Este 30 de abril se estrenó en Netflix El Eternauta, una de las producciones más esperadas por el público argentino. La serie marca un hito no solo por tratarse de la adaptación de uno de los clásicos más importantes de la literatura gráfica nacional, sino también por ser la mayor apuesta de la plataforma en el país. Con seis episodios ya disponibles, esta nueva versión del emblemático cómic de ciencia ficción creado por Héctor Germán Oesterheld trae la historia al presente, sumando personajes inéditos y modificaciones en la trama original.
Pero El Eternauta no es solo una historia de ciencia ficción con invasiones alienígenas y clima mortal. Detrás de su creación hay una historia profunda, dolorosa y cargada de contenido político que atraviesa buena parte de la historia argentina reciente. Por eso mismo, llevarla a la pantalla no fue tarea sencilla: la figura de Oesterheld y el destino de su familia explican por qué esta obra sigue siendo tan potente hoy como en el momento de su publicación original.
El trasfondo de "El Eternauta": una historieta marcada por la tragedia
Héctor Germán Oesterheld fue un guionista y escritor argentino que revolucionó el mundo de la historieta con obras que combinaban aventura, ciencia ficción y una profunda reflexión social. Aunque creó varios títulos destacados, El Eternauta, publicada por primera vez en 1957 con dibujos de Francisco Solano López, se convirtió en su obra más representativa, y con el tiempo, en un símbolo de resistencia.
La historia sigue a Juan Salvo, un hombre común que, junto a su familia y amigos, intenta sobrevivir a una invasión alienígena en Buenos Aires mientras una nevada mortal cubre la ciudad. Pero El Eternauta no fue solo una aventura gráfica: desde sus páginas, Oesterheld planteó una crítica velada pero intensa al poder, la represión y la pasividad ante las injusticias. Esa postura comprometida, que se volvió cada vez más explícita en sus obras, también le costó la vida.
El 27 de abril de 1977, en plena dictadura militar, Oesterheld fue secuestrado debido a su militancia y vínculos con Montoneros. Nunca más se lo volvió a ver con vida. Pasó por al menos dos centros clandestinos y sus compañeros de encierro relataron que fue brutalmente torturado. Su muerte se estima que ocurrió en 1978, aunque su cuerpo nunca fue hallado. La tragedia no terminó allí: tres de sus hijas fueron secuestradas en 1976 y una cuarta fue atacada en 1977 cuando estaba embarazada. También desaparecieron al menos dos de sus nietos, nacidos en centros clandestinos de detención.
El Eternauta no es solo una obra de ciencia ficción: es una advertencia, un testimonio y una denuncia. Por eso, su adaptación a la pantalla no es solamente un evento cultural, sino también político.