La primera jornada del 61º Coloquio de IDEA, que comenzó este miércoles en Mar del Plata, transcurrió entre reclamos empresariales por una mayor competitividad y la espera de novedades oficiales desde Washington, frente a una presencia del Gobierno que se anticipa limitada.
El tono de los empresarios más importantes del país, nucleados en el hotel Sheraton de la ciudad balnearia, sigue siendo de apoyo a la administración de Javier Milei.
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Aun así, la sintonía fina denota un cambio frente al Coloquio de 2024. El año pasado, el clima era de festejo por un buen momento político del Gobierno. Y, fundamentalmente, de optimismo por las reformas estructurales consumadas o por avecinarse. Pese a que la actividad no daba signos de despegue, todavía había margen de espera.
En 2025, ese margen parece ser más pequeño, mientras aumenta la impaciencia por el crecimiento. Algo de eso quedó plasmado en el slogan oficial: "Juega Argentina. A competir, producir, innovar".
Como parte del mismo juego de palabras de dudoso gusto que sigue exprimiendo el Mundial de Qatar, la charla empresarial más importante de la jornada se tituló "Argentina sale a la cancha", en la que cuatro referentes de diversos sectores (Ignacio Bartolomé, CEO de GDM; Horacio Marín, Presidente & CEO de YPF; Martín Migoya, Co-fundador y CEO de Globant; y Martín Rappallini, presidente de la UIA), se explayaron sobre cómo aumentar la competitividad en sus respectivas empresas.
Se trata de una muestra de que el círculo rojo empresarial considera estar ya en "tiempo de descuento" o "pidiéndole la hora al referí" para poder, finalmente, avanzar hacia una nueva etapa en la que la expansión de la actividad empiece a sentirse de manera más concreta.
Adorni y su preocupación por la productividad
El Gobierno recogió el guante. Quien puso la cara fue el vocero presidencial, Manuel Adorni, que se acercó hasta Mar del Plata en representación de Javier Milei para cerrar la primera jornada.
El Presidente estaba invitado para clausurar el Coloquio el próximo viernes, pero ya anticipó que pegará el faltazo, aduciendo otros "compromisos vinculados a temas centrales de su gestión", aclaró IDEA.
Adorni, sin embargo, procuró tener un discurso que contente a una audiencia de empresarios, de modo tal que reflejó una nueva postura del Gobierno en favor de comenzar a impulsar la productividad, justamente a tono con el slogan oficial del evento.
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"Ya le dedicamos estos dos primeros años de gobierno a estabilizar el descalabro económico heredado. Ordenamos el plano fiscal, ordenamos el plano monetario y ordenamos el plano cambiario", dijo el vocero al respecto.
"Ahora, en nuestro segundo mandato (sic), debemos llevar a cabo las reformas profundas que hacen falta para tener una economía más competitiva, reformas que son una verdadera deuda para con nuestra sociedad desde hace muchísimos, muchísimos años", agregó.
De este modo, el oficialismo parece reconocer, quizás por primera vez, que la deuda de este primer bienio es el aumento de la actividad, y que a partir de 2026 se debe pasar por fin a una nueva etapa que permita un crecimiento sostenido para las empresas y los bolsillos.
Más allá de eso, el vocero se limitó a repetir los conceptos de la reforma laboral y tributaria que el mismo Milei ya había anunciado la semana pasada, y que el Gobierno buscará impulsar en el Congreso luego del 10 de diciembre.
La incertidumbre política por el acuerdo con EEUU
El problema es que todas estas intenciones de los empresarios y el Gobierno navegan en la incertidumbre, ante la falta de precisiones oficiales sobre el acuerdo con Estados Unidos y la incógnita sobre qué ocurrirá en las elecciones del 26 de octubre.
Hacia el mediodía, las nuevas declaraciones de Scott Bessent sobre una ayuda extra de 20.000 millones de dólares por fuera del swap, junto con una nueva compra de pesos por parte del Tesoro estadounidense, trajeron algo de calma y optimismo entre los participantes.
Pero, con el correr de la tarde, los rumores sobre que podría haber un acuerdo formal con el gobierno de Trump este mismo martes no se materializaron, y las inquietudes retornaron a los pasillos. Por ahora, lo que reina es la resignación, ante la idea de que el resultado de los comicios, más para mal que para bien, ya "está jugado".