El Mazda RX-7 FD3S de 1993 no solo es uno de los deportivos más emblemáticos de Japón, sino también un protagonista clave de la cultura automotriz mundial gracias a su aparición en la primera película de Rápido y Furioso (2001). Con su diseño aerodinámico y un motor rotativo único en el mercado, el RX-7 se transformó en un símbolo de velocidad, estilo y rebeldía.
El RX-7 FD3S representó la tercera generación del modelo y supuso un salto radical respecto a sus predecesores. Mazda apostó por un diseño de líneas suaves y fluidas, con faros escamoteables, curvas envolventes y una silueta baja que priorizaba la eficiencia aerodinámica. El coeficiente de arrastre se situaba en apenas 0,31, un número excepcional para la época, que lo colocaba en el mismo nivel que superdeportivos europeos mucho más costosos.
Su carrocería ligera, fabricada en acero de alta resistencia combinado con materiales plásticos, permitía mantener un peso cercano a los 1.250 kg. Esto lo convertía en un auto extremadamente ágil y con una relación peso-potencia muy competitiva. El interior, orientado al conductor, ofrecía butacas deportivas, un tablero minimalista y una posición de manejo baja, pensada para transmitir sensaciones de conducción puras.
Corazón rotativo: el mítico motor 13B-REW
La mayor distinción del RX-7 FD3S residía bajo el capó: el motor rotativo Wankel 13B-REW. Este propulsor de 1,3 litros (con dos rotores en lugar de cilindros convencionales) ofrecía una entrega de potencia explosiva gracias a la incorporación de doble turbocompresor secuencial, una solución innovadora para la época.
En su configuración de fábrica, el 13B-REW producía entre 255 y 276 caballos de fuerza, dependiendo del mercado, y un par motor de 294 Nm. Acoplado a una caja manual de cinco marchas y a un sistema de tracción trasera, lograba una aceleración de 0 a 100 km/h en aproximadamente 5,3 segundos y una velocidad máxima cercana a los 250 km/h.
Su bajo peso en el eje delantero otorgaba una distribución equilibrada del 50:50, ideal para curvas rápidas y conducción deportiva. Esta característica, sumada a la suspensión independiente en las cuatro ruedas y al diferencial autoblocante, consolidaba al RX-7 como uno de los deportivos con mejor comportamiento dinámico de los años 90.
La historia en Rapido y Furioso
El RX-7 FD3S alcanzó estatus de culto entre los entusiastas del automovilismo, pero fue Rápido y Furioso quien lo catapultó al imaginario popular. Dominic Toretto (Vin Diesel) lo condujo en la primera entrega como su auto insignia en la escena de la carrera inicial, mostrando su potencia y estilo inconfundible. La unidad utilizada en la película destacaba por su preparación estética: carrocería en color rojo, kit aerodinámico VeilSide y llantas deportivas, elementos que lo convirtieron en objeto de deseo de los fanáticos del tuning.
El legado del RX-7 trasciende la pantalla. A pesar de que Mazda cesó su producción en 2002 debido a regulaciones de emisiones y costos de mantenimiento del motor rotativo, hoy es considerado una joya de colección. Su combinación de diseño japonés, mecánica única y relevancia cultural lo mantiene vigente como uno de los deportivos más queridos y recordados de todos los tiempos.