Este 18 de enero se cumple el décimo aniversario de la muerte del fiscal Alberto Nisman. Como en cada año en que se acerca esta fecha, Comodoro Py desempolva los expedientes que tiene abiertos sobre el caso para volver a agitar la hipótesis del asesinato, que no tiene sustento a juzgar por los elementos reunidos en la Justicia. Por el contrario, a una década de la aparición sin vida de quien era titular de la UFI AMIA hay muchas pruebas desde el inicio de la investigación que no pudieron ser controvertidas y llevan a concluir que al momento de la muerte de Nisman en el departamento 2 del piso 13 del edificio Le Parc no hubo terceras personas.
En la víspera de este nuevo aniversario, el fiscal Eduardo Taiano, a cargo de la instrucción del expediente en que se investiga la muerte de Nisman, difundió un informe en el que hizo un repaso de lo recabado en este tiempo y reafirmó que su colega “fue víctima de un homicidio”. De acuerdo a Taiano “su muerte estuvo motivada en su labor en la UFI-AMIA y, concretamente, con su accionar vinculado al Memorándum de Entendimiento con la República de Irán”. Es decir, ubica al Memorándum con Irán que impulsó la entonces presidenta Cristina Kirchner para intentar avanzar con la investigación del atentado a la AMIA como móvil del crimen.
El Momorándum con Irán, Macri y la Corte
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Nisman había realizado la denuncia contra la entonces presidenta Cristina Kirchner y funcionarios de su gobierno 4 días antes de aparecer muerto. Esa acusación, que consideraba al Memorándum como un pacto de impunidad para encubrir a los acusados iraníes, fue rechazada en diversas instancias de Comodoro Py por inexistencia de delito: la rechazó primero el juez Daniel Rafecas, en febrero de 2015; luego la Cámara Federal porteña; y finalmente el fiscal ante la Casación Penal Javier De Luca desistió del impulso penal. La reacción de los tribunales federales de Retiro en 2015 tenía sentido ya que el Memorándum con Irán no había entrado en vigencia y lo que señalaba Nisman no había ocurrido: las alertas rojas contra los imputados iraníes no se habían caído ni nadie había pedido que se eliminaran y la Comisión de la Verdad que iba a crear el acuerdo nunca funcionó.
Con el arribo de Mauricio Macri a la presidencia de la Nación todo cambió. Dos jueces de la Cámara Federal de Casación Penal, Mariano Borinsky y Gustavo Hornos, decidieron abrir el caso y se lo sirvieron en bandeja al juez Claudio Bonadío que tenía una causa melliza a la de Rafecas, a quien desplazaron. Lo hicieron el 29 de diciembre de 2016 tras reunirse en secreto con Macri en los días previos. Como reveló El Destape, Borinsky estuvo en la Quinta de Olivos seis días antes de tomar esa decisión. El entonces jefe de Estado felicitó por su decisión a los dos camaristas en declaraciones radiales. La denuncia por la firma del Memorándum se transformó a partir de ese momento en una causa paradigmática de persecución judicial contra CFK. Y su devenir judicial quedó íntimamente vinculado a los movimientos de la causa de la muerte de Nisman.
El 7 de octubre del 2021, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 8 integrado por José Michilini, López Iñiguez y Daniel Obligado volvió a determinar que en el caso Memorándum no hubo delito y sobreseyó a todos los acusados. Pero en septiembre de 2023 otra vez dos jueces de Casación, en esta ocasión Daniel Petrone y Diego Barroetaveña, ambos designados por Macri, revocaron lo resuelto por el TOF 8 y reabrieron otra vez el caso. El 5 de diciembre pasado, la Corte dejó firme esa decisión de Casación que había sido recurrida y allanó el camino para que se haga el juicio de esta emblemática causa de lawfare. La Corte no tiene plazos para resolver y decidió hacerlo el día en que se cumplía un nuevo aniversario del natalicio de Nisman, a un mes del décimo aniversario de la muerte. A juzgar por la tesis de Taiano, la denuncia por el Memorándum hace de móvil del supuesto crimen, por lo que siga en pie la causa contra CFK es clave para el expediente que investiga a la muerte de Nisman.
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Las falencias de la acusación
De acuerdo al informe de Taiano difundido el 10 de enero pasado hay una “participación activa de terceras personas en la muerte del Dr. Nisman, las cuales ingresaron al departamento y, luego de reducirlo, lo trasladaron hasta el baño ubicado en el cuarto principal de la vivienda. Allí, con la intención de simular un suicidio, lo obligaron a colocarse de rodillas y le dispararon en la cabeza, en el horario comprendido entre las últimas horas del 17 y la madrugada del 18 de enero de 2015”. Taiano agrega que “también se verificó que como parte del plan criminal tendiente a simular un suicidio fue necesario facilitar el ingreso al domicilio de un arma con un vínculo verificable que permitiera franquear accesos y controles hasta el Dr. Nisman e inicialmente implantar la duda respecto del fatal desenlace -concepto conocido como ‘arma amiga’-”. Esta última referencia es al arma que le acercó Diego Lagomarsino -estaba a su nombre-, el hombre que trabajaba con Nisman en materia informática y al que Taiano considera un espía inorgánico de la SIDE. Para poder sostener la tesis del homicidio Taiano se toma de un informe escandaloso que realizó la Gendarmería Nacional (GNA) durante el gobierno de Mauricio Macri que concluye que a Nisman lo asesinaron dos personas luego de drogarlo con ketamina.
Luego de la presentación del informe de la GNA, el 26 de diciembre de 2017, en el marco de la causa de la muerte, el juez Julián Ercolini procesó a Lagomarsino por considerarlo partícipe necesario del homicidio. A pesar de que ya pasó una década del hecho aún en Comodoro Py no pudieron señalar a un ejecutor del presunto asesinato. El abogado Manuel Romero Victorica, quien fue abogado querellante en la causa en representación de las dos hijas de Nisman, dio un paso más allá y afirmó a Infobae en una nota publicada este 17 de enero que a su criterio las personas que ejecutaron el homicidio “no deben estar vivos, porque con que haya un arrepentido se cae todo”. Y añadió que el ejecutor “fue alguien muy estrechamente vinculado a las máximas autoridades del gobierno nacional de ese momento. El fiscal Alberto Nisman dijo: ‘Todo pasa por Cristina Fernández de Kirchner’. No lo digo yo, lo decía él”. Inmediatamente, aclaró: “No digo que haya prueba en el expediente de que ella dio la orden”.
¿Y si la orfandad de pruebas que apunten a un asesinato es porque se trató de un autodisparo, tal como invitan a concluir las pruebas reunidas en el expediente?
El dato central en ese sentido surgió desde casi el inicio del expediente: se trata de la autopsia que realizó el Cuerpo Médico Forense (CPM), según la cual “no hay evidencia, desde el punto de vista médico-legal, de un accionar homicida". El CPM es el órgano especializado para realizar ese tipo de estudios. Y ubicó la data de muerte en la mañana del domingo 18 de enero, día en que se registraron visitas a distintos sitios web desde la computadora del fiscal. Los horarios de navegación y posterior muerte son compatibles.
En esa línea, a Junta Criminalística que condujo la Policía Federal estableció que no había terceras personas en el baño al momento del disparo. En el informe de la junta se precisó que “el Dr Nisman habría estado parado junto a la bañera, frente al vanitory, sobre la alfombra, de cara al espejo y con el lateral del torso levemente perfilado hacia la puerta, al momento de producirse el disparo”.
A esto se suma que en el baño no hay huellas de pisadas de terceras personas. Y la puerta estaba trabada por el cuerpo del fiscal. Una serie de interrogantes elementales se hacen inevitables: ¿Cómo hizo el supuesto homicida para disparar en el baño y escabullirse sin dejar una huella? Más complejo aún: siguiendo el estudio de Gendarmería (fuerza para que la que hubo dos homicidas) ¿cómo hicieron dos personas para escaparse de la escena del crimen sin dejar ni una marca? La tesis de que Nisman estaba solo en el baño se complementa con la dirección que tuvieron las manchas de sangre, que cayeron hacia diferentes lados sin que ningún cuerpo de otra persona se interpusiera.
A su vez, el departamento estaba cerrado por dentro. Si hubo un homicida: ¿por dónde ingresó a la vivienda del fiscal? ¿por dónde salió? Tampoco hay rastros de desorden ni de pelea. Ante este vacío de datos, Taiano mencionó este 10 de enero: “No sabemos si los autores del homicidio pudieron haber salido del departamento por la vía de acceso ubicada en la cocina que nadie advirtió (o quiso advertir) durante los primeros momentos de la investigación”. Es curiosa esta especulación ya que los vecinos que declararon como testigos dijeron no haber escuchado nada raro.
Esta perfección que debieron tener los asesinos (a quienes se vincula con servicios de inteligencia) para escapar de la supuesta escena del crimen choca con la torpeza que se le quiere adjudicar a agentes jerárquicos de la exSIDE que se comunicaron el día de la muerte de Nisman desde teléfonos que le son adjudicables.
El escandaloso informe de la GNA y la voz de un experto
Para contradecir el trabajo del Cuerpo Médico Forense mediante un análisis similar tuvieron que pasar dos años. En septiembre de 2017, es decir durante el gobierno de Mauricio Macri, un “estudio interdisciplinario” de la Gendarmería, que no es una fuerza habituada a realizar este tipo de tareas, sentenció que a Nisman lo asesinaron. De acuerdo al trabajo de los gendarmes, Nisman fue drogado con ketamina y asesinado por dos personas, que estuvieron con él en el baño. Ni la querella abonaba la hipótesis de que hubo dos personas. Afirmó que hubo una sola. Clarín llegó a titular: “Para la pericia de Gendarmería, las manchas de sangre demuestran que Alberto Nisman fue asesinado”.
En enero de 2020, El Destape entrevistó al prestigioso perito peruano Juan Edson Santos Lovatón, una de las máximas referencias en lo que hace al estudio de los patrones de manchas de sangre, una disciplina de la criminalística clave para resolver crímenes, quien demolió el trabajo de la Gendarmería. Un dato no menor: el informe de la fuerza que está bajo la órbita de Patricia Bullrich citó como bibliografía uno de los libros escritos por Santos Lovatón.
“Hay patrones de retrosalpicaduras en ambas manos (de Nisman) y el patrón que se indica de retrosalpicadura en el lavabo en el informe de GNA no condice con esa característica por lo tanto hay indicios muy fuertes de que el disparo podría haber sido por mano propia. La experiencia indica que en un escenario con abundante cantidad de sangre es casi imposible que una persona pueda abandonar la escena del crimen sin tomar contacto con la sangre y dejar marcas, huellas de calzado, de pie descalzo. Al apreciar las fotografías del piso de la escena (del baño de Nisman) no aparece ni una sola mancha de contacto. Eso indica que solo hay una causa: solo hubo una persona en la escena, Nisman y nadie más”, señaló Santos Lovatón cinco años atrás a este cronista. “Las apreciaciones deben ser basadas en la evidencia. Lo que vemos y nos dicen las manchas de sangre es que no hubo más personas”, concluyó el experto.
Santos Lovatón es perito criminalístico y analista forense de la Policía Nacional del Perú, reconocido internacionalmente, con 20 años de experiencia en el campo. Es presidente del Instituto Peruano de Ciencias Forenses, miembro de la Academia Internacional de Ciencias Forenses y de la Red Latinoamericana de Entomólogos Forenses. Tal como reconstruyó este medio, el 5 de abril de 2018, el reconocido perito peruano estaba disertando en el Primer Congreso Internacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de la República Argentina cuando de repente lo increparon. Quien le gritó “mentiroso”, desencajado, era el comandante principal Carlos Barrionuevo, médico legista de la Gendarmería Nacional que intervino en el polémico estudio interdisciplinario que realizó esa fuerza. Estaba entre los oyentes y lo tuvieron que sacar del auditorio. ¿Por qué la agresión? Porque Santos Lovatón estaba exponiendo sobre “Serología Forense y Análisis de Patrones de Manchas de Sangre” y criticó en duros términos el trabajo que realizó la institución que respondía entonces y responde ahora a las órdenes de Bullrich -quien fue una de las últimas personas en hablar con Nisman antes de su muerte-. El episodio ocurrió en la sede del Consejo de Médicos de la Provincia de Córdoba. Todo indica que Barrionuevo no tenía noción de a quién estaba criticando: la propia Gendarmería citó como bibliografía en su peritaje al libro del perito peruano, “Análisis reconstructivo forenses por patrones de sangre”. Así se desprende de la página 174 del estudio donde se hace referencia a los “pilares fundamentales de consulta y cita bibliográfica" del trabajo. Es una de las tres obras que se mencionan en el apartado sobre el estudio de las manchas de sangre y el único en español.
Uno de los puntos centrales de discusión del caso Nisman es la interpretación de una mancha de sangre vertical que hay en la zona de lavabo, en el baño. Según como se lea esa marca, se ubica a Nisman de una forma (arrodillado mirando hacia la bañadera, según Gendarmería); o de otra (parada frente al espejo, de acuerdo a la defensa). Esa salpicadura es central porque determina la posición del fiscal. La lectura que hizo de ella Santos Lovatón fue lo que molestó a Barrionuevo dos años atrás. No es para menos: invalida todo el trabajo de la GNA.
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“Ellos dijeron que esa mancha es un patrón de retrosalpicaudra pero no reúne ninguna de sus características. Cualquier perito lo sabe, jamás puede tener ese patrón. Es absurdo”, afirmó el reconocido perito peruano cuando lo contactó este medio en 2020. La retrosalpicadura o Backspatter es la sangre que emerge del orificio de entrada de una herida. “Es una salpicadura de alta velocidad y tiene determinadas característica: provoca gotitas menores a un milímetro, que aparecen en forma de rocío y de distribución radial. No son como las que estamos viendo sobre el lavabo. No se corresponde con el tamaño, patrón ni dispersión”, explicó el especialista. “Esa mancha (la del lavabo) corresponde a otro patrón: es de dispersión lineal, de gran volumen. No hay gotitas de microsalpicaduras allí. Y además presenta filamentos mucoides y espacios de burbujas de aire, lo cual podría orientar al perito de que podría venir de la boca”, agregó. Estas explicaciones cuestionan toda la proyección que hizo Gendarmería.
El policía y biólogo también hizo foco en las imágenes de la mano de Nisman, donde “se ven retrosalpicaduras”. Estos rastros, según el especialista, implican que el fiscal gatilló el arma y no lo hizo otra persona. De hecho aparecen los mismos patrones en las dos manos, lo que choca -una vez más- con la postura de la Gendarmería, que sostuvo que los brazos del fiscal estaban hacia abajo, por el efecto de la ketamina. Esto se complementa con la conclusión del instituto forense del Ministerio Público de Salta, que dictaminó que se hallaron partículas consistentes con residuos de disparo en las manos del fiscal.
La defensa de Lagomarsino pidió en su momento que se cite a Santos Lovatón como testigo en la causa. Ercolini y Taiano no dieron impulso a esa solicitud. Podía derribarles la estructuración del caso.
Hasta el momento del trabajo de la Gendarmería, el único informe que sostenía la tesis del homicidio era el de la querella y chocaba directamente con el trabajo oficial realizado por el CMF. La aparición de la pericia de la Gendarmería aportó el elemento jurídico para impulsar penalmente la tesis del asesinato. No parece casualidad que dos meses después de presentado el estudio, Lagomarsino fuera indagado por Ercolini y un mes más tarde, el 26 de diciembre de 2017, procesado como partícipe necesario de un homicidio. También fueron procesados los cuatro custodios por incumplimiento de los deberes de funcionario público y encubrimiento. Lo que no se halló entonces y tampoco aparece hoy, a 10 años de la muerte del fiscal, es un autor material del presunto asesinato.
Las otras causas: irregularidades en la investigación y lavado
A lo largo de esta década se abrieron diversas causas que corrieron distinta suerte en torno al caso Nisman. Además de la denuncia de Memorándum y la de la muerte en sí se fueron constituyendo otros expedientes.
Según Taiano, “continúan en trámite ocho causas conexas al expediente principal”. Uno de los expedientes paralelos relevantes es en el que Taiano investiga presuntas irregularidades en la investigación de la muerte. Allí, el fiscal apunta al rol de la AFI al momento de los hechos. Taiano utiliza esta causa para justificar que la investigación sobre la muerte no logre tener precisiones sobre los presuntos homicidas.
“A raíz de las irregularidades detectadas en la labor de los funcionarios públicos que estuvieron a cargo de ese procedimiento se dio origen a la causa n° 2053/2015”, indicó Taiano en su informe del pasado 10 de enero. Para el fiscal “la primera hora y media desde que se ingresó al departamento estuvo repleta de entradas y salidas de distintos funcionarios de la Prefectura Naval Argentina y la Policía Federal Argentina al departamento. Hasta el momento no se ha brindado ningún tipo de justificación o asignación a tarea específica que sustente este accionar, que atentó directamente contra la preservación de la escena”. De acuerdo al fiscal “en el departamento de Nisman, es decir la escena del crimen, circularon esa noche más de ochenta personas”.
Por este motivo, Taiano imputó a las máximas autoridades de la Prefectura y la Policía Federal Argentina y apuntó “contra los Secretarios de Seguridad y de Cooperación con los Poderes Judiciales, Ministerios Públicos y Legislaturas del Ministerio de Seguridad de la Nación por las irregularidades advertidas durante el procedimiento”. Entre los imputados se encuentra Sergio Berni, quien era secretario de Seguridad.
Otra causa que se abrió tras la muerte del fiscal es una por presunto lavado de activos. Es que se determinó la existencia de una cuenta sin declarar en el banco Merryl Lynch de Estados Unidos que estaba a nombre de Nisman. Los cotitulares de esa cuenta eran Sara Garfunkel, madre de Nisman; Sandra Ruth Nisman, hermana del fiscal, y Diego Lagomarsino.
Desde EE.UU alertaron por Reportes de Operaciones Sospechosas en esa cuenta del Merrill Lynch Bank. Un reporte fue por un total de U$S 888.690, “que ocurrió entre el 13 de septiembre de 2012 y el 27 de agosto de 2014”. ¿Por qué Nisman tenía una cuenta en EE.UU sin declarar que compartía con su madre, su hermana Sandra y Lagomarsino? A este interrogante se suma que allí había distintos depósitos, entre ellos, uno de U$S 150.000 que realizó el financista Damián Stefannini. Ese giro se recibió el 23 de octubre de 2012. Stefannini está desaparecido desde octubre de 2014. Su vehículo fue dejado en Vicente López, jurisdicción que está bajo la órbita de la justicia federal de San Isidro, por lo que su desaparición la investiga la jueza federal Arroyo Salgado, la exesposa de Nisman.
El caso de la cuenta en EE.UU lo investigó el juez federal –ahora jubilado- Rodolfo Canicoba Corral, quien pretendió citar a declarar a la madre y la hermana de Nisman por lavado de activos. Fue recusado. La causa recayó en el juzgado de Claudio Bonadio, quien frenó lo actuado por su colega de Comodoro Py. La Cámara Federal porteña le había llamado la atención a Bonadio –hoy fallecido- para que avance con la causa. El magistrado se excusó en su momento en que partes del expediente están en la Corte Suprema de Justicia. Este expediente aún sigue en la Corte al día de hoy.
Parece bastante claro que a 10 años de la muerte del fiscal alrededor del caso Nisman hay más interrogantes que respuestas.