México dará hoy una lección de democracia al mundo. Este domingo, el Poder Judicial será elegido democráticamente por el voto popular como, desde hace décadas, ocurre con los otros dos poderes del Estado, el Ejecutivo y Legislativo. Nunca un pueblo del planeta (salvo excepciones que se cuentan con los dedos de una mano) ha sido tan empoderado como el mexicano en la actualidad.
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Ya no más magistrados del Tribunal Electoral o miembros de la Corte Suprema “elegidos en conciliábulos del poder por una clase política neoliberal muy corrupta, privatizadora, que perdió el apoyo popular en forma inequívoca con Andrés Manuel López Obrador en 2018 y que no logró recuperarlo en 2024 con Claudia Sheinbaum”, la presidenta más votada en le historia de México, afirmó el periodista Pedro Miguel del diario mexicano La Jornada.
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Ya no más -como sucede en México, pero también en la mayoría de los países de América latina y el mundo-, los jueces podrán tener salarios y jubilaciones exorbitantes y prebendas escandalosas de manera vitalicia. El objetivo es que, si un funcionario judicial es corrupto, es parcial o, simplemente, no hace bien su trabajo, no sea elegido por la ciudadanía en la próxima votación.
La reacción furiosa de Estados Unidos –a través de la embajada-; de los medios de comunicación manejados por el poder real; de la oposición y de la mismísima corporación judicial no se hizo esperar. Como se comenta más adelante, tanto la reforma judicial como las elecciones de hoy están siendo torpedeadas desde varios frentes.
¿Qué se elige?
Se trata de una mega-votación: están en juego 881 cargos federales y 1.800 estatales para los que se presentaron más de 3.000 candidatos. En esta elección se renueva sólo la mitad de los cargos. La otra mitad será escogida en 2027. No obstante, aunque el cambio es integral, hay algunos organismos que acapararán, especialmente, la atención. Por ejemplo, la Suprema Corte.
El máximo órgano judicial se renovará por completo. Habrá 9 supremos de los cuales 5 deberán ser mujeres y 4 hombres. Esta reforma judicial, propuesta por López Obrador y aprobada por una mayoría abrumadora en ambas cámaras del Congreso en febrero de 2024, exige que haya paridad de género en todos los cargos del Poder Judicial.
También estarán en el foco de estos comicios los magistrados del Tribunal Electoral (2 de los 6 nacionales y 15 regionales) y los 5 componentes del Tribunal de Disciplina Judicial, un órgano nuevo cuya función será “supervisar a los servidores públicos judiciales y garantizar que actúen con ética, profesionalismo y respeto a la ley”, con la expectativa de que los casos de corrupción sean detectados y castigados como nunca antes.
Es importante recordar que en México el voto no es obligatorio.
Los argumentos para el boicot
Este paso gigante de México para perfeccionar la democracia tiene implicancias profundas y, por lo tanto, muchos enemigos. Una de las mayores preocupaciones de los sectores de poder dentro y fuera de México es el ejemplo que esta reforma judicial pudiera significar para el resto de los países en el futuro.
Uno de los que no la ve con buenos ojos es Estados Unidos. A pesar de que ese país siempre reclama “seguridad jurídica”, al conocerse la aprobación de la reforma por el Congreso mexicano en 2024, tanto bancos y poderosas empresas como diputados y senadores estadounidenses expresaron abiertamente su “preocupación” por el impacto que la democratización judicial pudiera tener en la economía mexicana ya que podría afectar la llegada de inversiones al país.
Otros que han desplegado una campaña furibunda en contra del voto popular de este domingo han sido los medios hegemónicos. Algunos llaman abiertamente a no ir a votar. Muchos hablan de “fraude”, de “experimento kafkiano” o de que lo único que quiere la presidenta Claudia Sheinbaum es “digitar la justicia para acaparar poder”.
Otros, más sutiles, usan académicos y analistas opositores para probar que estas elecciones son “opacas” y que podrían traer todas las plagas de Egipto: crear incertidumbre económica, golpear duramente la imagen internacional de México, afectar la popularidad nacional de Sheinbaum y debilitar la democracia.
En los últimos días, hubo un cambio. El gran poder mediático dejó de criticar obstinadamente la reforma judicial y empezó a descalificar los resultados de la elección. Las encuestas ya no miden quién va a ganar sino cuánta gente va a votar. El objetivo es instalar la idea de una abstención masiva y, por lo tanto, de un magro apoyo popular a la reforma lo que la volvería, como mínimo, poco legítima.
Un detalle no menor. Justo hoy, el mismo día de la elección, varios actores políticos han convocado a una movilización en contra de la reforma judicial. El acto lo lidera Ricardo Salinas Pliego, uno de los hombres más rico de México, fundador y presidente del Grupo Salinas, pulpo con ramificaciones en el sector financiero, pero sobre todo en telecomunicaciones (TV azteca, Megacable). Salinas Pliego ya ha mencionado en varias ocasiones que quiere competir en la próxima elección presidencial.
Por otro lado, aunque no hay pruebas suficientes de que se trate de un boicot, también hay otros factores que obstaculizan esta idea pionera de que sea la ciudadanía la que decida la conformación judicial. Uno es la traba (hasta hace pocos días) del propio órgano electoral al limitar la difusión de los comicios alegando que muchos de los candidatos son actuales funcionarios.
Otro es el copamiento de la gran plaza céntrica, el Zócalo, con carpas, por una parte del gremio docente. Este grupo reclama que se deroguen medidas tomadas durante los gobiernos neoliberales y que se aumenten los salarios. Las demandas son justas. El inconveniente es que simultáneamente difunden la idea de que la reforma judicial es un fraude y deslegitiman el proceso.
No hay dudas de que, con estos comicios, México está haciendo historia. Y, por eso mismo, también es cierto que el gobierno de Sheinbaum se enfrenta a un enorme desafío. Se trata de una votación única y sin antecedentes, por lo que deberá pagar, seguramente, un derecho de piso.
Por otra parte, se trata de una votación muy amplia y compleja, con papeletas de diversos colores y números. En algunos casos el votante deberá realizar hasta 13 sufragios. Hay quienes temen que la campaña de pedagogía popular en el territorio haya sido insuficiente y que alguna gente, aún estando de acuerdo con la reforma, no esté segura de votar porque no sabe cómo hacerlo. Estas dificultades operativas, podrían reducir el número votantes.
Pase lo que pase, hoy es un día emblemático. La descomposición del Poder Judicial no sólo afecta a México sino a muchos países de la región. El caso de Argentina es uno de los más graves, al punto de reducir a la insignificancia un caso que, en cualquier otro lugar del mundo, sería de primerísima prioridad: el intento de asesinato a una ex mandataria como sucedió, en 2022, con Cristina Fernández de Kirchner.
México marca el camino. No será fácil. Es probable, incluso, que la presidenta Sheinbaum tenga que pagar un alto costo por su valentía en tomar una decisión de vanguardia y enfrentar uno de los pilares que sostienen al 1% más poderoso del mundo. Pero el ejemplo está en marcha y no se frenará.