El peritaje de los Cuadernos confirmó que hubo intervención de un tercero en la escritura y reveló otras irregularidades

Gendarmería realizó por primera vez un análisis pericial caligráfico de los anotadores originales. El estudio confirmó lo que surgió en una causa paralela, es decir, que si bien los escribió el chofer Oscar Centeno participó otra mano en pasajes puntuales. 

21 de agosto, 2025 | 10.53

Un peritaje caligráfico de los cuadernos que realizó la Gendarmería a pedido de la Justicia confirmó lo que ya se había revelado casi dos años atrás en una causa paralela, es decir, que si bien los anotadores los escribió el ex militar y chofer Oscar Centeno también participó otra mano en la escritura de pasajes puntuales. El trabajo pericial, que por primera vez se hizo sobre los originales, también dio cuenta de un cambio en la forma de escribir de Centeno entre el primer grupo de cuadernos (del 1 al 6) y el segundo (el 7 y 8), que es muy llamativo. Y precisó cientos de tachaduras y correcciones así como otras particularidades como faltantes de hojas en los originales y que, por ejemplo, el anotador Nº 4 tiene su tapa y contratapa al revés y el espiral manipulado.

La División Documentología y Pericias Caligráficas de la Gendarmería realizó un informe pericial caligráfico a pedido del Tribunal Oral Federal Nº 7 (TOF 7), que está a cargo del juicio de los Cuadernos, que se iniciará el 6 de noviembre próximo y que tiene entre los acusados a la ex presidenta Cristina Kirchner. Se trata de otra causa de lawfare contra la ex mandataria, que se montó sobre una operación política, mediática y judicial detonada en 2018 durante el gobierno de Mauricio Macri y que está repleta de irregularidades como la aparición de los cuadernos originales que en teoría se habían quemado justo en la víspera de las elecciones de 2019 en las que Macri estaba complicado.

El informe de la GNA confirma muchas de esas irregularidades, que ya habían surgido en otro expediente que se abrió en abril de 2022 por una denuncia de los empresarios Armando Loson y Gerardo Ferreyra, involucrados en el caso Cuadernos. En aquella causa paralela ya había quedado expuesta la manipulación de los anotadores a través de un peritaje caligráfico realizado por la Policía Federal y otro lingüístico confeccionado por la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, que trabajaron sobre las copias digitalizadas de los cuadernos. En diciembre de 2023, el juez Marcelo Martínez de Giorgi dictó el procesamiento del sargento retirado de la Policía Federal Jorge Bacigalupo por adulterar los cuadernos adjudicados a Centeno. Esa es la mano que en el trabajo de la GNA no tiene nombre pero aparece manipulando los anotadores. El magistrado consideró al expolicía, amigo de Centeno y contacto del periodista Diego Cabot como “autor del delito de encubrimiento agravado” y de “falsificación de documento público”. En abril de 2024, tres jueces macristas le revocaron el procesamiento y la investigación quedó suspendida a la espera de noticias en el caso central de Cuadernos. El reciente resultado de la pericia de la GNA debiera no solo motorizar el juicio de la causa principal sino también aquel expediente paralelo.

Una por una, las irregularidades detectadas en el nuevo peritaje del caso Cuadernos

El peritaje de la GNA, que estuvo a cargo del Comandante Mayor Nelson Víctor Vallejos y de la Segundo Comandante Lilia Patricia Sendra Schamne, ambos calígrafos, y que contó con 7 peritos de parte, respondió a una serie de interrogantes que le realizó el TOF 7. El estudio determinó que:

  • Los cuadernos fueron escritos en gran parte por Centeno pero hay pasajes donde aparece la mano de un tercero (el estudio no lo especifica pero se trata de Bacigalupo). Por ejemplo, su escritura figura en los cuadernos 4 y 7. Escribieron los peritos: “Si bien se identifica la personalidad gráfica de Centeno en los manuscritos que completan los cuadernos físicos (…) existen grafías tales como: ‘Ing. Ferreyra’ (02/12/2008); ‘Armando’ (29/08/2013); ‘Armando’ (10/09/2013); ‘Alem 855’ (25/7/2013) y ‘Alem 855’ (10/9/2013), que no ofrecen la cantidad y calidad de características para permitir la determinación de su autoría”. “La dificultad para la identificación tiene que ver con la falta de espontaneidad con la que se producen en los escritos agregados, sobreescritos, etc, donde el impulso neuromotor es controlado por la voluntad”, agregaron. La palabra “Armando” se usó para tapar el nombre “Marcelo”.
     
  • Las copias digitalizadas son fidedignas de los originales aunque hay faltantes. Por ejemplo, en el trabajo se resalta que “también hay que destacar que faltan archivos digitales de fechas que abarcan desde el 3/10/13 al 17/10/13”.
     
  • Hay faltantes de hojas en los cuadernos originales. El Cuaderno 1, por ejemplo, es un producto de 80 hojas cuadriculadas “pero al contar las hojas indica que contiene 68”. El cuaderno Nº 2 es de 46 páginas pero tiene 42. Esto se repite en casi todos los cuadernos salvo en uno: el Nº7. Allí se da una particularidad con respecto al resto: “El cuaderno original Rivadavia tapa dura de referencia Nº 7 se encuentra con todas sus 50 (CINCUENTA) hojas rayadas pero solo 20 (VEINTE) están escritas”. Además “está en excelente estado de conservación sin signos de manipulación de uso habitual”.
     
  • El cuaderno Nº 4 no solo tiene faltante de hojas sino que tiene la tapa y la contratapa al revés. Como si hubiera sido manipulado en su armado: “En este cuaderno llama la atención la particularidad de tener la tapa y contratapa al revés del desarrollo de las grafías, observándose una alteración respecto de su estado primigenio en uno de los extremos del espiral”, señalaron los peritos. Ese anotador es de “80 (OCHENTA) hojas cuadriculadas, pero no obstante al contar las mismas se comprobó que contiene 52 (CINCUENTA Y DOS)”.
     
  • Hay sobrescritos, testados, enmascaramientos, alteraciones en todos los cuadernos. Hay muchas alteraciones de direcciones y horarios. En el Cuaderno 1 se detectaron 151 imágenes que contienen “actos escriturales de sobreescritos, obliteraciones y tachados”. En el anotador Nº 2 se registraron 153. En el Nº 3, que solo está digitalizado porque el original nunca apareció, hay “217 imágenes que contienen actos escriturales de sobreescritos, obliteraciones y tachados”. En el cuaderno Nº 4 hay 259 imágenes de sobreescritos, obliteraciones y tachados.  En el  Nº 5 (también solo está digitalizado) se registraron 102 modificaciones. En el Nº 6, 188. En el Nº 7, 48 imágenes con alteraciones. Y en el Nº 8, “23 imágenes, que contienen actos escriturales de sobreescritos, obliteraciones y tachados”. En estos últimos por ejemplo "se ocultan mediante sustancia blanca tipo corrector trazos manuscritos con tinta negra, que dice ‘Alem 855’ (donde) decía ‘Grierson’". O “se incorpora un trazo manuscrito con tinta azul donde dice ‘Armando’ (y) decía ‘Marcelo’”.
     
  • Si bien los peritos sostuvieron que es “es técnicamente imposible determinar la antigüedad aproximada de las tintas empleadas, por cuanto las grafías obrantes en los documentos cuestionados se encuentran trazadas con implementos escritores de tinta no evolutiva” se pudo determinar que en los cuadernos originales “existen agregados en los escritos primigenios que corresponden a distintos momentos escriturales (antigüedad relativa)”. Es decir, fueron intervenidos con posterioridad a su escritura original.
     
  • Que hay un salto muy llamativo entre los cuadernos 1,2, 4 y 6 (grupo 1) y los anotadores 7 y 8 (grupo 2). Para los peritos “del examen integral de los ejemplares físicos se desprende que la información materializada en los cuadernos Nros 1, 2, 4 y 6 registra el detalle o descripción temporo-espacial de sucesos; en cambio, en los dos últimos documentos, el contenido informativo expresa circunstancias del qué, quién, dónde y cuándo, incluyendo, además, referencias emocionales en el mensaje”. Es decir, como quedó claro en la causa de Loson, el segundo grupo parece estar dirigido a alguien.
     
  • En esa línea, los peritos destacaron un cambio significativo en la forma de escribir de Centeno entre los primeros cuadernos y los últimos dos (7 y 8). “Se encuentra diferencias de construcciones narrativas, de claridad, y de orden y regularidad entre dos grupos de cuadernos”, resaltaron. ¿Qué detectaron los especialistas? Que “el primer grupo de cuadernos, incluidos los digitales, cuentan con diferencias en construcciones narrativas respecto a los del segundo grupo, observando en estos últimos que hay desarrollo de textos continuos y con mayor claridad caligráfica. Además, en este grupo de cuadernos no se identifican gran cantidad de arreglos y correcciones, separaciones por columnas (hora y km) y uso de líneas rectas para separar cada hecho descripto y se advierte claridad armónica en el desarrollo caligráfico”. En línea con lo que indicó la GNA, un peritaje lingüístico que realizó la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA sobre los cuadernos 4, 7 y 8 en la causa paralela donde se investiga a Bacigalupo precisó que: “En los tres cuadernos se observan procesos de edición, de distinto orden y peso para el desarrollo del texto: agregados, supresiones, tachaduras, sobreescrituras. Estos fenómenos ponen en cuestión que el destinatario sea el mismo sujeto de la escritura, o sea, que se trate de un texto autoreferencial. El nivel de conciencia y el control sobre el contenido y la forma de los cuadernos sólo se justifican si este va dirigido a un tercero". Y se agregó que ya en el cuaderno 4 (período 2008/2009) hay un cambio de destinatario del texto. El relato de ese cuaderno, que en un principio parece un mero registro de viajes, a partir de septiembre de 2008 vira hasta convertirse en un texto de denuncia testimonial. Algo que se consolida en los anotadores 7 y 8, que abarcan los períodos 2013 y 2015.
     
  • Que hubo distintos “instrumentos escritores” en todos los cuadernos. Por ejemplo, en el cuadernos Nº 2 se logró “diferenciar al menos siete (7) instrumentos escritores del tipo bolígrafo y uno (1) tipo roller cartucho tinta líquida color azul para la confección de los escritos asentados en el cuaderno gloria nro. 2”. A esos se suman “al menos seis (6) instrumentos escritores del tipo bolígrafo color negro para la confección de los escritos asentados” en el mismo cuaderno.

¿Y el peritaje lingüístico?

En la causa central de Cuadernos no se ordenó una pericia lingüística como sí lo hizo Martínez de Giorgi en el caso Loson. Ese peritaje que realizó la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA sobre 3 cuadernos digitalizados que son parte de aquel proceso y data de mediados de 2023 fue concluyente. Como informó El Destape, de aquel estudio surge que los textos adjudicados a Centeno fueron amañados, con partes no sólo corregidas, tachadas, sobreescritas y con fragmentos en blanco para ser completados sino también con fuertes indicios de que fueron dictadas o copiadas, con cambios notables en la redacción, escritura de corrido en lugar de anotaciones de un remisero y donde el contenido tenía un objetivo definido de antemano. A lo largo del informe se dejó en claro que Centeno escribió para otra persona y no para él.

El trabajo de la UBA fue un complemento de la pericia caligráfica que hizo la Policía Federal en esa causa, es decir, complementó un estudio similar al de la GNA. Entre muchas definiciones y textuales, se destacó que:

  • Hay diferencias notables en la forma de escribir entre el cuaderno de 2008/2009 (cuaderno Nº 4) y los cuadernos de 2013 y 2015 (los 7 y 8). Se trata de los los únicos 3 analizados esa esa pesquisa que hace foco en la manipulación de los anotadores.
     
  • "En los tres cuadernos se observan procesos de edición, de distinto orden y peso para el desarrollo del texto: agregados, supresiones, tachaduras, sobreescrituras. Estos fenómenos ponen en cuestión que el destinatario sea el mismo sujeto de la escritura, o sea, que se trate de un texto autoreferencial. El nivel de conciencia y el control sobre el contenido y la forma de los cuadernos sólo se justifican si este va dirigido a un tercero", se afirma.
     
  • "No es posible definir un perfil autoral uniforme de los cuadernos, porque los tres evidencian, el menos, dos tipos de intervenciones: las realizadas a posteriori y las que afectaron el proceso de escritura", se destaca.
     
  • Se remarca también como una particularidad la existencia de "espacios en blanco vacíos o completados posteriormente de manera forzada con palabras o frases".
     
  • También se registraron "préstamos de discurso ajeno" en muchos pasajes, lo que indica que a Centeno le podrían haber dictado o pudo haber copiado información.
     
  • Los peritos se encontraron con una escritura continua, realizada en pocas etapas, y no de forma diaria como sería el diario de un remisero.
     
  • En otro pasaje se destaca el proceso de "construcción de evidencia" a través de "la saturación informativa y el detalle excesivo" que no tiene correlación con el texto.
     
  • El contenido de los cuadernos, sobre todo de los del período 2013 y 2015, fue "planificado como unidad", "conforme a un plan y a un objetivo", "no un registro eventual de actividades sucesivas a lo largo del tiempo", "donde el control sobre el contenido no lo tiene el que escribe sino la fuente (sea ésta otro texto escrito o el discurso oral de un tercero)".
     
  • En esa línea se sostiene que los cuadernos peritados "han sido proyectados y planificados con una finalidad que va más allá de ser un registro de actividades de índole personal".
     
  • Respecto al cuaderno de 2015 se señala que "la versión final del texto no fue escrita de una vez, sino que implicó un proceso de corrección posterior".
     
  • "Los indicadores de estadística estilográfica verifican la existencia de sujetos de la escritura diferentes o de textos intervenidos por otros sujetos de la escritura".

Personaje clave: quién es Jorge Bacigalupo

El sargento retirado de la Policía Federal Jorge Bacigalupo era amigo del ex militar Centeno y, según el relato oficial, tuvo los anotadores en custodia porque se los entregó por un tiempo quien fuera el chofer de Roberto Baratta, Nº 2 del Ministerio de Planificación. Siempre según la historia oficial, en ese lapso, Bacigalupo se contactó con el periodista de La Nación Diego Cabot para hacerle llegar el material que luego se publicaría en el matutino y provocaría una razzia de dirigentes políticos y empresarios el 1 de agosto de 2018.

Bacigalupo trabajó “como remisero muchos años, desde 1998 a 2007”, según se presentó con Cabot en una nota que publicó La Nación el 4 de agosto de 2018, apenas tres días después de la difusión del caso Cuadernos. En esa entrevista contó que antes había “tenido taxis”, sin dar mayores precisiones.

Según publicó el propio Cabot en otra nota con Bacigalupo, publicada el 12 de enero de 2020, el sargento retirado “fue el primer eslabón de la investigación periodística que meses más tarde se convirtió en una denuncia judicial”. Es decir, Bacigalupo fue uno de los actores clave de toda esta operación.

De acuerdo a su relato, Bacigalupo se conoció con Centeno cuando ambos trabajaban en una remisería de la localidad de Martínez, partido bonaerense de San Isidro. “Me acuerdo de que cuando empezamos ambos teníamos un Peugeot 405. Luego él lo cambió por el Toyota. En esa remisería se trabajaba para varias cuentas y allí empezó a transportar a gente del ministerio”, narró el policía retirado. No abundó para quiénes trabajaba él.

En diciembre de 2023, este ex policía fue procesado por adulterar los Cuadernos por el magistrado Martínez de Giorgi. Pero en julio de 2024 tres jueces nombrados por Macri en la Cámara Federal porteña revocaron el procesamiento. Pablo Bertuzzi y Leopoldo Bruglia, puestos a dedo en el tribunal revisor por Macri, dictaron su falta de mérito porque los peritajes que comprometieron al ex agente se hicieron sobre copias digitales de los anotadores y no sobre los originales. Mariano Llorens, visitante del expresidente en la quinta de Olivos, fue más lejos aún en su voto de minoría: postuló revocar el procesamiento y enviar el expediente al tribunal de juicio. Estos tres magistrados demoraron 7 meses en resolver la situación procesal de Bacigalupo, vinculado a Centeno y al fiscal Carlos Stornelli, cuando tenían 5 días para dictar una resolución.

Tras el peritaje de  la GNA en el caso central la situación de este expolicía podría complicarse otra vez. Habrá que ver cuán amplio es el blindaje que tiene. Porque el interrogante central es por qué realizó las adulteraciones que ahora vuelven a quedar expuestas en un proceso judicial.