Sobre las elecciones legislativas 2025

27 de octubre, 2025 | 16.05

Cuando murió su cuarta hija, mi abuela dijo que había dejado de creer en Dios porque sentía que la había traicionado. Esta pérdida de fe me hizo pensar en el vínculo entre ciudadanía y democracia. La mística que sostiene a La Libertad Avanza sigue vigente, incluso después del escándalo Espert presente unas semanas antes de las elecciones. Cada vez son más quienes, decepcionados, dejaron de creer en la política del mismo modo en que mi abuela dejó de creer en Dios.

El personalismo reafirma la dimensión religiosa de la política contemporánea. Aquello que debería distinguir poder de moral se diluye, y la política —cuya definición clásica supone precisamente la separación de lo religioso— se reconfigura como un sistema de creencias. En consecuencia, el poder queda liberado para redefinirse a sí mismo y para interrogar los límites de su propio significado.

Esto invita a repensar el sistema democrático tal como hoy nos lo presentan: un orden que, bajo la retórica de la representación, ha sido vaciado de contenido. En nombre de la democracia se han legitimado prácticas que responden más a la moral que a la política, como lo evidencia la judicialización, encarcelamiento y el intento de magnicidio de Cristina Fernández de Kirchner. La política se moraliza, y en ese desplazamiento el poder se vuelve objeto de fe antes que de praxis y las palabras pierden su capacidad de acción: ya no nombran, solo justifican.

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Platón, en La República, define la política como un arte, una virtud en acto, orientada a estudiar de forma descriptiva y normativa el mejor y más posible régimen de gobierno. Esta concepción, atravesada por la praxis, supone una búsqueda racional del bien común, opuesta a la lógica dogmática de la creencia. Recuperar esa dimensión práctica del discurso es, quizás, el desafío.

En la actual crisis de representación, esa inestabilidad produce una sensación de desorientación colectiva: ¿la salida consiste en esperar la caída del “Bolsonaro local”? Con los resultados recientes, la reelección de La Libertad Avanza parece cada vez más probable. La pregunta, entonces, ya no es qué candidato lo enfrentará, sino cómo volver a dotar al poder de contenido real.

Un amigo palestino me habló de la idea de Mujaawarah, desarrollado por Munir Fasheh. La palabra designa un grupo de personas que deciden estar juntas, sin autoridad interna ni externa. En ese gesto de horizontalidad, la mujaawarah propone una forma de convivencia que no necesita categorías institucionales —como evaluación, competencia, jerarquía o éxito— sino que recupera lo que Fasheh llama palabras “orgánicas”: bahth (búsqueda), tanaaqush (discusión), ijtihaad (investigación independiente del sentido), muthanna (dualidad), ahaali (comunidad de personas), hayy (vecindario) y yuhsen (lo que una persona hace bien, de modo bello, útil y respetuoso). Su valor radica en que no busca el progreso mediante la invención de herramientas, sino a través del diálogo y la reciprocidad. Fasheh observa que “si cien personas se reúnen y una de ellas tiene un micrófono, esa persona será más escuchada, no por sabiduría sino por poseer una herramienta”. Dice que la modernidad ha confundido el poder con la amplificación, la autoridad con el volumen. Las herramientas modernas —como el micrófono en su metáfora— están conectadas al dominio y al control. Frente a ello, las mujaawarahs orientadas a la liberación se convierten, paradójicamente, en una herramienta práctica: la de recuperar el sentido de las palabras. No se trata de vaciar el discurso, sino de volver a llenarlo de contenido, de reanudar su vínculo con la experiencia. Quizás desde el ejercicio de reapropiación —donde el lenguaje vuelva a ser un espacio de experiencia compartida y no de imposición— puede imaginarse una salida al agotamiento político.

Referencias:
Fasheh, M. (2020). Mujaawarah (Neighboring): Sort of… as manifested in my life. Haus der Kulturen der Welt – New Alphabet School. Disponible en: https://newalphabetschool.hkw.de/mujaawarah-neighboring-sort-of-as-manifested-in-my-life/index.html
Platón. (2000). La República (trad. Antonio Gómez Robledo). Fondo de Cultura Económica.

MÁS INFO
Ginevra Landini

Nació en Buenos Aires en 1996. Es artista visual y licenciada en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires.