El director del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Ariel Pereda, cuestionó el decreto del Gobierno nacional que modificó el organismo, descentralizándolo y dejándolo bajo la órbita de la Secretaría de Agricultura, dentro del Ministerio de Economía. "Modernizar no puede ser sinónimo de arrasar", expresó.
"La palabra 'modernización', por lo general, suena bien. Hace referencia inmediata al progreso, a una mayor eficiencia, adaptarse al futuro. Cuando se utiliza como único concepto para justificar el cambio o la transformación, exige un análisis profundo sobre los diagnósticos y fundamentos que lo impulsa", comenzó la carta que difundió Pereda. "El reciente decreto presidencial que redefine el INTA no lo elimina formalmente, pero lo modifica en su esencia. Lo que se propone no es una reforma, sino una transformación forzada, autoritaria y extremadamente injusta. Porque lo que se está desmantelando no es solo un organismo técnico. Es una institución pública federal, con prestigio internacional, profundamente meritocrática, con una rica historia de logros y una legitimidad construida desde la participación territorial. Lo que está en riesgo no es una estructura administrativa, es una red viva que conecta ciencia, producción, tecnología y comunidades en todo el país", continuó.
Luego, explicó cómo "se destruye una institución sin cerrarla", y profundizó: "Eliminando su autonomía, quitando poder a sus representantes territoriales, borrando la voz de la academia y reduciendo la de los productores en el Consejo Directivo. Con esta reforma, el INTA queda bajo el mando directo del gobierno de turno, con una mayoría automática en la toma de decisiones y un presidente con rango de secretario que concentra todo el poder".
"La nueva versión del INTA se vuelve dependiente, discrecional, verticalista y con un alto riesgo a transformarse en autocrática. ¿Qué podemos esperar? Que se promuevan y financien sólo las líneas que generen rentabilidad inmediata o que cuenten con lobby privado. Las economías regionales, los productores familiares, los saberes locales, pues quedarán fuera del radar. No por falta de mérito, sino por falta de rédito", añadió el director del INTA.
Las críticas a la "modernización" que plantea el Gobierno
En la carta, Pereda opinó que la "modernización" de la que habla el Gobierno está "impuesta con prepotencia". "El gobierno justifica esta intervención con datos erróneos o tergiversados. Hablar de 932 cargos jerárquicos; de un crecimiento del 100% de su planta en los últimos 20 años; de poseer 110.000 hectáreas de las cuales en 65.000 no se sabe que pasa; o de la existencia de 3.000 vehículos… Es falso. Pero que encima de todo esto,se afirme y argumente que el INTA había perdido su rumbo, con líneas de investigación libradas a criterio de cada investigador no sólo es falso, no sólo desconoce la planificación y determinación de las líneas estratégicas definidas en conjunto con los consejeros en todo el país, sino que es sumamente ofensivo", siguió e insistió: "Por si fuera poco, sumado a ello, se desconoce el trabajo cotidiano, austero y comprometido de miles de técnicos, personal de campo, extensionistas e investigadores que hacen del INTA una institución de referencia nacional e internacional".
"En resumidas cuentas, el INTA, tal como lo conocimos, está siendo desmantelado con una mezcla de soberbia, ignorancia y oportunismo. No se trata de sostener privilegios. Se trata de defender una institución pública, federal, meritocrática, científica-tecnológica y democrática que hace siete décadas trabaja brindando conocimiento, tecnologías, innovación para el desarrollo de un sector agrobioindustrial más justo, diverso y sustentable", subrayó sobre el final. "Modernizar no puede ser sinónimo de arrasar. Y gobernar no puede ser sinónimo de imponer", concluyó.