Desde MUNDO SUR denunciamos que la política exterior argentina continúa rompiendo con sus tradiciones históricas al votar en contra de la denominada “Declaración de Nueva York” sobre la implementación de la solución de dos Estados para Israel y Palestina.
Este voto representa una ruptura contundente con la tradición diplomática argentina y coloca al país en una posición marginal, alejándolo de la voluntad mayoritaria de la comunidad internacional que busca avanzar hacia la paz.
La decisión de Argentina de alinearse con un voto minoritario, en un contexto donde 142 países apoyaron la resolución, es un episodio vergonzoso que refleja una dependencia servil hacia Estados Unidos y sus aliados, contradiciendo nuestra histórica postura de no alineamiento y contribuyendo, en el marco del grave contexto actual, a justificar el genocidio en Palestina que está perpetrando el gobierno de Israel. Esta sumisión nos sitúa en un lugar de difícil retorno en el concierto de naciones.
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Exigimos al gobierno argentino que, en la próxima votación de la Asamblea de la ONU, modifique su posición y se una a la mayoría que aboga por la paz y el reconocimiento de Israel y Palestina como Estados soberanos, contribuyendo así a poner fin al genocidio en Palestina.
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Asimismo, queremos dejar bien en claro que el voto del gobierno argentino representa un grave obstáculo a nuestro reclamo soberano sobre las Islas Malvinas. Esta decisión no solo contradice la postura tradicional de Argentina, sino que también sienta un peligroso precedente al admitir la ocupación de un territorio por parte de una potencia extranjera, afectando directamente nuestra integridad territorial.
Este voto es un acto en contra del derecho internacional, de los derechos de los palestinos a un Estado y de la solución pacífica de controversias. Como se ha señalado, Argentina se encuentra en una situación comprometida, ya que parte de su territorio sigue ocupado. Al actuar de esta manera, estamos desdibujando la defensa de nuestra soberanía, una lucha que ha costado sangre y sacrificio.
Además, con esta decisión se están deshaciendo décadas de trabajo diplomático y perseverancia que buscaban consolidar el apoyo internacional a nuestro reclamo sobre Malvinas. Este gobierno, al tomar tal decisión, actúa con una irresponsabilidad que merece ser juzgada como una traición a la patria.