Son casi las ocho de la noche y Cítrico mira el reloj. “Tengo que postear”, dice entre risas, mientras acomoda el celular sobre la mesa. Acaba de lanzar Desastre, su nuevo disco, y aunque las redes reclaman atención, todavía vibra la adrenalina del estreno. Del otro lado, el músico habla rápido, con esa mezcla de alivio y vértigo que se siente cuando algo en lo que se trabajó durante años finalmente sale a la luz.
“Desde que salió el disco anterior, Sentimental, ya estaba armando este”, cuenta. “No hubo un parate real. Lo que sí hubo fue un proceso de encontrar el equilibrio entre Cítrico productor y Cítrico artista”. Ese doble rol lo acompañó en los últimos años: mientras producía para otros, iba gestando un sonido más propio, más directo, más inquieto.
El resultado es Desastre, un disco que, lejos de lo melancólico de su antecesor, se anima a la ironía, al ritmo, a la imperfección. El título no es casual: “La búsqueda fue salir de la zona de confort. Hacer algo más jugado, con letras que digan cosas que antes no me animaba a decir. El tema Desastre es bandera de eso: estoy diciendo todo lo que hice mal, pero riéndome al mismo tiempo”.
Cómo suena Desastre, el nuevo disco de Cítrico
El álbum abre con El mundo no gira alrededor tuyo, una canción de desamor disfrazada de hit veraniego. “La hice en un día”, confiesa. “Pero claro, con todo el laburo previo que me llevó poder hacer un tema así de rápido”. En esa mezcla de frescura y precisión se resume gran parte del espíritu de Cítrico: un artista que busca la emoción sin abandonar la sutileza del oficio.
A lo largo del disco hay colaboraciones que expanden su universo. Con Lautaro Cura (de Isla de Caras), por ejemplo, reescribieron juntos una letra que él ya tenía completa. “Llegamos a lugares que no habría alcanzado solo”, dice. Y con Abril Olivera grabó una canción más soul, romántica y suave, que funciona como contrapunto de las otras más filosas.
Las letras, asegura, son el corazón del proyecto. “Si la letra no me lleva a ningún lado, no conecto. Antes capaz escribía más para acompañar la melodía, pero ahora necesito que diga algo real. Emmanuel (Horvilleur) me enseñó mucho en eso. Trabajando con él aprendí a pulir hasta que cada palabra tenga sentido”.
En Desastre, Cítrico se ríe de sí mismo, se muestra más irónico, incluso más vulnerable. Hay desencuentros, amor, y una mirada que alterna entre el cinismo y la ternura. “No quería hacer un disco bajón”, aclara. “Quería que, incluso cuando hable de desamor, tenga una energía que te haga salir a flote”.
En la parte visual del proyecto aparece un personaje inesperado: un oso. “El oso representa la parte más lúdica del disco, la idea de romper con la perfección. Es un símbolo del caos y la libertad. Desastre tiene mucho de eso: de dejarse ser.”
Mientras habla, Cítrico parece repasar un camino que recién ahora puede mirar con distancia. “Hay temas que hice hace dos años, videoclips que grabé hace un año y medio. Tener paciencia fue clave. Saber que tenía algo que valía la pena, aunque todavía nadie lo escuchara”.
Ahora que el disco finalmente está afuera, planea presentarlo en 2026 con una puesta visual potente: videoclips, visualizers y un show en vivo que, promete, va a estar a la altura del caos que lo inspiró.
“Desastre es mi mejor momento”, dice al final, ya con el celular en la mano, listo para subir una historia más. “Es el disco más libre que hice. El más honesto. A veces uno tiene que desarmarse un poco para volver a encontrarse”.
