El presidente Donald Trump se reunió este martes con 800 altos mandos militares del Ejército junto al secretario de Guerra y jefe del Pentágono, Pete Hegseth, en un acto reservado en la ciudad de Quantico, Virginia, donde prometieron acabar con "el espíritu políticamente correcto" y con el presunto "enemigo interno" dentro de las fuerzas armadas. Trump enfatizó además en la necesidad de restituir el "espíritu guerrero" que hizo "grande y fuerte a la Nación".
"El país está bajo una invasión desde adentro, que no es diferente a la de un enemigo extranjero, aunque es más difícil en muchos sentidos porque no lleva uniforme", arrancó el republicano su exposición frente a la sala llena por los uniformados. "Juntos, en los próximos años, vamos a transformar a nuestras Fuerzas Armadas en algo más fuerte, más recio, más rápido", siguió.
Hegseth afirmó, en esa misma sintonía, que la transformación de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos debe hacerse para acabar con las "décadas de decadencia" que, según él, provocaron las políticas de diversidad. Por eso declaró el fin de la "basura ideológica" dentro las tropas, que permitió el crecimiento de líderes "tóxicos" y ascensos "basados en raza o género". "Líderes políticos insensatos e imprudentes marcaron el rumbo equivocado y perdimos nuestro camino. Nos convertimos en el 'Departamento Woke'", dijo Hegseth. "Pero ya no más", concluyó.
"Por todo esto es la hora de poner fin a la guerra contra los guerreros", enfatizó Hegseth, a lo que agregó que esa nueva "mentalidad guerrera", de acuerdo a la idea del presidente Trump, implicará la restitución de estándares de reclutamiento y entrenamiento basados en la capacidad masculina en cuánto a la resistencia física.
"No se trata de impedir a las mujeres servir en las Fuerzas Armadas", afirmó Hegseth. "Nuestras oficiales femeninas son las mejores del mundo, pero cuando se trate de un trabajo que requiera poder físico para entrar en combate, esos estándares deben ser neutrales y altos", explicó. "Si las mujeres pueden lograrlo, excelente. Si no, pues así será", concluyó en este punto.
Trump señaló a las ciudades gobernadas por los demócratas como focos del "enemigo interno"
Respecto al enemigo interno, Trump acusó a algunas ciudades estadounidenses como "parte de la guerra". "En nuestras ciudades interiores, de las que vamos a estar hablando porque ahora son una gran parte de la guerra. Es una gran parte de la guerra", afirmó el mandatario. Acto seguido mencionó a "algunas de ellas", las cuales tienen un denominador común: todas son gobernadas por los demócratas. "San Francisco, Chicago, Nueva York, Los Ángeles. Son lugares muy inseguros. Y los vamos a arreglar uno por uno", amenazó Trump. "Esto va a ser una parte importante para algunas de las personas en esta sala. También es una guerra. Es una guerra desde adentro", acusó.
"Le dije a Pete que deberíamos usar algunas de estas ciudades peligrosas como campos de entrenamiento para nuestras fuerzas militares porque vamos a entrar a Chicago muy pronto", aseveró el presidente Trump, refiriéndose a la tensión latente desde hace algunas semanas con el gobierno de Illinois, ante las amenazas del mandatario de intervenir la ciudad de Chicago con fuerzas federales.