Uno de cada tres jóvenes aprende sobre dinero exclusivamente a través de redes sociales, de acuerdo a un informe elaborado por el banco Santander y la empresa IPSOS. La ausencia de educación financiera en escuelas y espacios formales empuja a los adolescentes y adultos jóvenes a buscar contenidos en plataformas digitales, aun cuando esto implica mayores riesgos de desinformación y exposición a estafas online.
El estudio, realizado en 10 países, revela un fenómeno que redefine la relación de las nuevas generaciones con el dinero: uno de cada tres jóvenes de entre 16 y 24 años ya aprende sobre finanzas a través de redes sociales. La cifra crece aún más en la Argentina, donde cerca del 30% recurre a influencers, tutoriales y plataformas digitales para suplir la falta de formación en escuelas y universidades.
La tendencia se consolida a nivel global: con 20.000 encuestas, el reporte muestra que los contenidos breves, ágiles y personalizados de internet desplazan al aula como principal fuente de educación financiera.
La falta de educación formal agrava la dependencia digital
En Argentina, la dependencia de las redes sociales para aprender sobre dinero es consecuencia directa de una deuda educativa estructural: el 86% de los jóvenes afirma no haber recibido educación financiera en la escuela, una de las cifras más altas entre los países relevados.
Sin embargo, la demanda existe: el 91% cree que las instituciones educativas y las familias deberían garantizarla. La ausencia de esos espacios formales explica por qué tantos jóvenes recurren a creadores de contenido, finfluencers y videos cortos para entender conceptos como ahorro, créditos, inversiones o inflación.
Pero esa migración tiene un costo: sin un marco crítico, el consumo de información en redes queda expuesto a errores, simplificaciones excesivas y riesgos concretos de estafa.
Estafas digitales: el costo oculto de aprender sin guía
El informe también alertó sobre una tendencia alarmante: 7 de cada 10 argentinos fueron víctimas de intentos de estafas digitales, y casi 1 de cada 4 cayó en un fraude online. La vulnerabilidad es mayor entre jóvenes que aprenden de economía exclusivamente en redes, donde proliferan supuestos expertos, promesas de “ganancias rápidas” y consejos sin sustento técnico.
El dato más contundente del estudio es la brecha entre percepción y realidad: aunque el 61% afirma tener conocimientos financieros, solo 11% se siente realmente informado. Y en Argentina, apenas el 27% respondió correctamente una pregunta sobre inflación, lo que demuestra que la exposición a contenido digital no siempre se traduce en aprendizaje sólido.
El problema no se limita a las nuevas generaciones. A nivel global, solo 2 de cada 10 adultos participaron alguna vez de un curso formal de educación financiera, aunque un abrumador 95% reconoce sus beneficios. Las principales barreras siguen siendo el costo (44%) y la falta de tiempo (31%). En ese vacío, el entorno digital se vuelve un sustituto accesible, veloz y omnipresente.
La evidencia es clara: las redes sociales se convirtieron en una fuente central de información financiera para los jóvenes, pero su crecimiento deja en evidencia una brecha preocupante. La falta de educación formal obliga a millones a aprender por su cuenta, en un ecosistema donde conviven consejos útiles, desinformación y riesgos reales.
La expansión de los influencers no es la causa, sino la consecuencia de un sistema educativo que corre detrás de los cambios culturales y tecnológicos.
