Lejos de la promesa de lluvia de inversiones, la implementación del Régimen de Incentivo a Grandes Inversiones (RIGI) apenas sumó siete proyectos, algunos de los cuales estaban previsto de antemano. El blef de RIGI, que prometía impulsar el empleo, apenas sumó mil puestos de trabajo directos. El dato surge del informe elaborado por el Observatorio del RIGI, integrado por organizaciones sociales, institutos de investigación y académicos, sostuvo que a un año de la aprobación del régimen, el 23 de agosto del 2024. "Los resultados distan de las promesas iniciales”, concluyó el relevamiento.
“La anunciada ‘avalancha de capitales’ aún no llegó, mientras que el régimen ya consolida beneficios extraordinarios para un puñado de grandes inversores”, asegurando que el flujo de inversiones “ha sido acotado en un contexto atravesado por incertidumbres tanto nacionales como internacionales”, señala el documento oficial.
El Observatorio del RIGI está conformado por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el Centro de Políticas Públicas para el Socialismo (CEPPAS), la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad Nacional de San Martín (EPyG/UNSAM), el Espacio de Trabajo Fiscal para la Equidad (ETFE), la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) y el Transnational Institute (TNI).
El informe precisa que se presentaron 19 solicitudes de adhesión al RIGI, de las cuales 7 fueron aprobadas y 1 rechazada, lo que representa una inversión total de 13.067 millones de dólares y prevé apenas poco más de mil empleos directos. Todavía lejos de los 50.000 millones de dólares anticipados por el presidente Javier Milei.
Desde el Observatorio consideraron que es “una cifra mínima frente a los beneficios fiscales y cambiarios extraordinarios que otorga el régimen”. Transcurridos 12 meses de su puesta en marcha, un total de 15 provincias suscribieron formalmente la normativa específica del RIGI.
Los proyectos en danza
Las propuestas de adhesión comprenden 10 del sector minero (5 de litio, 3 de cobre y 2 de oro), 3 de energías renovables (2 parques eólicos y 1 fotovoltaico), 3 de infraestructura hidrocarburífera, 1 siderúrgico, 1 de biocombustibles y 1 de infraestructura portuaria.
El estudio detalló que “la inversión comprometida por los proyectos presentados ascendería a más de 30.760 millones de dólares” y puntualizó que “las inversiones de mayor volumen de divisas se concentran en actividades primario extractivas, en especial en proyectos para expandir las exportaciones de Vaca Muerta y de la minería”.
En cuanto al sector minero, que concentra la mayor cantidad de proyectos, aportó que alcanzan “una inversión estimada de 19.312 millones de dólares”, con cinco de los proyectos vinculados al sector del litio, localizados en Salta y Catamarca.
Los siete proyectos aprobados actualmente, que representan una inversión total de 13.067 millones de dólares, se distribuyen en hidrocarburos (2), minería (2), energía renovable (2) y siderurgia (1). El reporte reveló que “el sector hidrocarburífero concentra los montos de inversión más elevados en 3 proyectos por 9.790 millones de dólares”.
El Observatorio destacó que, “en la búsqueda para salir de la crisis externa inminente, el gobierno apuesta a inversiones y exportaciones de hidrocarburos, profundizando el mandato exportador”, advirtiendo que “en esto no repara en los potenciales daños ambientales, laborales o sociales que produzca, así como tampoco las concesiones institucionales que deba hacer”.
Sobre este aspecto, consideró que “el RIGI es la expresión más clara de este rumbo”, indicando que al ser aprobado bajo la excusa de promover inversiones “consolida un modelo extractivo que no opera en soledad” y remarcó que “YPF emerge como su verdadero motor: participa activamente en 3 de los 7 proyectos aprobados, dos de ellos directamente vinculados a Vaca Muerta”.