El Gobierno de Formosa reforzó el monitoreo y las obras sobre el río Pilcomayo y el Bañado La Estrella con un nuevo sobrevuelo técnico realizado este martes 2, en el marco del esquema permanente de control del sistema hídrico provincial. El objetivo central es verificar el ingreso y circulación de las aguas, acelerar las tareas de infraestructura y llegar preparados a la crecida 2025-2026, resguardando a las poblaciones y a la producción local.
El ingeniero Christian Peter, jefe técnico de la Dirección Provincial de Vialidad (DPV), detalló que el operativo aéreo partió desde la pista de Ingeniero Juárez y se dirigió directamente hacia la zona del denominado Proyecto Pantalón. En una primera instancia, se sobrevoló el sector donde se controla el ingreso de agua al canal Farías y al canal Meyer, este último con derivación hacia territorio paraguayo. La intención fue constatar el estado actual del escurrimiento y el comportamiento de las correderas fluviales.
Luego, el recorrido continuó aguas abajo del sistema hídrico, a lo largo de unos 190 kilómetros, hasta la zona de Guadalcazar, donde actualmente se encuentran trabajando las maquinarias de las empresas contratistas. Allí se observaron en terreno las tareas de adecuación del escurrimiento superficial en la zona de transición entre el Bañado La Estrella y las correderas, un punto clave para ordenar el movimiento del agua cuando se produzcan los picos de crecida.
Peter explicó que el sobrevuelo también abarcó la zona de los terraplenes de mitigación en La Rinconada, jurisdicción de Los Chiriguanos, completando así la revisión del sistema del margen sur. En paralelo, indicó que en el margen norte también se ejecutan obras, incluso sobre el terraplén sur de la Ruta Provincial N° 28, con el fin de reforzar la protección en los puntos más sensibles del sistema.
“Es un sistema integral muy amplio y hay varios frentes de trabajo que se están financiando con recursos provinciales”, subrayó el funcionario en comunicación con medios locales. Señaló además que se trata de “obras de gran magnitud”, ya que implican un intenso movimiento de suelo, tanto para la remoción de sedimentos como para la construcción de terraplenes, estructuras fundamentales para encauzar las aguas y evitar desbordes sobre zonas pobladas.
El relevamiento aéreo permitió comprobar que el agua está ingresando en su totalidad al territorio formoseño y que se mantiene operativo el terraplén de cierre en el ingreso del canal Meyer. Del lado paraguayo, precisó Peter, se observaron sectores donde se realizaron tareas de limpieza y remoción de sedimentos, con una sección hidráulica excavada para recuperar la capacidad de conducción previa al proceso de sedimentación.
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En cuanto al comportamiento actual del río, el ingeniero describió que el sistema se encuentra en un período de “aguas medias”, con buena circulación. Durante el vuelo se verificó el estado de las correderas y de las áreas de desborde previstas para actuar como amortiguadores naturales cuando lleguen los próximos pulsos de crecida. En la zona de los terraplenes de mitigación, puntualizó que la maquinaria continúa trabajando en las obras en ejecución, anticipándose a la crecida 2025-2026, que se espera comience a registrarse a fines de diciembre.
Peter destacó que el Bañado La Estrella mantiene actualmente “una carga hídrica importante”, producto de un aporte sostenido durante todo el ciclo. Esta situación obliga a acelerar las tareas para garantizar un escurrimiento adecuado y resguardar a las poblaciones cercanas, apoyándose en los terraplenes de mitigación como herramienta principal de defensa frente a los picos de caudal.
El sobrevuelo, explicó, tiene como función obtener “un panorama más amplio de todo el sistema en un tiempo más reducido”, pero no reemplaza el resto de las herramientas de monitoreo. Por eso se complementa con navegaciones periódicas que realizan los equipos de topografía de la DPV, con las que se estudia la profundidad del cauce, la disposición topográfica y se suman mediciones terrestres en puntos estratégicos. “El trabajo de monitoreo es permanente, a los efectos de diseñar los proyectos y luego encarar las obras que están en plena ejecución”, remarcó.
Consultado sobre el calendario hídrico, Peter recordó que “normalmente, a fines de diciembre ya comienzan los primeros picos o pulsos de crecida y, posteriormente, los meses de enero, febrero y marzo son en los que, generalmente, se producen los grandes picos”. En ese contexto, insistió en que la preparación anticipada es clave para minimizar riesgos y asegurar la protección de comunidades y productores.
Finalmente, el jefe técnico de la DPV señaló que, además de las obras físicas, se desarrolla un trabajo coordinado con distintos organismos del Gobierno provincial, entre ellos el Ministerio de la Producción y Ambiente, la Policía de la provincia, la Unidad Provincial Coordinadora del Agua (UPCA) y el Servicio Provincial de Agua Potable y Saneamiento (SPAP). La coordinación abarca tanto las acciones de infraestructura como la concientización a los productores sobre el manejo de sus sistemas productivos frente a la crecida, y la difusión de información a las comunidades.
