“Argentina ofrece a los inversores una rara combinación de promesa e incertidumbre”, advirtió el último informe del Instituto Internacional de Finanzas (IIF) en un informe donde reconoció logros del programa económico pero insistió en la necesidad de que el Gobierno construya mayorías legislativas que blinden el ajuste y avancen en reforma estructurales, en tanto que recomendó “una mayor acumulación de reservas” internacionales.
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Las evaluaciones del IIF, una institución financiada por los principales bancos y fondos de inversión internacionales, suelen tener una alta incidencia en el comportamiento de los mercados y el informe dedicado esta semana a la economía argentina se presenta con un reconocimiento a la profundidad y velocidad del ajuste.
Sin embargo, las advertencias están puestas en lo que parece ser la mayor debilidad de la administración libertaria de Javier Milei: la capacidad de tener alianzas que den mayorías legislativas que permitan consolidar y blindar el ajuste económico y avanzar en reformas estructurales, más allá de la cosméticas presentadas por el ministro de desregulación, Federico Sturzenegger.
El Congreso tiene una agenda cargada de proyectos de ley contrarios a los intereses del Gobierno y que, en la medida de que avancen, significarán dar más trascendencias a las “incertidumbres” que plantea el informe que a las promesas.
En el año y medio de gestión, Milei logró blindar los vetos a leyes que impulsaban subas de gasto, pero esas minorías fueron muy frágiles y están ahora puestas a prueba por un cambio de posición de varios gobernadores, que dejaron de acompañar las políticas nacionales y exigen distintos grados de participación, en especial vinculadas al financiamiento de obras en los distritos.
El IIF advirtió que el frente externo es “muy débil” que “los inversores globales se mantienen cautelosos”, que “el historial de inestabilidad de Argentina lastra las expectativas” y que “mantener el progreso que Argentina ha logrado hasta ahora requerirá profundizar las reformas, asegurar el respaldo institucional y movilizar la inversión privada, todos factores clave para gestionar el riesgo”.
En cambio, la administración liderada por Milei insiste en despreciar el trabajo del Congreso y amenazar con vetos a leyes que incomoden la gestión, mientras deposita toda la apuesta a obtener un resultado electoral en las elecciones legislativas de medio término que le permita obtener una minoría que pueda bloquear la labor legislativa y continuar gobernando por decreto.
Aún obteniendo ese resultado, no responderá a la demanda de mayor institucionalidad que hacen los referentes del mercado, que advierten sobre la posibilidad de retroceder rápidamente en cualquier reforma que no esté apoyada por el consenso político y social.
El informe del IIF también se conoció después de la decisión del Morgan Stanley (MSCI) de mantener al país como mercado cerrado con problemas regulatorios y políticos, y de la recomendación del JP Morgan de cerrar las operaciones de carry trade y dolarizar activos hasta las elecciones de octubre.
Por eso cobraron más pesos todas las referencias a las incertidumbres que los reconocimientos técnicos al ajuste, al que define como “uno de los esfuerzos de estabilización más audaces en la historia reciente de los mercados emergentes” y en un guiño a la gestión del ministro Luis Caputo sostuvieron que “los funcionarios gubernamentales transmitieron una sensación de competencia técnica y un firme compromiso con la reforma”.
Pero la conclusión fue que “para liberar todo el potencial de Argentina se requieren reformas estructurales” entre las que cita como “urgentes” las “reformas tributarias, laborales y de infraestructura” y advierte que “institucionalizar las ganancias fiscales es esencial para consolidar el progreso”.
Señaló que “el acceso a los mercados de capitales para la deuda soberana sigue siendo limitado” y que “el apoyo multilateral desempeña un papel crucial, pero una mayor acumulación de reservas y la credibilidad de las políticas son clave para mitigar la volatilidad”.
El Gobierno inició el martes el proceso operativo para transferir a los bonistas 4.040 millones de dólares correspondiente al servicio de la deuda de los Bonos Globales de legislación extranjera y los Bonares de legislación local, con muy baja expectativa de que esos fondos retornen en inversión de cartera que valorice los activos financieros.
El pago asciende a 1.654,4 millones de dólares (1.187,7 millones de capital y 466,7 millones de intereses) por los Bonares y 2.385 millones de dólares (1.396,6 millones en capital y 988,4 millones en intereses) de los Bonos Globales, un total de 4.039,3 millones de dólares.
En las reservas internacionales impactaron este martes los dólares que se giraron al Bank of New York Mellon que actúa como agente pagador para los Globales, mientras que a los bonistas locales se encarga directamente el BCRA, que lo ejecutará el jueves después del feriado del 9 de Julio.
Como pasó con el pago similar de enero pasado, se espera que los bonistas extranjeros no inviertan en nuevos bonos ni acciones de activos locales y los bonistas locales aprovechan para llevarse los dólares de los bancos, como viene ocurriendo en los últimos meses con el goteo de los depósitos.