Accidente de funicular en Lisboa revela fallas de seguridad en el viejo encanto de la ciudad

04 de septiembre, 2025 | 15.16

La muerte de al menos 16 personas en un histórico funicular que descarriló en Lisboa ha puesto al descubierto los defectos de la imagen de "viejo encanto" de la capital portuguesa, llena de turistas y que funciona con una infraestructura pintoresca pero chirriante.

En el accidente del miércoles, el vagón se salió de la vía en una curva y chocó contra un edificio situado a escasos metros de su gemelo, al pie de la empinada cuesta de 265 metros, dejando unos restos destrozados con cuerpos atrapados en su interior. El cable de tracción que los unía se había roto.

Jorge Silva, vicepresidente de la asociación portuguesa de expertos técnicos en protección civil, afirmó que un vagón fabricado con un material más moderno, como la fibra de carbono, en lugar de metal y madera -el mismo diseño utilizado desde 1914, cuando se electrificó la línea-, habría hecho que el choque fuera menos violento y mortal.

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"Las piezas son lo bastante rígidas para soportar la oscilación y el servicio normal, pero no están diseñadas para resistir el impacto en caso de descarrilamiento, se tuercen y dejan a los pasajeros más expuestos", explica.

Los tranvías de Lisboa que suben y bajan por sus empinadas colinas también datan de mediados del siglo XX y tienen una estructura similar, dijo.

"Habría que invertir en la renovación de los vagones, utilizando materiales más modernos, aunque conservando su forma histórica", dijo.

Según Silva, la investigación demostrará hasta qué punto el sistema de cables pendulares influyó en el accidente.nEn la última década, el número de pasajeros del funicular "Gloria" se ha triplicado, hasta superar los tres millones anuales, debido al auge del turismo.

Los dos vagones, con capacidad para unas 40 personas cada uno, suben y bajan alternativamente por la pendiente mientras motores eléctricos tiran del cable que los une.

Manuel Leal, líder del sindicato Fectrans, declaró a la televisión local que los trabajadores se habían quejado de que problemas con la tensión del cable habían dificultado el frenado, pero que era demasiado pronto para decir si esa era la causa del accidente.

La empresa municipal de transportes Carris dijo que se habían llevado a cabo todos los protocolos de mantenimiento. Silva afirmó que, con el uso intensivo actual, es probable que sea necesario un mantenimiento y una inspección más rigurosos y frecuentes para evitar futuros accidentes.

Pero los intentos de modernización de la ciudad, propensa a los terremotos, también han preocupado a ingenieros y arquitectos, que temen que se repita el Gran Terremoto de Lisboa de 1755.

Muchas casas del centro de Lisboa construidas poco después de 1755 con estructuras internas interconectadas y pilares pioneros para resistir terremotos han sido adaptadas últimamente de un modo que podría comprometer sus estructuras antisísmicas originales, según han declarado a Reuters varios expertos en ingeniería.

Mientras que las casas nuevas construidas después de 1958 deben tener estructuras antisísmicas por ley, no se exige ningún refuerzo antisísmico a los edificios antiguos que se renuevan.

(Reportaje de Andrei Khalip; Edición de Ros Russell, Editado en español por Juana Casas)