Los sindicatos y la patronal franceses que negocian cambios en la reforma de las pensiones de 2023 están dispuestos a mantener conversaciones de última hora la próxima semana, aunque al menos uno de los principales participantes no estaba seguro de si se uniría.
El primer ministro, François Bayrou, había acordado a principios de año reabrir el tema de las pensiones para que los sindicatos y la patronal entablaran conversaciones, con el objetivo de obtener el apoyo de los socialistas para sobrevivir a las mociones de censura presentadas por otros partidos de la oposición deseosos de derrocarle.
Pero las conversaciones, que han durado meses, terminaron el martes sin acuerdo y se ha fijado otra reunión como "última oportunidad" para el 23 de junio.
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Patrick Martin, presidente del Medef, que representa a los empresarios, dijo en una entrevista a France 2 que el grupo podría no participar: "No fuimos nosotros quienes pedimos que se reexaminara la reforma".
La ministra de Trabajo, Astrid Panosyan-Bouvet, dijo a Franceinfo que se habían logrado algunos avances, aunque seguía siendo difícil alcanzar un acuerdo más amplio.
"Debemos continuar porque el camino es posible", dijo.
Los sindicatos quieren revertir una impopular reforma de 2023 que eleva gradualmente la edad de jubilación de los 62 a los 64 años, pero a los empresarios les preocupa que hacerlo exija más cotizaciones salariales.
Bayrou, defensor de endurecer las condiciones de financiación de la deuda desde hace tiempo, ha dicho que todas las opciones están sobre la mesa, siempre y cuando las modificaciones garanticen que se cubra el déficit de financiación de pensiones a finales de la década.
El sistema de pensiones francés rozó el equilibrio el año pasado, pero se prevé que registre un déficit del 0,2% del PIB a finales de la década y del 1,4% en 2070, incluso con la reforma de 2023, según el informe anual del asesor nacional de pensiones.
El gasto francés en pensiones es uno de los más elevados del mundo, con un 14% del PIB el año pasado, dos tercios se sufragan con las cotizaciones salariales de los trabajadores en activo y las empresas.
El resto se financia con elevados impuestos y costosas transferencias estatales, sin que los fondos de pensiones privados, comunes en otros países desarrollados, desempeñen prácticamente ningún papel.
Según una encuesta de Elabe para BFM TV, el 70% de los franceses cree que el sistema actual no es financieramente sólido, pero el 63% se opone a aumentar la edad de jubilación, que, según algunos economistas, es la forma más eficaz de apuntalar las finanzas del sistema.
Con información de Reuters
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