Después de casi 20 años con el mismo nombre, una de las bandas más legendarias del indie platense debió cambiar su nombre por una cuestión legal: Hojas secas pasó a ser Hojas por el Barrio desde el 2022. Pero este hecho no estuvo ni cerca de frenarlos, ya que no solo hicieron su primera gira por México, si no que están por lanzar un nuevo disco. Tras presentar el tercer adelanto de lo que será su quinto trabajo de estudio, el cantante Lucas Jaubet charló con El Destape sobre su historia, la importancia de El Mató a un Policía Motorizado y sus motivaciones para seguir haciendo música, entre otros temas.
¿Ya terminaron el disco nuevo?
- Ya terminamos de grabar. Ahora estábamos viendo de regrabar, porque siempre cuando empezás a mezclar, decís "che esto lo podría haber tocado diferente", o mejor o con otra guitarra u otro sonido y ya empezás a regrabar todo. Faltan algunas letras también terminar y grabar, pero básicamente ya está en un 70 u 80% el disco.
Después de tantos años en la música, ¿logran hacer lo que se proponen antes de entrar al estudio?
- Tenemos cuatro discos y ninguno fue lo que esperábamos. Igual ya sabíamos que era así, desde todo punto de vista: estético, compositivo. Es inevitable, no va a salir como vos querés, va a salir otra cosa. Hacer un disco es como cualquier proyecto, tenés una idea, cuando arrancás se va transformando y al final, cuando se consuma, es bastante diferente a la idea original. Y te dispara nuevas sensaciones, nuevos sentimientos. Y después está la interpretación del público, que es otra. En definitiva es hacer todo esto para que la rueda gire.
Dentro de eso también entra su reciente gira por México.
- La gira a México fue algo que nunca habíamos hecho, lo más internacional que habíamos hecho había sido ir a Montevideo. Decidimos el año pasado ir a México, sin saber qué iba a pasar ni qué público iba a haber. De hecho era la primera vez que me tomaba un avión en mi vida. Fue todo fascinante, increíble. La gente super entusiasta, aman también a la música argentina. Se la respeta mucho, se la admira mucho. En todos lados sonaban los Cadillacs, El Mató, Soda Stereo. Donde ibas a comer un taco estaba sonando una banda argentina. Me sentí bastante de local. Fue re divertido, conocimos 5 ciudades, fuimos al interior de México. En todos lados la gente re amable, re buena.
¿Los ayudó que El Mató alcanzara la popularidad a la que llegó?
- El Mató es la punta de lanza del sello Laptra, al cual pertenecemos. Es una banda que no tiene techo, que está creciendo a nivel global. Ya es una banda internacional, es mainstream sin las cosas feas del mainstream, sin rebajarse, no exageran con la publicidad. Es una banda muy elegante comunicacionalmente. Allá los quieren mucho. La canción que grabé con Santi (Motorizado) ya la conocían. Yo preguntaba si conocían la canción y gritaban todos "siiii". Eran 50, 70 personas y gritaban, todos cantaban. La feria de discos y remeras compraban todo. Todas las fechas vendimos cosas. La gente muy entusiasta, muy hambrienta de música. No sé si era porque éramos nosotros argentinos o es así en general.
Después de tantos años en la música, ¿qué los motiva a seguir y probar nuevas experiencias?
- Lo que nos motiva es una lucha, una disputa, que hay contra uno mismo siempre. Contra el pasado, contra nuestro pasado. Uno va creciendo y quiere hacer las cosas mejor. Yo supongo que estamos haciendo las cosas mucho mejor que antes, más conscientes también de un montón de cosas. Imaginate que del 2005 a este año pasó de todo: cambió la música, la política, el arte, la cultura. Nosotros siempre fuimos una banda que buscamos hablar de las cosas cotidianas, la tradición, el costumbrismo. Haciendo distintos estilos, pero siempre con el aura del rocanrol. Llevar nuestra música a México fue abrir una puerta nueva, ahora entendemos que el mundo es inmenso y que hay que mostrar lo que hacés, tomarse el trabajo de llevarlo. Llevar las canciones a otros lados. Lo seguimos haciendo básicamente porque es lo único que sabemos hacer, es lo que más nos alimenta, nos gratifica. La vida es un montón de cosas aburridas, monótonas y que son para sobrevivir. Lo nuestro es pasarla bien primero, tratar de expresarse y disfrutar.
Hay algo también en torno a la comunidad el hacer música y compartirla.
- Lo que hacemos los artistas es grabar canciones, que quedan para la posteridad, para siempre. Es dejar un legado y hay un montón de gente que nos manda covers o versiones acústicas de nuestros temas. La música se empieza a contagiar, se empieza a transmitir y la canción no es más tuya. Cuando la terminás de grabar y la definiste, se derrumbó porque es de otros ahora. Cada uno le pone el sentido que quiere, te cambia las palabras cuando te la canta. Cada uno le pone lo que quiere y hace lo que quiere con la canción. La cuestión es una lucha nuestra que queremos terminarla, cerrarla, definirla, para que otro venga y la haga mierda. Pero es eso, otro se alimenta de eso. Nos alimentamos de cultura, de arte. Cada canción es una pieza. Aunque sea un cachito te gratifica.
Es un poco contrario al individualismo reinante del presente.
- Es raro tener una banda de rock, con 5 personas arriba del escenario y como 10 abajo. Es un grupo, un colectivo que va para todos lados haciendo cosas. Con la canción pasa que es algo que hacés pero ya no es más para vos solo, rompió la barrera de la intimidad. La canción arranca de una persona, que puedo ser yo, la hago, la paso a la banda, ahí ya rompí algo, todos le modificaron algo, todos la cambiaron un poquito. Y después eso sale al público y cada uno le da la impronta que quiere. Te la agarra un DJ y hace un remix. Es de todos también y ahí está la colectividad. Más allá del individualismo que quiera tener cada uno, es inevitable estar en comunidad.