La primera llamada se produjo dos minutos después de que la agente inmobiliaria Segis Gómez publicara un anuncio en Seseña, una urbanización cercana a Madrid que adquirió notoriedad como una de las llamadas poblaciones "fantasma" creadas cuando estalló la burbuja inmobiliaria española en 2008.
Semiconstruida y semivacía durante más de una década, ahora los okupas han abandonado esta urbanización a 40 kilómetros al sur de la capital y las familias de clase media, expulsadas del centro de la capital por una aguda crisis inmobiliaria, se están instalando en ella. Mientras tanto, la construcción se ha reanudado.
La demanda es tan fuerte en Seseña que Gómez tiene una lista de espera de 70 personas para cada vivienda. Los precios de la vivienda han recuperado su valor original tras desplomarse a menos de la mitad durante la crisis, afirma.
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A medida que crece la indignación por el coste de la vivienda en España, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha hecho de la construcción de viviendas asequibles uno de sus principales objetivos, al tiempo que fomenta el crecimiento de la población a través de la inmigración. La magnitud del reto es evidente en Madrid, que creció en 140.000 personas en 2024, pero sólo registró permisos para construir 20.000 nuevas viviendas.
La escasez de oferta se ha visto agravada por el auge de los alquileres vacacionales, la inmigración récord y las onerosas leyes urbanísticas.
"El problema es que no podemos adaptar la oferta a la demanda de manera rápida, entonces suben los precios o la gente tiene que cambiar precio por distancia y adaptarse", afirma Carles Vergara, profesor de inmobiliaria de la escuela de negocios IESE de Madrid.
Seseña ha sido adoptada como ciudad dormitorio ante el desbordamiento de Madrid, a pesar de estar situada en la vecina Castilla-La Mancha y carecer de buenas conexiones de transporte con la capital y de servicios públicos, lo que provocó que los compradores de vivienda la rechazaran en el pasado.
Su fundador y promotor original, Francisco Hernando, tenía una visión de 13.000 apartamentos asequibles con jardines y piscinas en la llanura española donde el escritor Cervantes ambientó su obra más conocida, El Quijote, pero el proyecto se convirtió en sinónimo de codicia especulativa y corrupción. Sólo se construyeron 5.000 viviendas.
Hernando, que inició su proyecto en 2004, no informó a los compradores de que no había asegurado el acceso al agua ni de que la ciudad carecía de transporte público y escuelas. Hernando murió en 2020.
Cuando el mercado se desplomó, los inversores iniciales vieron caer en picado el valor de sus propiedades, mientras que muchas viviendas acabaron en manos de los bancos.
LA EXPANSIÓN DE MADRID
Hoy, Seseña bulle de vida cuando los padres dejan a sus hijos en sus tres colegios, toman café en sus bares y visitan gimnasios y farmacias recién inaugurados.
La promotora Impact Homes está construyendo 156 apartamentos de uno a cuatro dormitorios que espera terminar este año. Al lado, otro edificio ya ha prevendido el 49% de sus unidades, dijo en un correo electrónico.
"Seseña está al 100%", afirma Jaime de Hita, alcalde de la localidad.
Néstor Delgado se trasladó a Seseña en 2021 con su familia desde Carabanchel, en el sur de Madrid, porque el alquiler de un piso le costaba un 20% menos. En mayo compró una casa con su esposa por 240.000 euros (272.808 dólares).
"Escogimos este sitio cercano porque podemos pagarlo, Madrid ahora mismo está muy caro", dijo Delgado, de 34 años.
El inconveniente es tener que levantarse antes de las 5 de la mañana para ser de los primeros en la cola del autobús de las 6:30 a Madrid y llegar a su trabajo en la construcción a las 8 de la mañana o esperar una hora para el siguiente autobús.
DE VUELTA A LA VIDA
Otras poblaciones fantasma también están volviendo a la vida. Valdeluz, una urbanización a 75 kilómetros al este de Madrid prevista inicialmente para albergar a 30.000 personas, fue abandonada tras completarse una cuarta parte de su construcción cuando estalló la burbuja inmobiliaria.
El alcalde, Enrique Quintana, dijo a Reuters que el lugar, de 6.000 habitantes, se está llenando de madrileños y podría crecer un 50% en los próximos cuatro años.
Una urbanización a las afueras del pueblo de Bernuy de Porreros, a 100 km al norte de Madrid, que hace tan sólo seis años estaba prácticamente abandonada, bulle ahora de actividad mientras los trabajadores dan los últimos retoques a las casas.
Lucía, funcionaria de 37 años, compró su casa en abril. Su trayecto diario a Madrid implica 15 minutos en coche hasta la estación de tren de Segovia y 28 minutos en el tren de alta velocidad, que le cuesta 48 euros por 30 viajes gracias a un descuento para viajeros frecuentes.
La promoción empezó a resurgir cuando el llamado banco malo español Sareb, creado para asumir los préstamos fallidos de la crisis financiera, empezó a vender en 2021 las viviendas por tan sólo 97.000 euros. Cuatro años más tarde, una propiedad se revendió por el doble, dijo la residente Nuria Álvarez.
Madrid, hasta hace poco una ciudad relativamente compacta, va camino de convertirse en una metrópolis como París o Londres, con zonas de cercanías que se extienden más allá de sus límites administrativos, según José María García, viceconsejero de Vivienda, Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid.
La población del área metropolitana, de 7 millones de habitantes, crecerá en un millón en los próximos 15 años, según estimaciones del gobierno regional.
Madrid tiene un déficit de 80.000 a 100.000 viviendas que crece a razón de 15.000 viviendas al año y prevé construir 110.000 viviendas de aquí a 2028, dijo García.
Seseña, por su parte, vuelve a soñar a lo grande.
Su alcalde, De Hita, dijo que la ciudad está tramitando los permisos para un nuevo proyecto denominado Parquijote, con una inversión propuesta de 2.300 millones de euros para construir un parque logístico que creará puestos de trabajo locales, junto con 2.200 viviendas.
No es una fantasía quijotesca, dijo De Hita.
"Esta vez hemos aprendido de lo que se ha tenido", dijo. "Es fundamental buscar un crecimiento aprendiendo del pasado".
(1 dólar = 0,8797 euros)
Con información de Reuters
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