Apenas dos días después de que el presidente estadounidense Donald Trump dijera que "en las próximas dos semanas" decidirá si se suma o no a la ofensiva bélica de Israel contra Irán, la Casa Blanca decidió el despegue de un grupo de aviones bombarderos con rumbo al Océano Pacífico. Se trata de las únicas naves portadoras de bombas capaces de destruir bases iraníes subterráneas. Crecen las especulaciones sobre la participación de Estados Unidos de forma directa en la guerra.
Varios bombarderos B-2 despegaron de la base de Whiteman, en Misuri, en el centro de Estados Unidos, durante la noche de este viernes y luego fueron rastreados volando frente a la costa de California hacia el Pacífico, según datos de páginas de seguimiento de vuelos y el portal estadounidense The New York Times.
Desde el Pentágono descartaron que el despegue de estos aviones signifique el comienzo de un ataque contra Irán, aunque sí se trata de brindar "opciones" al presidente Trump, según consignó la cadena CNN.
Recientemente, el propio mandatario estadounidense afirmó que tomará una decisión "en las próximas dos semanas" sobre una posible intervención en el conflicto, a favor de Israel. "Basándome en el hecho de que existe una posibilidad sustancial de que se produzcan negociaciones con Irán en un futuro próximo, tomaré mi decisión sobre ir o no ir en las próximas dos semanas", expresó Trump en un comunicado que leyó su secretaria de prensa, Karoline Leavitt.
Estos bombarderos B-2 que Estados Unidos puso en el cielo son los únicos capaces de transportar las bombas antibúnkeres GBU-57, una ojiva de 13.600 kilos con la que se puede penetrar 60 metros bajo tierra. Según expertos, estas bombas serían imprescindibles para destruir una de las instalaciones nucleares clave de Irán.
Qué dijo la ONU sobre las supuestas armas nucleares iraníes
Después de varias opiniones cruzadas respecto a los daños en las plantas nucleares de Irán a partir de los bombardeos israelíes, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) afirmó que los ataques hicieron "retroceder la capacidad de enriquecimiento nuclear" del país persa de forma “significativa”. El director del organismo también reconoció que el desarrollo de las armas de destrucción masiva no iba a ser inmediato.
Rafael Grossi, el argentino a cargo del organismo de la ONU, explicó que los ataques de Israel dañaron varias instalaciones nucleares, siendo Natanz la más afectada. Aclaró además que la instalación de enriquecimiento de esa planta fue "completamente destruida", mientras que sus instalaciones eléctricas fueron "destruidas", pero afectando solamente al funcionamiento de las centrifugadoras subterráneas.
Aparte de Natanz, otro centro nuclear afectado fue el de Ispahán, en el que unos tres o cuatro edificios sufrieron daños “considerables”, aunque sus instalaciones subterráneas no parecen haber resultado afectadas. En el caso del centro nuclear de Fordow, por su parte, no parece haber sufrido daños importantes, salvo “impactos perimetrales”, en palabras del propio Grossi.
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