Tras semanas de intensas labores, volvió a habilitarse el camino hacia la histórica Mina La Mejicana, ubicada a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar. Las heladas invernales habían dañado severamente el tramo más alto del circuito, afectando la conectividad y poniendo en pausa uno de los recorridos turísticos más representativos de Famatina.
Vialidad Provincial, en coordinación con la Municipalidad local y prestadores privados, llevó adelante las tareas de reparación. El operativo contó con el apoyo de empresas y vecinos, quienes colaboraron con refrigerantes, alojamiento, alimentos, vehículos y asistencia técnica. Entre los participantes se destacan Wayra Off Road, Siete Cuestas, Famatina Aventura 4x4 y diversos emprendedores turísticos.
“Cuando la montaña nos pone a prueba, Famatina responde con unión, compromiso y orgullo”, expresó la intendenta Adriana Olima, agradeciendo cada aporte que hizo posible reabrir el camino.
Con el circuito nuevamente transitable, se reanudan las visitas a La Mejicana, lo que representa no sólo una reactivación turística, sino también un símbolo del trabajo comunitario y la identidad local. La reapertura marca un nuevo impulso para el desarrollo regional y la valorización del patrimonio natural y cultural de La Rioja.
Un emblema turístico
El cablecarril ubicado en el oeste de La Rioja, una sorprendente obra de ingeniería civil, fue construido en tiempo récord a principios del siglo XX para extraer oro y plata del cerro Famatina, en un recorrido en línea recta de 35 kilómetros desde la ciudad hasta la mina La Mejicana, a más de 4.500 metros de altura.
El camino que lleva a la construcción de esta obra, emblema turístico que aún se mantiene en pie como Monumento Histórico Nacional y busca convertirse en Patrimonio de la Humanidad, puede resumirse en cuatro definiciones: una meta ambiciosa, un escollo fabuloso, una idea revolucionaria y una tarea titánica.
El resultado de esa audaz inventiva del hombre para superar las limitaciones que le impone la naturaleza a su codicia, la respuesta de la ciencia y de la técnica para penetrar las entrañas de un cerro maravilloso, pródigo en minerales y belleza en estado puro, fue el cablecarril de Chilecito.
Se trata de una gigantesca estructura de metal por la que circulaban a través de cables de acero cientos de vagonetas, entre la estación de tren de la ciudad y la mina La Mejicana.
La boca de la mina está a unos 35 kilómetros de distancia ascendiendo en línea recta por el cerro El Famatina, desde los 1.000 metros sobre el nivel del mar en los que se encuentra Chilecito, y los 4.400 metros en las gélidas alturas del nevado.