El gobierno de Javier Milei puso frenos a la operación de compra de Telefónica Argentina por parte del Grupo Clarín al argumentar que la operación representaba la creación de un oligopolio. El mismo fundamento libertario, sin embargo, no parece aplicar al mercado de alimentos de consumo masivo, donde se concentra el 90% de la facturación en un puñado de empresas. Por esta razón, organizaciones sociales piden retomar la discusión por la creación de una empresa estatal de producción de alimentos que compita en el sector y permita estabilizar los precios de la comida a largo plazo.
Según el Centro de Estudios por la Soberanía Popular Mariano Moreno, en la Argentina gobernada por Milei 16 millones de personas, una de cada tres, sufren inseguridad alimentaria¨. En paralelo, diez corporaciones controlan el 90% del mercado de alimentos y controlan los precios.
El centro de estudios formó parte de la producción y realización del documental "Empresa Nacional de Alimentos, una respuesta Soberana", cuyo pre estreno será este viernes a las 19 en el Multiespacio Palacio El Victorial, Piedras 722. La pieza retoma una discusión que amagó a profundizarse durante el gobierno del Frente de Todos, pero que -como otros proyectos- quedó trunca.
Concentración en el mercado de alimentos: origen y consecuencia
A partir del último golpe de Estado cívico-militar, se generó un proceso de transnacionalización de la economía. Este régimen impuso un nuevo modelo de acumulación capitalista en nuestro país basado en la desindustrialización al servicio de los intereses financieros de las corporaciones extranjeras, camino que se profundizó hacia la década de los ´90, acentuando la monopolización en general y, en particular de la producción y comercialización de alimentos a partir del hipermercadismo. La estrategia trazada por Martínez de Hoz, Menem, Cavallo y De La Rúa generó las condiciones necesarias para que ese capital extranjerizado, concentrado y monopolizado se instalara.
Actualmente, diez empresas productoras de alimentos que poseen casi el 100% del mercado. Son nueve transnacionales y una multinacional con sede en Argentina que concentran la producción, comercialización de alimentos y que generan los precios. Algunas de esas empresas, incluso, son socias en la producción de determinados productos, lo que incrementa aún más su posición dominante.
En los principales rubros alimenticios existen un máximo de hasta tres oferentes por cada rubro y, en la mayoría de los casos, las empresas se repiten. En el rubro aceites solo tres empresas concentran el 90,5 por ciento de la facturación y el 90,6 por ciento del volumen. Se trata de Aceitera General Deheza, Molinos Cañuelas y Molinos Río de la Plata. En el segmento de gaseosas, el 98,3 por ciento de la facturación se la reparten Pepsico y Coca Cola. En aguas y aguas saborizadas se suma a estas dos ADA, y entre las tres (junto a Pepsico y Coca Cola) concentran el 89,6 por ciento del mercado.
En azúcar hay tres ingenios que acaparan el 85 por ciento de la facturación: Ingenio El Tabacal, Ledesma y Valpafe. En caldos, el 90,6 por ciento es solo de Unilever, que es multinacional. Lo mismo sucede con los desodorantes, donde Unilever factura el 84,5 por ciento de las ventas totales del rubro. En jabón en polvo, esta misma compañía se hace cargo del 82,7 por ciento del volumen. de ventas. En cerveza, Quilmes y CCU Argentina suman el 98,2 por ciento de la facturación. En cremas dentales, solo Colgate Palmolive concentra el 84,7 por ciento de las ventas.
En mayonesas, solo dos firmas (General Deheza y Unilever) concentran el 97,8 por ciento de las ventas. Arcor posee además el 70,7 por ciento de las ventas de mermeladas al público, mientras que en el rubro pañales, el 95,6 por ciento de las ventas las realizan Kimberley Clark y Procter and Gamble. Por su parte, la firma Johnson y Johnson vente el 90 por ciento de los repelentes del mercado.
Por qué es importante la creación de una Empresa Pública de Alimentos (EPA)
El trabajo teórico en el que se basó el documental señaló que es "fundamental impulsar el rol activo del Estado en la planificación, regulación, control, producción, análisis de costos y comercialización de los alimentos de manera no monopólica para no dejar el mercado en manos de las grandes corporaciones". Además, consideró que es "necesario cambiar la vieja lógica neoliberal y no pensar al Estado como cliente de las grandes corporaciones sino como asociado directo de los productores con capacidad de planificar a largo plazo".
A partir de la creación de la EPA sería "posible generar precios de referencia para los productos de consumo masivo", remarcó el documento. La EPA tiene distintos tipos de objetivos, entre los que destacan:
- Reorientar la matriz productiva agroalimentaria hacía la integración y federalización del país, promoviendo un proceso industrializador y generador de valor en las economías regionales.
- Generar mejores condiciones económicas y de vida a los productores y trabajadores de la producción primaria y la economía popular.
- Fortalecer e impulsar el desarrollo de la producción popular y de pequeños productores.
- Promover la estabilidad de precios para productores y consumidores de alimentos.
- Garantizar el abastecimiento de alimentos sanos y nutricionalmente diversos a mercados institucionales, comedores comunitarios y sectores populares en general.
- Limitar el poder de mercado (abusos de posiciones dominantes) de empresas concentradas en las cadenas agroalimentarias.
Para el ex secretario de Comercio Guillermo Hang, la idea sería "potable para otro contexto", enmarcado en una etapa de "crecimiento productivo". Y agregó: "Hoy es difícil pensar en el estado invirtiendo en capacidad productiva cuando la capacidad instalada del sector privado está subutilizada. Para tener peso en la producción de alimentos, una empresa estatal debería contar con muchos recursos humanos y financieros".
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"Una forma más sencilla (y menos ambiciosa) podría ser que la empresa se dedique a intermediar, participando en la comercialización con volúmenes relevantes. Considero que una propuesta así habría que ejecutarla bajo algunos principios innegociables, como que la empresa pueda autofinanciarse y sea manejada con criterios económicos razonables", analizó el economista.
Respecto a los modelos alternativos de construcción de la EPA, desde el centro contemplan dos esquemas posibles:
- Empresa mixta, público-privada entre el Estado y una cooperativa o conjunto de cooperativas donde exista una integración vertical diferenciada. Ejemplo: la producción y logística las hacen cooperativas, el almacenamiento y comercialización, el Estado.
- Consorcio mixto conjunto de cooperativas con el Estado como aglutinador temporal. Un ejemplo posible puede ser el de los Comité de Cuencas o Consorcio de Aguas: el Estado sirve solo a la planificación, conciliación de intereses y luego se retira.
El dirigente del Movimiento Popular La Dignidad y conductor del documental, Rafael Klejzer, afirmó a El Destape que la empresa pública de alimentos "es una de las herramientas que tiene el Estado para recuperar soberanía en lo que implica tanto energía como alimentos, que son los factores de desarrollo de una nación". Y consideró que "puede ser una de las opciones de las tantas opciones de empresas públicas que existen a nivel nacional, que va desde YPF Agro hasta la empresa de logística y comercialización del mercado central".
"La empresa pública alimento implica tener en cuenta el alimento como un bien social, como un derecho social y no como una mercancía. Y a partir de ahí, bajo ese nuevo paradigma, se revierte la matriz productiva en la Argentina, se discute la logística del tren, se discute la nacionalización de los puertos, se discute la nacionalización del comercio exterior, se plantea la alianza con pequeños y medianos empresarios, y sobre todo se discute la tenencia injusta de la tierra", concluyó Klejzer.