Un oído en el pueblo y otro en el Evangelio: el legado de Angelelli, el obispo asesinado en dictadura que marcó la política riojana

Cada 4 de agosto, la provincia de La Rioja conmemora el fallecimiento del obispo Enrique Angelelli, reconocido por su compromiso con los sectores más vulnerables. A 49 años de su asesinato, su legado sigue vigente y forma parte de las políticas públicas provinciales.

04 de agosto, 2025 | 09.00

El 4 de agosto de 1976, el cuerpo del obispo riojano Monseñor Enrique Angelelli fue encontrado al costado de la Ruta 38, camino a la capital provincial. La camioneta en la que viajaba dio varias vueltas antes de que saliera expulsado. Su acompañante, el entonces vicario episcopal Arturo Pinto, sufrió numerosos golpes y perdió la conciencia, pero sobrevivió. Cuando la policía encontró el cuerpo de Angelelli, estaba llamativamente dispuesto sobre la tierra. Ambos regresaban de Chamical, donde, 15 días antes, los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias habían sido secuestrados, torturados y asesinados. Angelelli, quien había oficiado la misa de su entierro el 22 de julio, llevaba consigo documentos para esclarecer estos crímenes. Lo que inicialmente se presentó como un accidente automovilístico fue confirmado en 2014 como un homicidio premeditado.

A casi 50 años de su martirio, la figura de Angelelli sigue siendo un faro de esperanza y resistencia en La Rioja. Su compromiso con los pobres y su valentía frente a la opresión lo convirtieron en un símbolo de los derechos humanos, cuya influencia se refleja en iniciativas como el Plan Angelelli y en la memoria colectiva de la provincia.

Enrique Ángel Angelelli Carletti nació en Córdoba el 17 de julio de 1923, hijo de inmigrantes italianos. Ordenado sacerdote en 1949 tras estudiar en Roma, fue nombrado obispo de La Rioja en 1968 por el papa Pablo VI. Inspirado por el Concilio Vaticano II y la Conferencia de Medellín, Angelelli adoptó un enfoque pastoral centrado en los más desfavorecidos. Promovió cooperativas y sindicatos para trabajadores rurales, mineros y empleadas domésticas, desafiando las estructuras de poder locales. Su lema, "un oído en el pueblo y otro en el Evangelio", encapsulaba su compromiso con la justicia social.

La huella imborrable de su legado

En diálogo con El Destape, el Secretario de Derechos Humanos de La Rioja, Délfor Brizuela, quien conoció a Angelelli en su adolescencia, recordó el impacto de su llegada a la provincia en 1968. "Era un obispo distinto, que hablaba de los temas que concernían a los jóvenes y a los pobres", relató.

Brizuela, que trabajó con él en Chamical, recordó de forma emotiva un episodio que vivió con Angelelli en su juventud: "Cuando mi tía fue detenida en Tucumán por la dictadura, mi familia acudió al obispo en busca de consuelo. Él nos dijo: 'Estén orgullosos de su hermana. Los jóvenes nos están enseñando un camino que debemos emprender para que cambien las cosas.' Ese momento cambió el ánimo de mi familia y marcó mi compromiso con los derechos humanos."

Cabe destacar que, como Secretario de Derechos Humanos, Brizuela lideró iniciativas para preservar la memoria de Angelelli, como "la señalización de sitios de memoria, la Ruta de los Mártires, y en la publicación de documentos sobre los perseguidos durante la dictadura". La Secretaría también impulsó leyes contra la tortura y para la capacitación obligatoria en derechos humanos para empleados públicos, además de programas educativos que integran la memoria de los mártires riojanos.

"Angelelli nos convoca a defender la dignidad humana y los derechos sociales, económicos y culturales", subrayó el funcionario, destacando la relevancia de su mensaje en un contexto nacional marcado por el avance contra los derechos humanos.

Plan Angelelli: un programa de memoria activa

Por su parte, Gabriela Pedrali, diputada nacional y exministra de Desarrollo Social de La Rioja, es una figura clave en el Plan Angelelli, un programa que lleva el nombre del obispo y busca garantizar viviendas dignas a los sectores más vulnerables. "El Plan Angelelli es mucho más que un plan de vivienda; es un modelo de integración socio-urbana", aseguró Pedrali, a la vez que subrayó que desde la gestión entregaron más de 900 viviendas.

Según datos del Censo 2022, el 76% de los riojanos son propietarios de sus hogares, un logro atribuido a políticas como esta. "No solo construimos casas, sino que fomentamos comunidades. Trabajamos para convertir una casa en un hogar y un barrio en una comunidad, explicando a las familias quién fue Angelelli y por qué este programa lleva su nombre", afirmó la funcionaria.

En cuanto a la dimensión simbólica del plan, Pedrali subrayó que "Angelelli representa coraje, humildad y compromiso con los más humildes", por lo que su legado "inspira a achicar desigualdades y brindar oportunidades." En 2025, el plan continúa expandiéndose, con nuevas entregas de viviendas y mejoras en infraestructura.

El impacto de Angelelli en La Rioja trasciende el ámbito religioso. El feriado provincial del 4 de agosto y las conmemoraciones en el Paraje El Pastor, donde se erige un parque en su memoria, refuerzan su lugar en la identidad riojana. "El 4 de agosto es un espacio para sostener la memoria, la verdad y la justicia", afirmó Pedrali.

Brizuela, por su parte, coincidió en la trascendencia del Monseñor: "Angelelli nos interpela a estar en las trincheras de las luchas actuales, como la defensa del agua, la tierra y el trabajo, o el combate contra la violencia de género y la institucional".

Tanta es su influencia que hasta el gobernador Ricardo Quintela adoptó la frase de Angelelli, "un oído en el pueblo", como lema de su gestión, reflejando cómo su legado guía las políticas públicas. En un contexto de crisis económica y social, el ejemplo de Angelelli inspira a La Rioja a priorizar a los más necesitados, como lo hizo el obispo que dio su vida por ellos.

Cada 4 de agosto, La Rioja se prepara para honrar a Monseñor Enrique Angelelli, un mártir cuya vida y muerte siguen iluminando el camino hacia la justicia social. Su compromiso con los pobres, su valentía frente a la opresión y su fe inquebrantable lo convierten en un símbolo imborrable en la cultura riojana. A través de las iniciativas de gestión, su legado no solo se recuerda, sino que se vive activamente, transformando la realidad de miles de riojanos y reafirmando que el cambio comienza con los más humildes, tal como profesó Angelelli en vida.