El Gobierno nacional resolvió dar un paso que hasta hace apenas unas semanas negaba: intervenir directamente en el mercado de cambios para frenar la escalada del dólar. La medida se tradujo en un retroceso de la divisa sobre el cierre de la jornada, cuando la cotización oficial en el Banco Nación terminó en $1.335 para la compra y $1.375 para la venta, es decir, $10 menos respecto del cierre anterior.
El anuncio lo hizo el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, a través de la red social X: “El Tesoro Nacional anuncia que a partir del día de la fecha participará en el mercado libre de cambios con el fin de contribuir a su liquidez y normal funcionamiento”. El mensaje generó sorpresa porque contrasta con lo que el propio Quirno había publicado un mes atrás, cuando defendía el sistema de flotación entre bandas al afirmar que el Banco Central (BCRA) solo compraba dólares en el piso y vendía en el techo de la banda.
La contradicción se suma a lo ocurrido a comienzos de agosto, cuando el presidente Javier Milei, el ministro de Economía Luis Caputo, Quirno y otros funcionarios celebraban en un canal de streaming que “el dólar flota”. Ahora, frente a la presión cambiaria y al contexto político marcado por el llamado “caso Spagnuolo”, el Gobierno optó por modificar su estrategia y recurrir a la intervención directa en el mercado spot.
Cuando se dice que el Tesoro “interviene en el mercado de cambios”, significa que el Estado, a través del Ministerio de Economía y el Banco Central, decide entrar directamente a comprar o vender dólares en el mercado oficial para influir en su cotización.
En este caso, el Tesoro anunció que empezará a vender dólares en el mercado spot (es decir, entrega inmediata) con el objetivo de:
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Aumentar la oferta de divisas: al volcar dólares al mercado, se busca que el precio de la moneda estadounidense baje o al menos deje de subir tan rápido.
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Dar “señales de control”: la intervención pretende mostrar que el Gobierno está dispuesto a usar sus reservas para frenar movimientos bruscos y calmar la incertidumbre política y financiera.
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Contener expectativas: cuando el dólar se dispara, suele generar más presión inflacionaria y desconfianza. Intervenir ayuda a evitar un desanclaje mayor de precios y a sostener la demanda de pesos.
La contracara es que cada dólar que el Tesoro o el BCRA vende reduce el stock de reservas internacionales, que son limitadas y necesarias para sostener la estabilidad macroeconómica. Por eso, la gran pregunta es cuánto tiempo puede mantener el Gobierno este nivel de intervención sin comprometer la salud financiera del Banco Central.
Cómo quedó el mercado cambiario en la previa a las elecciones
Tras la decisión oficial, el tipo de cambio minorista cerró entre $1.375 y $1.380 en los bancos, con un máximo de $1.409. El dólar blue finalizó en $1.330 para la compra y $1.350 para la venta, lo que implicó una baja del 1,5% en la jornada.
En el segmento mayorista, la divisa descendió un 0,8% y se ubicó en $1.361, mientras que los tipos de cambio financieros también acompañaron la tendencia: el MEP retrocedió un 0,6% hasta $1.367,63, y el contado con liquidación (CCL) cayó un 1,4% hasta $1.371,55.
Por su parte, las reservas internacionales del BCRA cerraron en USD 40.030 millones, un nivel que vuelve a poner sobre la mesa la discusión acerca de la capacidad del Central de sostener la estrategia de intervención en el tiempo sin comprometer su posición externa.