El círculo rojo y el FMI también perdieron

La victoria del peronismo en la provincia de Buenos Aires marca un límite a la estrategia del ajuste permanente de Milei. El poder económico reclama cambios de gabinete y reordenamiento económico; el FMI y el mercado financiero, un ajuste cambiario.

10 de septiembre, 2025 | 00.05

El resultado de las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires produjo un fuerte reacomodamiento en el mundo político. Javier Milei sufrió una derrota contundente, mientras que Axel Kicillof emergió fortalecido y se proyecta con mayor densidad en la política nacional. 

Además de la lógica de ganadores y perdedores que suele trazarse entre los principales dirigentes políticos, el impacto de este resultado electoral inesperado alcanza a actores menos visibles en la evaluación habitual: además de Milei, también perdieron el poder económico y el Fondo Monetario Internacional. Ambos apostaron abiertamente por Milei, aunque el denominado círculo rojo, en los últimos meses, empezó a soltar la mano, no para abandonarlo, sino para condicionar su segunda etapa de gobierno.

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Se sabe que el establishment no quiere el regreso del peronismo al poder, pero, al mismo tiempo, exige cambios de “formas” de gobernar, emprolijar el circuito de los “negocios” y plantea el reordenamiento del plan económico para que sea viable. 

Los grupos económicos y las principales cámaras empresariales acompañan un programa de desregulación, baja de impuestos y libertad absoluta de mercado. Esto postula Milei, aunque al momento de implementarlo está mostrando serias deficiencias de gestión. Sobre esta cuestión presiona el poder económico. 

El FMI, a través de su directora gerente Kristalina Georgieva, también alentó al gobierno de Milei con gestos explícitos de apoyo político y con un crédito de 20 mil millones de dólares, excepcional por las circunstancias, y más aún considerando que el organismo ya había otorgado un préstamo extraordinario de 45 mil millones de dólares al gobierno de Mauricio Macri.

Ahora difundió un comunicado de apoyo, sin embargo, con una frase que, leída entrelíneas, se traduce en la exigencia de un próximo ajuste cambiario: “Apoyamos el compromiso de garantizar la sostenibilidad del marco cambiario y monetario del programa”. “La sostenibilidad” hoy es una devaluación. 

Javier Milei sufrió una derrota contundente, mientras que Axel Kicillof emergió fortalecido y se proyectó con mayor densidad en la política nacional.

Quebrantos millonarios de empresas líderes

La derrota electoral en la provincia de Buenos Aires dejó expuesto el desgaste del gobierno liberal-libertario y abrió un escenario de incertidumbre. El retroceso de la actividad fue uno de los factores determinantes de este resultado. Con una economía estancada y con tendencia negativa, la debilidad del consumo interno y la pérdida de empleos, el malestar social se tradujo en la consolidación del tradicional voto al peronismo, mientras que hubo deserción del voto a Milei. 

El impacto desfavorable del plan económico de Milei no solo golpeó a la mayoría de las familias: las grandes empresas también sintieron el ajuste. Por caso, las compañías líderes del sector alimentario, como Molinos Río de la Plata (grupo Pérez Companc), Ledesma (grupo Blaquier), Arcor (de la familia Pagani) y La Serenísima (Arcor con la francesa Danone), informaron quebrantos significativos en sus balances del primer semestre de este año: 

  • Molinos Río de la Plata: contabilizó una pérdida neta de 19.485 millones de pesos en la primera mitad de 2025, y el resultado operativo fue negativo 20.242 millones de pesos frente a uno positivo de 15.442 millones en 2024.
  • Mastellone Hermanos (La Serenísima): registró una pérdida neta de 869 millones de pesos en el primer semestre revirtiendo una ganancia de 77.887 millones en el mismo período de 2024.
  • Arcor: cerró el primer semestre con una ganancia neta de 58.583 millones de pesos, lo que representa una caída del 77% respecto a los 254.468 millones del mismo período en 2024.
  • Ledesma: el ejercicio fiscal 2024/25 contabilizó una pérdida neta de 25.178 millones de pesos, tras ganar 56.186 millones el año anterior.

Con la política económica de la dupla Milei-Caputo, estas compañías enfrentan caída de ventas, costos financieros crecientes y la dificultad de trasladar aumentos de costos a precios por la existencia de un mercado doméstico deprimido. La pérdida de rentabilidad explica, en buena medida, el descontento de un sector del poder económico que había apostado a la ortodoxia libertaria.

Techint y Clarín, otros focos de tensión

Otro de los puntos de tensión es la apertura comercial. El ingreso de productos de bajo costo, especialmente desde China, afectó de manera directa a industrias nacionales. El caso más visible es el del acero, con un impacto negativo en Techint (de la familia Rocca), conglomerado industrial que padece la inundación de productos siderúrgicos importados a precios bajos.

El dogma aperturista de Milei no contempla la protección de sectores estratégicos. Lo que en un primer momento era visto como un programa de modernización y competitividad, hoy se percibe como una amenaza directa a la supervivencia de empresas con fuerte peso en el aparato productivo.

El enfrentamiento del gobierno con el Grupo Clarín sumó otro capítulo en el distanciamiento con el denominado círculo rojo. La disputa se concentra en la fusión entre Telecom y Telefónica, que el Poder Ejecutivo cuestiona con argumentos regulatorios, pero que en realidad forma parte de una pulseada de poder por el control de las telecomunicaciones.

Clarín, que fue un socio decisivo en la construcción de la figura de Milei durante la campaña presidencial, hoy se encuentra en una relación tirante con el oficialismo. La confrontación es interpretada en el mundo empresario como una señal de que el gobierno no solo enfrenta dificultades políticas, sino que además comienza a perder respaldo en los núcleos que hasta hace poco lo sostenían.

El FMI alentó al gobierno de Milei con gestos explícitos de apoyo político y con un crédito de 20 mil millones de dólares.

El FMI y la apuesta fallida

El otro actor en cuestión es el Fondo Monetario Internacional. Desde la llegada de Milei al poder, este organismo financiero actúa como un socio estratégico. No solo avala su programa de ajuste, sino que lo sostiene con un préstamo excepcional de 20 mil millones de dólares.

Kristalina Georgieva, en sintonía con el Tesoro de Estados Unidos, no ocultó su simpatía por el experimento liberal-libertario. En entrevistas públicas, en foros internacionales y en declaraciones oficiales, se encargó de remarcar el compromiso del FMI con el programa de Milei. La derrota electoral en Buenos Aires, sin embargo, abre un interrogante sobre la viabilidad política de ese apoyo.

El FMI ya había quedado marcado por el escandaloso préstamo a Mauricio Macri en 2018, de 45 mil millones de dólares, que terminó financiando la fuga de capitales y contribuyendo a la crisis de deuda. El nuevo desembolso a Milei repite la lógica: un crédito político que excede las reglas técnicas del organismo. El fracaso electoral del gobierno vuelve a poner en cuestión la estrategia del Fondo y expone su rol como actor político en la política doméstica.

El principal riesgo es que, al perder reservas del Banco Central para sostener la paridad cambiaria, se compromete la capacidad de cumplir con los próximos pagos de deuda en moneda extranjera.

Exigencias de ordenamiento y ajusten político-económico

Los principales actores económicos y el FMI no solo reclaman un cambio de gabinete y un “reseteo” del programa económico, sino que también promueven una alteración del régimen cambiario, que implica una devaluación. Esto forma parte del reclamo por un gobierno pragmático, menos ideológico, que asegure la sustentabilidad del programa y recupere competitividad política.

Hay controversia sobre si el gobierno utilizará dólares de las reservas del Banco Central —los aportados por el FMI— para sostener una paridad cambiaria atrasada. El principal riesgo es que, al perder reservas, se compromete la capacidad de cumplir con los próximos pagos de deuda en moneda extranjera.

El uso de reservas para mantener una paridad atrasada convoca al fantasma del default. El calendario de pagos es exigente:

  • Septiembre-diciembre: 2.400 millones de dólares.
  • Enero 2026: 4.500 millones de dólares.
  • En todo el año 2026: casi 20.000 millones de dólares.

El triunfo de Axel Kicillof en Buenos Aires redefinió la correlación de fuerzas políticas. Proyecta además la existencia de una alternativa (el peronismo) con capacidad de disputar el rumbo económico y social. El resultado electoral marca entonces un límite a la estrategia del Gobierno. Milei quedó atrapado en un doble laberinto: debilitado en las urnas y condicionado por los mismos actores que lo sostuvieron. Ni el FMI ni el poder económico pueden garantizarle gobernabilidad si la política interna se desmorona.