Las políticas de hambre de Milei afectaron a 4,3 millones de niños y adolescentes durante 2024

El informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA indicó que la inseguridad alimentaria en niños, niñas y adolescentes afectó al 36% de la población durante 2024. 

12 de julio, 2025 | 18.54

Lo que no se come un día, no se recupera. La inseguridad alimentaria infantil en Argentina llegó al 36 por ciento en 2024 y pegó un salto de cuatro puntos porcentuales en relación al año anterior. Al cierre del primer año de gestión de Libertad Avanza y su plan de miseria planificada, se registraron 4,3 millones de niñas y adolescentes con dificultades alimentarias. Estos datos se desprenden del último informe del Observatorio de la Deuda Social que elabora de manera periódica la Universidad Católica Argentina (ODS-UCA).

La inseguridad alimentaria es un fenómeno dinámico y fuertemente influido por condiciones estructurales como el tipo de hogar, el nivel socioeconómico y la situación laboral. El ODS – UCA analizó el comportamiento de esta problemática durante los últimos 15 años (periodo 2010-2024) y detectó un agravamiento de la situación a partir de 2018, fecha que coincide con el proceso de endeudamiento del macrismo con el FMI y el avance de la pobreza estructural; también hubo otro pico durante la pandemia y un último salto en 2024, durante el primer año de la administración Milei.

Algunas herramientas como la Asignación Universal por Hijo y en menor medida la Tarjeta Alimentar (fuertemente recortada en su alcance durante el mileismo) contribuyeron a mitigar los riesgos alimentarios. “Sin embargo, su impacto fue limitado frente a factores estructurales, como puede ser la precariedad laboral”, indicaron desde la UCA.

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La marginalidad laboral fue otra de las marcas Milei al primer año de su gestión. De acuerdo a otro informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), coordinado por el economista Claudio Lozano, la informalidad laboral creció durante el primer año de Milei  1,2 puntos porcentuales.

El hambre no es una sensación

La inseguridad alimentaria se define como la falta de acceso regular a alimentos suficientes, seguros y nutritivos para el desarrollo activo y saludable de las personas. “Puede manifestarse de forma leve (preocupación por no contar con alimentos por problemas económicos), moderada (reducción en cantidad o calidad de la dieta de la familia y en particular de los adultos) o severa (privación en la ingesta y en particular en los niños/as)”, aseveraron desde el informe elaborado por el ODS-UCA.

El documento analizó tres ciclos diferenciados sobre las problemáticas vinculadas al acceso de los alimentos para los niños, niñas y adolescentes:

* El período 2010 y 2017 se caracterizó por una afectación promedio del 20% de la población de niñas, niños y adolescentes (NNyA), con casi la mitad de ese grupo “atravesando situaciones de inseguridad alimentaria severa, es decir hogares donde se reportaron episodios de hambre en la infancia.

*El segundo ciclo transcurrió entre 2017 y 2020, y fue cuando empezó a evidenciarse una tendencia ascendente sostenida. La inseguridad alimentaria se incrementó 15 puntos porcentuales y la situación severa superó los dos dígitos. Dentro de este período, la UCA marcó al 2018 como inicio de una crisis económica que afectó la seguridad alimentaria de las familias. No de casualidad fue el año en que la Argentina, vía Mauricio Macri, regresó al sendero perverso del endeudamiento con el FMI. Luego, la pandemia.

*El tercer ciclo abarcó de 2020 a 2024, donde tras el pico ocurrido durante la pandemia se presentó cierta estabilización en niveles altos, con un piso del 30% y un pico de casi el 36% durante el primer año de gestión de la administración Milei. En 2024, las formas más graves de la inseguridad alimentaria en niños, niñas y adolescentes afectaron al 16,5% de la población.

“Para enfrentar eficazmente la inseguridad alimentaria infantil es crucial implementar políticas públicas integrales centradas en la inclusión laboral, el fortalecimiento de programas de transferencia de ingresos como la AUH (+TA), y la construcción de sistemas de protección social intersectoriales”, puede leerse en el informe de la UCA.

Si bien la AUH fue el principal instrumento de La Libertad Avanza para controlar el desborde social en los barrios más vulnerables, por otra ventanilla aplicaron un fuerte ajuste en la Tarjeta Alimentar. Según datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), las erogaciones para este programa registraron al sexto mes del año 2025 una caída del 18,4%.

“El monto de esta última prestación no tuvo incrementos desde junio de 2024, presentando una pérdida de poder de compra de 23,4% interanual promedio en el primer semestre del año. En sentido contrario, incide la ampliación del universo de beneficiarios que tuvo lugar en septiembre de 2024”, indicaron desde la OPC.

La máquina de la precarización

Las situaciones de inseguridad alimentaria se disparan en aquellos hogares donde predomina el empleo precario. Durante 2024, llegó a un máximo del 51% -dentro del grupo de hogares con mayor informalidad laboral- cuando en 2019 había sido del 43%.

Milei asumió con una de las tasas de desocupación más bajas de por lo menos los últimos 30 años, en el orden del 5,7% en la segunda mitad del 2023, para llevarla en los primeros quince meses de gobierno al 7,9%.

“Este modelo económico consiste en la asfixia del sistema productivo local que desde la asunción del Gobierno de LLA fue responsable del cierre de 15 mil empresas, ´mientras algunos sectores extractivos crecieron (agro, petróleo y minería), y aquellos que están más ligados al mercado interno y a la generación de empleo cayeron de manera significativa: la construcción (-19%), la Industria manufacturera (-17%) y el Comercio (-7,3%)”, explicaron desde el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP).

Desde noviembre 2023 al mes de marzo 2025, se destruyeron 173.563 puestos de trabajo registrados. Si se considera la caída en la registración de empleo en casas particulares, la reducción total del empleo formal alcanza los 195.700.

“Si bien en el último año la tasa de empleo prácticamente se mantuvo estancada, al descomponerla según categoría se aprecia claramente el incremento en la cantidad de puestos informales (+0,8 p.p.), explicado principalmente por el segmento de cuentapropistas, al tiempo que se reduce la formalidad, debido a la caída en el empleo asalariado formal (-0,7 p.p.). Si se mide en porcentaje del total de ocupados, la informalidad creció 1,2 puntos porcentuales”, agregó el trabajo coordinado por Lozano.
 

Pobreza estructural

Al segundo semestre de 2024, empeoraron las condiciones de vida de la población de manera estructural como consecuencia de las políticas de miseria llevadas adelante desde la administración Milei.

De acuerdo al último informe sobre los indicadores de las condiciones de vida del Indec, el año pasado empeoraron las situaciones de hacinamiento. Producto de la crisis económica, se agudizó el fenómeno de aglutinamiento de personas dentro de los hogares. Un escenario de pobreza estructural que también posee incidencia en las situaciones de inseguridad alimentaria.

Según el Indec, al cierre del año pasado había 1.244.000 personas con problemas hacinamiento crítico (4,2%), cuando en 2023 habían sido 1.218.000 personas (4,1%).

Los resultados referidos al saneamiento, considerando la tenencia de baño, su ubicación (dentro o fuera del terreno), la exclusividad o no de su uso, el tipo de desagüe y su instalación también empeoraron.

“El 87,2% de los hogares (donde habita el 84,6% de las personas) presenta condiciones de saneamiento adecuadas, mientras que el restante 12,8% de los hogares no dispone de ellas. En dichos hogares habita el 15,4 % de las personas”, puede leerse en el informe del Indec. Un año atrás, los hogares sin condiciones adecuadas eran del 12,6%.

También empeoró la situación de las personas que no cuentan en sus hogares con la red pública de agua. Según el Indec, al segundo semestre del 2024 había 855.000 personas que debían acceder al agua potable por fuera de sus hogares (2,9%), cuando un año atrás ese guarismo era de 839.000 personas.

Si bien las variaciones nominales parecen ser exiguas, cuando se trata del análisis de aspectos estructurales, cada movimiento estadístico representa una situación de profunda marginalidad, degradación de la vida económica social para cientos de miles de familias durante el primer año de la administración Milei.