En medio de un contexto de extrema tensión entre la Casa Rosada y las provincias, el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, redobló la apuesta. El mandatario provincial colocó carteles en rutas nacionales para advertir a los usuarios sobre el abandono de la administración mileísta, recomendándoles, incluso, priorizar el tránsito por rutas provinciales.
La administración santafesina utilizó duros adjetivos calificativos para describir el estado de los caminos bajo jurisdicción nacional, a los cuales se señaló como en “estado calamitoso y de abandono que pone en riesgo la vida de miles de personas a diario”.
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Frente a la falta de obra pública y de mantenimiento en rutas nacionales, la provincia decidió colocar carteles en los accesos a las rutas administradas por la nación y que atraviesan la provincia con dos objetivos. Por un lado, remarcar que los santafesinos pueden reclamarle a la provincia por las tareas que le corresponden a la provincia. Pero, por otro, señalar que el estado de los caminos nacionales nada tiene que ver con la gestión de Santa Fe.
Así, el gobierno remarcó que las cintas asfálticas que son responsabilidad de la provincia cuentan con financiamiento local y el mantenimiento correspondiente, por lo que recomendó a los conductores que, en caso de poder hacerlo y contar con la alternativa de una ruta provincial, la tomen porque están en mejores condiciones.
Pese a los chispazos, Pullaro aclaró que seguirá colaborando con la Nación, pero le advirtió a la Casa Rosada que, de no ceder esos caminos, deberá invertir pronto para no perder la infraestructura. Es que en Santa Fe, sostuvo el gobernador, circulan unos 2,2 millones de camiones al año, una carga que acelera el deterioro de las rutas. “La Nación se queda con los recursos de las exportaciones y no invierte en las rutas que esos camiones destruyen”, reprochó Pullaro y ratificó la disposición provincial de asumir la administración de las mismas, tanto las rentables como las deficitarias.
Para el gobierno nacional, Pullaro es un gobernador "muy difícil". Y esta actitud confrontativa por el estado de las rutas pareciera confirmar la apreciación. En las elecciones provinciales, tanto en las que se eligieron convencionales constituyentes como en las que se seleccionaron cargos locales, la alianza oficialista Unidos y La Libertad Avanza fueron por carriles separados.
En ambos casos, más allá de los festejos por demás ruidosos del gobierno nacional, el oficialismo local se impuso por amplia diferencia, pese a la baja participación. En segundo lugar se posicionó el peronismo y recién en un tercer escalón el partido violeta. ¿Se repetirá el escenario para octubre?
En el Gobierno todavía hay pretensiones de arreglar los vínculos con los mandatarios provinciales de cara a las elecciones de octubre, que son las que más le importan a Santiago Caputo, uno de los vértices del triángulo de hierro. Para el asesor monotributista, es crucial garantizar gobernabilidad al proyecto nacional y es completamente secundario negociar y disputar algunos concejales. Esta posición, que es la de Karina y los Menem, fue la que tensó puentes con los gobernadores.
En Santa Fe no dieron por caída la posibilidad de acordar, pero tampoco la confirmaron. Simplemente se señaló que falta tiempo para encarar ese debate que, en todo el país, tendrá su culminación el 7 de agosto con la inscripción de los frentes electorales que competirán el 26 de octubre.
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Santa Fe no elegirá senadores, pero renovará nueve bancas en Diputados. De ellas, seis ingresaron por la alianza Unidos y hoy integran distintos bloques. Los restantes tres son peronistas.
Pullaro es uno de los gobernadores fuertes. Triunfó en 2023 con casi el 60% de los votos, seguido de la opción peronista que alcanzó el 30% y muy lejos la opción referenciada en Javier Milei, que no llegó a los siete puntos.
Dado el caudal de votos, la posibilidad de pactar, tanto con Pullaro como con cualquier mandatario, depende también de las condiciones que pida La Libertad Avanza. El gobierno quiere, en principio, que todas las alianzas lleven su sello y su color. En cuanto a las listas, tienen la pretensión de lograr la mayor pureza posible para asegurarse votos fieles en el Congreso.
En el caso del acuerdo con el PRO, los libertarios no van a seleccionar los nombres de las listas, pero sí pueden vetarlos. No quieren imprevistos. Buscan votos leales porque, después de dos años de mandato, la baja de la inflación dejará de ser una novedad y la ciudadanía empezará a tener otras demandas, básicamente vinculadas a la intención de vivir mejor.