El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó el martes una investigación sobre posibles nuevos aranceles a todas las importaciones estadounidenses de minerales críticos, una escalada importante en su disputa con los socios comerciales globales y un intento de contraatacar al líder de la industria, China.
La orden deja al descubierto lo que los fabricantes, consultores de la industria, académicos y otros agentes han advertido a Washington durante mucho tiempo: que Estados Unidos depende excesivamente de Pekín y otros países para las versiones procesadas de los minerales que impulsan toda su economía.
China es uno de los principales productores mundiales de 30 de los 50 minerales considerados críticos por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), por ejemplo, y ha estado reduciendo las exportaciones en los últimos meses.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Este decreto que Trump ha firmado ordena al secretario de Comercio, Howard Lutnick, iniciar una revisión de seguridad nacional bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962. Esa es la misma ley que Trump utilizó en su primer mandato para imponer aranceles globales del 25% sobre el acero y el aluminio y la que utilizó en febrero para lanzar una investigación sobre posibles aranceles al cobre.
La dependencia de Estados Unidos de las importaciones de minerales "eleva el potencial de riesgos para la seguridad nacional, la preparación para la defensa, la estabilidad de precios, la prosperidad económica y la capacidad de recuperación", dijo Trump en la orden.
En un plazo de 180 días, Lutnick deberá informar al presidente de sus conclusiones, incluida la posibilidad de imponer aranceles. En caso de que Trump imponga un arancel sobre los minerales críticos de un país, la tasa sustituiría a los aranceles "recíprocos" que Trump impuso a principios de este mes, según la Casa Blanca.
La revisión evaluará las vulnerabilidades de Estados Unidos para el procesamiento de todos los minerales críticos —entre ellos, el cobalto, el níquel y 17 tierras raras, así como el uranio—, cómo los agentes extranjeros podrían estar distorsionando los mercados y qué medidas podrían adoptarse para impulsar el suministro interno y el reciclaje, según la orden.
En la actualidad, Estados Unidos extrae y procesa escasas cantidades de litio, solo tiene una mina de níquel, pero ninguna fundición de este metal, y carece de minas o refinerías de cobalto. Aunque cuenta con varias minas de cobre, Estados Unidos solo tiene dos fundiciones de cobre y depende de otros países para procesar el metal rojo crucial.
La investigación puede suponer una ventaja para algunos países proveedores amistosos que aspiran a obtener exenciones, dado que EEUU ya ha señalado anteriormente posibles exenciones arancelarias para la energía y otros minerales que no están disponibles en el país.
Se tarda años en construir una nueva mina y una instalación de procesamiento, un plazo que ha despertado la preocupación sobre dónde podría abastecerse Estados Unidos de minerales si se impusieran aranceles de forma generalizada.
"En última instancia, Estados Unidos obtiene ciertos minerales de China porque no hay suministros alternativos en otros lugares", dijo Gracelin Baskaran, directora del Programa de Seguridad de Minerales Críticos del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Pekín impuso a principios de este mes restricciones a la exportación de tierras raras en respuesta a los aranceles de Trump, una medida que exacerbó aún más las preocupaciones sobre el suministro entre los funcionarios de Trump.
Las tierras raras son un grupo de 17 elementos utilizados en las industrias de defensa, vehículos eléctricos, energía y electrónica. Estados Unidos solo tiene una mina de tierras raras y la mayor parte de su suministro procesado procede de China.
Con información de Reuters