Los gazatíes corren para preservar el patrimonio cultural dañado en la guerra

03 de diciembre, 2025 | 11.49

Con 70.000 muertos, innumerables heridos, cientos de miles de personas sin hogar y distritos enteros arrasados, la tarea de reconstruir Gaza es de un alcance difícil de imaginar.

Pero en un puñado de lugares donde los monumentos históricos más valiosos del enclave han sufrido graves daños, los trabajadores ya están ocupados con palas, tratando de desenterrar los pocos vestigios supervivientes del pasado.

Entre ellos se encuentra el lugar cultural más importante de Gaza, la gran mezquita de Omari, en la Ciudad Vieja de Gaza, que las fuerzas israelíes atacaron durante la guerra para destruir lo que decían que era un túnel bajo sus terrenos utilizado por los combatientes. Los palestinos afirman que no hay rastro de tal túnel y culpan a Israel de haber destruido el patrimonio religioso y cultural del enclave.

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"Si la ocupación (Israel) cree que destruyendo estos edificios puede borrar la historia de este pueblo, se equivoca", dijo Hamuda al-Dahdar, arquitecto y experto en patrimonio del Centro para la Preservación Cultural, con sede en la ciudad cisjordana de Belén, que ahora trabaja dentro de Gaza para intentar rescatar los lugares destruidos en la guerra.

"Estos edificios representan la memoria colectiva de una antigua nación, que debe ser preservada, y debemos unir nuestros esfuerzos para protegerla", dijo a Reuters en Gaza.

El Ejército israelí no respondió a una solicitud de nuevos comentarios sobre la destrucción de lugares culturales palestinos en Gaza.

HISTORIAS ETERNAS

En un enclave donde la mayoría de los residentes son refugiados de ciudades y pueblos de lo que hoy es Israel -y la mayoría de los distritos se construyeron apresuradamente en las últimas décadas para albergarlos-, la mezquita de Omari era el principal vínculo de los gazatíes con su propio patrimonio cultural y con el rico legado histórico arquitectónico de Oriente Medio.

El lugar, que según la tradición local fue donde el bíblico Sansón derribó un templo sobre sus captores filisteos, albergaba una iglesia bizantina antes de que el califa Omar, en el siglo VII, trajera el Islam al Mediterráneo y la reconsagrara como mezquita.

En los siglos posteriores, mamelucos, cruzados y otomanos la embellecieron y restauraron en innumerables ocasiones, y durante toda la Edad Media se convirtió en la maravilla arquitectónica de la zona.

Su minarete era el principal hito del horizonte de Gaza. Los fieles abarrotaban su basílica, de techos abovedados y frescos suelos de baldosas vidriadas, y salían tras las oraciones por la majestuosa fachada, el patio de piedra abovedado y las puertas del recinto hacia las calles del mercado circundante de la Ciudad Vieja.

El cercano mercado del oro de Al Qaisariyya estaba repleto de tiendas cuyos propietarios y vecinos eran conocidos por contar leyendas eternas sobre las joyas de boda de amantes condenados y suegras celosas. Poco queda ya.

También está en ruinas el Palacio del Pachá, un lugar emblemático que data en parte del siglo XIII y que albergaba un museo cuyos tesoros han desaparecido.

"Cuando hablamos de patrimonio y cultura, no nos referimos únicamente a un edificio antiguo o a piedras antiguas. Cada piedra cuenta una historia", afirmó Dahdar.

Las autoridades palestinas y la UNESCO están preparando un plan de recuperación en tres fases, con un costo inicial de 133 millones de dólares para los lugares históricos, explicó Jehad Yasin, viceministro adjunto del ministerio de Turismo y Antigüedades palestino, con sede en Cisjordania.

La primera prioridad será intervenir rápidamente para sostener las estructuras que podrían derrumbarse sin apoyo. Pero hay escasez de cemento blanco y yeso. Los recursos en Gaza son limitados y los precios de los materiales de excavación y restauración se han disparado, dijo.

En Gaza, la pérdida de monumentos culturales sigue causando un dolor especial, incluso entre las familias que perdieron a sus seres queridos, sus hogares y sus medios de subsistencia.

Munzir Abu Assi dijo que tuvo que consolar a su hija Kenzy cuando se enteró de que la Gran Mezquita Omari había sufrido daños. "Está muy triste. Cuando nos enteramos de que habían atacado la mezquita, nos sorprendimos, ¿por qué?", dijo Abu Assi.

"Y cuando también atacaron el Palacio del Pachá, tuvimos la certeza de que esta ocupación (Israel) quiere borrar la identidad palestina y acabar con cualquier monumento palestino".

(Redacción de Michael Georgy, edición de Peter Graff. Editado en español por Natalia Ramos)