoy hay un retroceso social en materia de respeto e igualdad hacia las personas LGBT+?
Sí, aunque yo siempre sufrí discriminación, insultos y faltas de respeto. Tal es así que el otro día un tipo me trató de hombre y bueno, me enojé mucho y lo agarré a las trompadas por su nivel de crueldad. Me tuvieron que sacar dos personas, no sé qué hubiera pasado si no estaba esa gente para interceder en la pelea. Por suerte también hay personas buenas que cuando me ven por la calle, me paran y me preguntan: “Zulma, ¿cuándo volvés a la tele?”.
Quienes deseen ayudar a Zulma Lobato con donaciones pueden hacerlo al alias VIENTO.FRIO.CARTEL. Para contrataciones, contactarse con Lautaro Reyes.
