La piel es el órgano más grande del cuerpo y, al mismo tiempo, el más expuesto a factores externos. Cada vez más, aprendemos que no alcanza con cubrir imperfecciones: el verdadero secreto está en cuidarla con productos que respeten su equilibrio. En ese camino, los rituales caseros como el tónico de manzanilla se convirtieron en favoritos de quienes apuestan por la cosmética natural.
Este sencillo preparado no solo refresca e ilumina el rostro, sino que también brinda la tranquilidad de saber exactamente qué ingredientes aplicás en tu piel. Calma, desinflama y aporta frescura inmediata, sin químicos ni fórmulas complejas, lo que lo vuelve un aliado ideal en días de calor o después de la exposición solar.
MÁS INFO
Cómo preparar el tónico de manzanilla en casa
Solo necesitás 1 cucharada de flores frescas de manzanilla (o media de flores secas) y 200 ml de agua. Hacés una infusión, la dejás reposar tapada por 30 minutos y luego la colás varias veces. Guardás el líquido en un frasco con atomizador y ¡listo! Si querés, podés sumar un chorrito de agua de mar para más hidratación o unas gotas de aceite vegetal si tu piel tiende a la sequedad. Conservá el preparado en la heladera y usalo dentro de la semana.
Aplicalo como bruma en el rostro, cuerpo o incluso cabello, todas las veces que quieras. En pieles sensibles o con rosácea, lo ideal es usarlo en spray directo y evitar el algodón para no irritar. El secreto está en la constancia: incorporado a la rutina diaria, este tónico mejora la textura, aporta luminosidad y le devuelve a la piel un aspecto radiante y saludable. Eso sí, no reemplaza al protector solar, sino que lo complementa.