El envejecimiento de la población francesa hará que el gasto público alcance niveles de pandemia en las próximas décadas, al tiempo que mermará los ingresos fiscales, advirtió el martes el Tribunal de Cuentas.
En 2070, casi uno de cada tres franceses tendrá más de 65 años, mientras que la población en edad de trabajar se reducirá en más de 3 millones de personas, dijo el presidente del Tribunal de Cuentas, Pierre Moscovici, al presentar un informe sobre demografía y finanzas públicas.
Este cambio pondrá a prueba los cimientos del Estado del bienestar francés, en el que la asistencia sanitaria, las pensiones y los gastos de dependencia representan ya más del 40% del gasto público.
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El gasto público francés es uno de los más elevados del mundo, con un 57,3% del PIB, pero si las pensiones y prestaciones sociales por persona no cambian, podría superar el 60% a mediados de siglo, un umbral que sólo se superó brevemente durante la pandemia de COVID-19.
Francia destacó en su día en Europa por su elevada tasa de natalidad, pero esa ventaja se ha erosionado desde la pandemia al disminuir el número de hijos por mujer y aumentar el de jubilados.
En Francia, el envejecimiento de la población es tanto más complicado cuanto que el sistema de jubilación por reparto no obliga a los ciudadanos a ahorrar para su pensión, que se financia con las cotizaciones salariales de los trabajadores en activo y sus empresas.
Menos trabajadores significa menos ingresos fiscales, mientras que una vida más larga exige más recursos financieros.
"Esta dinámica crea un efecto tijera especialmente preocupante para la sostenibilidad de las finanzas públicas", declaró Moscovici a los periodistas.
(Reportaje de Leigh Thomas; Edición de Andrew Cawthorne, Editado en español por Juana Casas)
