El músico y compositor correntino Yacaré Manso estrenará el sábado en la sala porteña Café Berlín su reciente séptimo disco solista Eucalipto donde toma distancia de la atmósfera folclórica que rigió buena parte de sus 25 años de actividad para plasmar lo que define como un momento de vulnerabilidad al mango.
Eucalipto es el disco más profundo, introspectivo y sincero que pude hacer con todas mis emociones transformadas en canciones para contarle a la gente que estamos todos en la misma canoa, atravesando los mismos mambos, avisa Yacaré Manso durante una entrevista con Télam.
El guitarrista y cantante reconocido por su sonido litoraleño pero también por poner su música al servicio de otras expresiones como lo hace en el teatro, pondera que con su presente artístico trato de que todos nos animemos a pedir ayuda, un abrazo, un hombro donde reír o llorar.
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Esa mano sonora extendida que urdió junto a Víctor Volpi se aprecia en canciones como Alguien, Empuja el sol, Ojos de galaxia, Uma selva no coração, Che, Lucy, Barrio estación, No quiero despertar, El rayo en el jardín y La nada y el viento (canción del fin del mundo) que saldrán a escena con localidades agotadas- el sábado desde las 23 en la sala sita en el barrio de Devoto, en la Avenida San Martín 6.656, para además presentar a su nueva banda LoGurise.
Hice un disco experimental donde retomo viejas sonoridades. Volver a jugar y divertirme más allá de los instrumentos más autóctonos. Los sintetizadores, las baterías electrónicas, las guitarras eléctricas con efectos son viejos amigos que hoy vuelven a ponerse en la mesa, describe la experiencia.
Télam: El amor y la canción son dos territorios especialmente vapuleados en la escena actual ¿elegiste andar por ahí como un modo de rescate, ¿fue una necesidad expresiva del momento o se trató de otra cosa?
Yacaré Manso: Fue una necesidad expresiva, expansiva y de alivio: Eucalipto vino a desahogarme un poco con canciones sanadoras, vulnerables y a la vista de todos. Corazón abierto, a ver si aportamos para quienes tengan cosas que quieran sacar pa´fuera, exorcizar esas tristezas y transformarlas en tierra fértil.
T: ¿Qué horizontes estéticos te abre hacer música para otros formatos como son las experiencias teatrales y el último gran suceso que implicó Ana y Wiwi?
YM: Es un viaje distinto y hermoso. Hace unos años hice un proyecto llamado Poesía Musicoambiental, un ecosistema sonoro generado con algunos instrumentos de cuerda y accesorios percusivos, logrando un sonido campestre, pueblerino que evoca la poesía del Martín Fierro con invitados como Seba Ibarra y Antonio Birabent. Ojalá sigan saliendo más de estas propuestas.
T: Siempre inquieto y forzando límites sonoros y estilísticos ¿ya trabajás en otros repertorios?
YM: La sonoridad de mis canciones está mutando, o regresando a viejos sonidos. Si bien amo el folclore, mi nicho siempre fue el rock, el pop, así que retomando la guitarra eléctrica y los pedales. Quiero un poco de electricidad que me haga vibrar el pecho y fusionarlo con mi lado folclórico. Pero siempre la canción y la poesía que para mí es innegociable- como banderas.
Con información de Télam