Desde que Max Verstappen empezó a dominar la Fórmula 1, vimos temporadas en que parecía imbatible: victorias, poles, rivales que apenas se acercaban. Pero 2025, para quienes seguimos la categoría en Argentina, planteó una historia distinta. La ventaja evidentemente se redujo y los equipos que antes sólo miraban de lejos al holandés ahora lo tienen por debajo en la tabla de pilotos. En Argentina se ve cómo muchos jóvenes hinchas y apuestas nacientes (al pensar en bet365 opiniones, por ejemplo, y los análisis de rendimiento) han cambiado su mirada: ya no se da por hecho que gane siempre.
Verstappen mantiene una gran habilidad como piloto, pero hoy está detrás en la tabla y el ritmo de victoria no es el mismo que en sus temporadas anteriores. Mientras tanto, otros pilotos —y sobre todo equipos— se le acercaron, lo que abre el interrogante: ¿todavía puede remontar? En un escenario en que muchos miran pronósticos, análisis de rendimiento y hasta requerimientos condicionados por reglamentos, la respuesta exige matices.
Para entender bien este panorama, conviene ver primero dónde está Verstappen en la clasificación, qué factores lo limitan, cómo cambió el ecosistema de la F1 y qué requeriría para dar vuelta la temporada.
¿Dónde está Verstappen hoy?
Al momento de redactar este artículo, Verstappen ocupa el tercer lugar en la tabla de pilotos con aproximadamente 321 puntos, mientras que los dos líderes superan los 350 con apenas unas carreras por disputar.
¿Por qué su superioridad ya no es tan notable?
Varias razones explican este cambio de escenario:
-
El paquete técnico del equipo: En sus años de dominio, Verstappen contaba con un auto que muchas veces era el mejor en pista. Hoy el equipo Red Bull Racing enfrenta ajustes, algunas carreras menos favorables a su configuración y adversarios que evolucionaron.
-
La competencia mejoró: Escuderías como McLaren F1 Team pusieron a sus dos pilotos al frente, generando presión constante. Eso reduce el margen de error que Verstappen tenía antes.
-
Cambios reglamentarios y variedad de circuitos: Las pistas urbanas, los sprints, los paquetes de motor y aerodinámica cada vez homogéneos hacen que el salto cualitativo ya no sea tan grande como antes.
-
Presión distinta: Ganar tres o cuatro títulos seguidos genera una carga enorme, y ahora Verstappen tiene que luchar más que liderar cómodamente.
-
Irregularidad: Ciertas carreras lo muestran fuerte, otras lo dejan rezagado. Esa variabilidad reduce la sensación de dominio que tenía antes.
¿Qué tiene que pasar para que todavía gane el campeonato?
Aunque la diferencia es grande, matemáticamente no está descartado que Verstappen lo vuelva a dar vuelta. Para que ocurra, deben cumplirse varios requisitos:
-
Ganar casi todas las carreras restantes, incluyendo sprints si los hay. Cada triunfo suma mucho y resta ventaja al rival.
-
Que los líderes (suponiendo que sean los de McLaren) tengan resultados pobres: abandonos, errores, mala suerte. Verstappen no sólo debe rendir al máximo, sino también que los demás fallen.
-
Que el coche funcione perfectamente y sin falla: un sólo error mecánico, accidente o penalización podría enterrarlo.
-
Estrategia impecable de equipo: boxes, neumáticos, puesta a punto y decisiones de carrera deben favorecerlo al máximo.
-
Sacarle ventaja donde pueda: en circuitos que históricamente lo favorecen a él o a su equipo, debe maximizar los puntos posibles.
¿Y cuál es su probabilidad real desde la perspectiva técnica?
Los números y el contexto pesan mucho más que la fe. Y lo que vemos dice que la probabilidad de que Verstappen vuelva a ganar el título es baja, aunque no nula. La brecha ya es grande, los rivales están mejor y no tiene margen para fallar. Esto no quita que, si tiene un monoplaza espectacular en las últimas semanas, la sorpresa sea posible. Pero considerando lo que pasó hasta ahora, para que vuelva a ganar necesitaría una combinación de casi perfección y varios errores de sus rivales. En definitiva: sí, puede hacerlo, pero sería una proeza.
En conclusión, Max Verstappen cambió de rol en 2025: de dominador absoluto a perseguidor con ciertas opciones remotas. Las mejoras de la competencia, la menor ventaja técnica, los nuevos trazados y reglamentos lo colocan en una posición donde debe rendir al máximo sin margen de error. Desde Argentina lo miramos distinto; antes el auto era garantía, ahora el corazón pesa tanto como la máquina.
