Los muertos en Gaza ya superan los 54.000 y la ONU denuncia una tierra arrasada

Pese a la creciente presión internacional y las alertas por una hambruna, Israel no para de bombardear la Franja de Gaza. Volvió a destruir una escuela devenida en refugio para cientos de familias desplazadas. La FAO, además, advirtió que el territorio se está volviendo inviable: menos del 5% es cultivable. 

27 de mayo, 2025 | 00.05

Los muertos por ataques en la Franja de Gaza desde que comenzó la ofensiva de Israel, en octubre de 2023, superaron este martes los 54.000, según el recuento de hospitales que publica a diario el Ministerio de Sanidad gazatí y que no incluye los fallecidos por enfermedad u otras causas indirectas. El lunes los ataques israelíes fueron feroces y se cobraron la vida de 81 personas. Las autoridades gazatíes estiman que el número de muertos totales sea superior al informado, ya que hay "miles de cuerpos sepultados entre los escombros de edificios bombardeados" en la Franja de Gaza

En simultáneo, alertaron que menos del 5% de la tierra de la Franja de Gaza es accesible para el cultivo y manifestantes israelíes pidieron que el desplazamiento de palestinos sea mayor. 

Alerta por la tierra apta para el cultivo

En parelelo, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó que menos del 5% de la tierra en la Franja de Gaza es apta y accesible para el cultivo, lo que exacerba aún más el riesgo de hambruna en el enclave palestino.

Según datos de la organización, más del 80% de la superficie de cultivo en Gaza resultó dañada --12.537 hectáreas de un total de 15.053-- mientras que un 77,8% no es accesible para los agricultores, lo que deja 688 hectáreas disponibles para cultivar en el enclave, un 4,6% ciento del total. "Esto no es sólo una pérdida de infraestructura: es un colapso del sistema agroalimentario de Gaza y de sus recursos vitales", advirtió la directora general adjunta de la FAO, Beth Bechdol, quien agregó que la destrucción de las tierras, los invernaderos y los pozos paralizaron la producción de alimentos, indicó Reuters.

Así, Bechdol lamentó que las infraestructuras que "una vez proporcionaron alimentos, ingresos y estabilidad a cientos de miles de personas hoy están en ruinas". "La reconstrucción requerirá una inversión masiva y un compromiso sostenido", sentenció.

Las imágenes satelitales obtenidas por el Centro de Satélites de la ONU (UNOSAT) revelaron, además, que el 71,2% de los invernaderos en Gaza tienen daños. El peor golpe se lo llevó la zona de Rafah, en el sur del enclave, donde aproximadamente un 86,5% están destrozados, una cifra que en diciembre de 2024 era mucho menor, con un 57.5%. En el caso de los pozos, un 82,8% sufrieron daños a fecha de abril, cifra que en diciembre se situaba en 67,7%.

A principios de año, la FAO ya estimó que el valor total de daños y pérdidas en el sector agrícola desde el inicio de la ofensiva israelí ascendió a 835 millones de dólares y 1.300 millones, respectivamente. Antes del conflicto, la agricultura representaba el 10 por ciento de la economía del enclave palestino. Más de 560.000 personas dependían total o parcialmente de la producción agrícola, el pastoreo o la pesca para su sustento.

En una protesta en Jerusalén piden aumentar el número de desplazados

Una gran concentración en Jerusalén para conmemorar la toma por parte de Israel del este de la ciudad en la guerra de 1967 se convirtió en un caos el lunes, cuando israelíes de extrema derecha se enfrentaron y agredieron a palestinos, compatriotas y periodistas, según testigos.

La "Marcha de las banderas" se realizó el día que en Israel denominan "Día de Jerusalén" y que los palestinos llamaron "Nakba", que significa "catástrofe" o "desastre" en árabe, por la cantidad de desplazados palestinos que siguieron a la fundación del Estado de Israel en 1948. En la marcha de este lunes, manifestantes corearon la frase: "Sin Nakba no hay victoria". 

Esta marcha, que se celebra anualmente, congregó a miles de personas que coreaban, bailaban y ondeaban banderas israelíes poco después de que el ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben Gvir, visitara el recinto de la mezquita de Al Aqsa, un antiguo foco de tensiones entre israelíes y palestinos.

La violencia estalló en la amurallada Ciudad Vieja de Jerusalén Este poco después del mediodía, según un testigo de Reuters, cuando jóvenes manifestantes comenzaron a acosar a los pocos comerciantes palestinos que aún no habían cerrado sus tiendas antes de la manifestación. Los manifestantes, en su mayoría jóvenes israelíes que viven en asentamientos de Cisjordania, empezaron a atacar a activistas de izquierda y a periodistas que observaban la marcha. Gritaron consignas nacionalistas y llamaron a la violencia contra los palestinos, coreando: "Muerte a los árabes", relató Reuters.