Mientras las Cataratas del Iguazú y la Quebrada de Humahuaca lideran los rankings de paisajes del norte argentino, un escenario mucho menos conocido empieza a despertar el interés de viajeros en busca de experiencias auténticas. Se trata del Bañado La Estrella, un extenso humedal ubicado en el oeste de la provincia de Formosa, y a solo 300 km de la capital provincial.
Este ecosistema singular, originado por los desbordes del río Pilcomayo, se posiciona como el tercer humedal más grande de Sudamérica, solo superado por el Pantanal y los Esteros del Iberá. Su superficie puede superar las 400.000 hectáreas, compuestas por espejos de agua, palmas y árboles secos que emergen desde el fondo, lo que genera un paisaje onírico.
Se pueden recorrer zonas como Fortín Soledad o Posta Cambio Zalazar, las cuales permiten una vivencia inmersiva en contacto directo con la flora y fauna nativa. También realizar paseos en canoa entre camalotes, senderos para caminatas interpretativas y excursiones guiadas por baqueanos forman parte de la propuesta de turismo de naturaleza que ofrece el lugar. Los visitantes se quedan cautivados por los sonidos del ambiente: el crujido de los troncos sumergidos, el canto de las aves y el murmullo de la vida silvestre.
Un santuario de biodiversidad y conexión con la naturaleza
El Bañado La Estrella alberga el 50% de las especies de aves registradas en Argentina, lo que le valió el reconocimiento como Área de Importancia para la Conservación de las Aves (AICA). Entre las más emblemáticas, se destacan el jabirú, la espátula rosada, la garza mora y el chajá. También habitan el humedal animales como carpinchos, yacarés, anacondas, nutrias y monos aulladores, que pueden observarse con facilidad desde los bordes del bañado o durante los paseos náuticos.
La mejor época para visitar es entre mayo y septiembre, cuando las aguas bajan y la fauna se vuelve más visible. Durante esos meses, las puestas de sol tiñen el cielo y el agua de colores intensos, y se regalan postales únicas del norte argentino más silvestre.
Gastronomía con identidad y hospedajes con alma local
A poco más de 50 kilómetros del acceso principal al bañado, en la localidad de Las Lomitas, se concentran las propuestas de alojamiento y gastronomía. Allí es posible degustar platos con fuerte impronta guaraní y criolla como el mbeyú, la torta de almidón y queso, el chipá guasú o el tradicional asado con cuero. También son infaltables los pescados de río como el pacú y el surubí, preparados en guisos o a la parrilla.
Además del bañado, el oeste formoseño ofrece otros atractivos que complementan el viaje, como el Parque Nacional Río Pilcomayo, con más de 50.000 hectáreas de naturaleza protegida, o la Reserva Natural Guaycolec, cercana a la capital provincial. También es posible visitar comunidades originarias Wichí y Pilagá, donde los turistas pueden acceder a experiencias culturales, conocer tradiciones ancestrales y adquirir artesanías elaboradas con técnicas milenarias.
Con su propuesta de turismo sostenible, respeto por la biodiversidad y protagonismo de las comunidades locales, el Bañado La Estrella se perfila como un nuevo ícono del norte argentino, ideal para quienes buscan un contacto profundo con la naturaleza y una forma distinta de viajar. Un secreto bien guardado que, lentamente, empieza a ocupar el lugar que merece en el mapa del turismo nacional e internacional.